Comparten todos los días -o casi- más que un café, un vino o un pintxito. También repasan la prensa y ponen sobre la barra noticias que han escuchado y comentarios que les han llegado. Ahí están, entre otros Valentín, Patxi, Alberto, Juan Carlos o Asier, gerente del batzoki de Santutxu, una auténtica sinfonía de opiniones que acompasa sin atropellarse sus expertos peritajes de la realidad más cercana, la que pisan todas las mañanas. En la calle Karmelo, por ejemplo, están en obras. Las molestias conviven con las mejoras. Pero al final, como apostilla Asier, “cuando se ve el resultado estamos encantados”. Una idea que patrocina Alberto -de la academia de idiomas sita en la calle Resurrección María de Azkue-, quien compara la evolución del barrio con el vino: “va mejorando con el tiempo”, sonríe.

“Aquí -enfatiza Asier- las cosas de la política se miden en el día a día; y si hablamos es de asuntos como las obras, las farolas, las zonas verdes, los bancos? Los grandes temas como la lucha contra el paro, las pensiones, la integración, la identidad y esas cosas, las dejamos para los de arriba”, señala este santutxuarra de 38 años. De hecho, tal y como acentúa Alberto (argentino de nacimiento y vasco “desde el año de las inundaciones, el 83”, recita), “de elecciones y eso nada. De eso no hablamos aquí. Solo crónica social, la que no perturba a nadie ni molesta a nadie, sin credos ni religiones”, remacha. Pero como todo está relacionado, siempre acaba saliendo algún tema disfrazado de política pero que, una vez analizado, se revela como un asunto de ética (o falta de ella), de justicia (o falta de ella), de integración social (o falta de ella)? “A veces se dicen, y decimos -corrige Asier, sociólogo de formación- auténticas burradas viendo cosas que pasan por ahí, pero después de hablar todos llegamos a la conclusión de que Euskadi es diferente. En Euskadi se trabaja. Aquí no pasan esas cosas porque los políticos son de aquí, son tus vecinos...”.

Ahí radica para este joven una de las claves para entender el escenario que se avecina. A cuatro meses vista y con la precampaña lanzada ya para los comicios locales, forales y europeos del 26 de mayo, el gerente de este establecimiento hostelero se teme que, más pronto que tarde, los ánimos empiecen a encabritarse y la atmósfera preelectoral se contamine. No se refería únicamente a las encuestas y las conclusiones cocinadas sobre las que advertía el presidente del EBB del PNV. A su juicio, las fake news [noticias falsas] también harán acto de presencia. “Entrarán a saco. Pasa con todo. Un dato pequeño se agranda y luego...”, presagia Asier López.

Solventes Entre la militancia jeltzale que a diario se deja caer por este local también preocupa el ruido mediático que hunde sus raíces en suelo español; “un clásico”, dicen, recurrente en época de votaciones en Euskadi. “Y luego está el problema de las redes sociales. Las cosas se comparten pero no nos enteramos de si son verdad o mentira. Y además damos nuestra opinión y no sabemos si ha pasado aquí o no”, agregaba el gerente de Santutxuko Batzokia.

Por eso, como afinaba Ortuzar en el mitin del pasado domingo, no es conveniente relajarse ni regodearse en la autocomplacencia. “Hay que confiar en el trabajo diario para sacar este país adelante y dar respuesta a los vecinos” ilustraba Asier, después de haber cobrado el menú del día a dos turistas japonesas -en Santutxu, sí- y a otras cuatro personas más, asiduas a las mesas de este local que todos los días ofrece postres caseros.

“Todo lo hecho en casa siempre sabe mejor, porque lo haces con cariño porque es para los tuyos. La política es como la cocina: intentas hacer cosas para la gente y que les gusten. Tienes tu esfuerzo y la recompensa suele ser buena. Igual se te quema algún día, pero bueno... Las críticas también son necesarias para mejorar”, equiparaba. En su empinada calle, la que a diario pisotean Valentín o Asier, por ejemplo, no vendría mal un banco (“repositorio” le llama Alberto) para que “la gente mayor” se tome un descanso y no tenga que dar toda la vuelta a la manzana.