- Los talibanes anunciaron ayer que casi han concluido las rondas de consultas para la formación del nuevo gobierno, por lo que esperan que en los próximos días podrán anunciar a los dirigentes que tomarán el mando de Afganistán. Y con ello reactivar la economía en un país que está en una situación límite por la falta de dinero en efectivo.

“Se han completado las discusiones, intercambios de opiniones y consultas del Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) sobre la formación de un nuevo gobierno”, aseguró el portavoz de los islamistas Bilal Karimi. “Se ha allanado el terreno para la formación del nuevo gobierno, que se anunciará muy pronto, en unos días”, agregó.

El portavoz adelantó que hasta el momento la información sobre los nombramientos, en particular sobre la lista de ministros que van a formar parte del nuevo Ejecutivo afgano, no está completa. “Tenemos que esperar ese anuncio”, insistió y remarcó que aún no está claro quién será el jefe de este nuevo gobierno.

Existen rumores de que el mulá Abdul Ghani Baradar, cofundador de los talibanes y el jefe de la oficina política de los insurgentes en Catar, pueda ser el próximo presidente de Afganistán, y que el actual líder de los talibanes, el mulá Hibatullah Akhundzada, esté por encima como una especie de líder espiritual supremo del país. “El mulá Hibatullah Akhundzada es actualmente el líder del Emirato Islámico, pero será prematuro decir quién dirigirá el nuevo gobierno”, dijo. Lo que sí dejó claro el portavoz, es que el nuevo gobierno va a estar dirigido por los talibanes.

Los esfuerzos para la formación de un nueva Administración para el país se aceleraron tras la salida en la noche del pasado lunes del último avión de las fuerzas estadounidenses, y ahora los afganos tienen plena independencia para anunciar su nuevo Gobierno, señaló.

Tras casi dos décadas de ocupación estadounidense, los talibanes tomaron el poder de Kabul el pasado 15 de agosto, culminando una rápida ofensiva que les llevó a controlar las capitales de 33 de las 34 provincias afganas en apenas diez días.

Desde entonces, los combatientes aseguraron en varias ocasiones su intención de formar un gobierno islámico “inclusivo”, que represente a todas las tribus y etnias de Afganistán.

La formación de un nuevo gobierno es clave para volver a echar a andar un país que se encuentra en situación límite y al borde una crisis humanitaria, como advirtió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

Así, un día más, miles de afganos se congregaron frente a los pocos bancos abiertos de Kabul para tratar de retirar de sus cuentas algo de dinero, en medio de una dramática crisis de liquidez con fuertes restricciones desde que el 15 de agosto los talibanes recuperaron el poder en Afganistán. “Hace más de dos semanas que vengo al banco a diario y tengo en mi cuenta 250.000 afganis (unos 3.000 euros), pero no puedo retirarlo debido a la gran cantidad de gente que hay aquí. La gente tiene realmente problemas debido a la falta de efectivo”, explicó Mirwais, frente a una sucursal en Kabul. Desde la repentina toma de Kabul por parte de los talibanes, que cayó sin oposición alguna, la mayoría de las sucursales bancarias permanecen cerradas en la capital afgana y las provincias, y las pocas que abren permiten retirar un máximo de 200 dólares semanales. Ese límite de dinero a cada cliente se impuso por orden del Banco Estatal de Afganistán. Los cajeros automáticos también permanecen fuera de servicio “por razones de seguridad y porque la mayoría de los centros de negocios donde se encuentran continúan cerrados”.

La llegada de los talibanes al poder supuso también el corte de la ayuda internacional, de la que Afganistán depende totalmente, suponiendo alrededor del 43% de su PIB.

Los talibanes solicitaron esta semana el apoyo de la comunidad internacional para poder reactivar una economía muy dependiente golpeada por dos décadas de conflicto, a la espera de ganarse la confianza de los países donantes y los organismos multilaterales. Para ello deberán garantizar el respeto a los derechos humanos, en especial los de las mujeres y las minorías, evitar represalias, apoyar la salida del país de todo afgano o extranjero que cuente con los documentos necesarios o evitar que el territorio afgano se convierta de nuevo en un santuario de grupos terroristas.

Autorización. Funcionarios del Reino Unido y los talibanes mantienen conversaciones para establecer un “paso seguro” que permita la salida de algunos británicos y afganos de Afganistán. Downing Street confirmó que el representante especial del Gobierno sobre la transición afgana, Simon Gass, viajó a Catar y mantiene contactos con destacados representantes de los talibanes para hacer hincapié en la importancia de autorizar la salida de gente de Afganistán. Al parecer, entre 150 y 250 personas con derecho a recibir refugio aún permanecen en Afganistán.

Viaje de Raab. Paralelamente, el ministro de Exteriores británico, Dominic Raab, partió ayer de viaje hacia la “región” en torno a Afganistán para tratar de facilitar la salida de británicos y colaboradores locales que siguen intentando huir del país. Ante un comité parlamentario que analizó su gestión de la crisis, el jefe de la diplomacia británica rehusó ofrecer más detalles sobre esa visita: “Somos siempre muy cuidadosos a la hora de indicar movimientos de viaje debido a las implicaciones de seguridad”, apuntó Raab.

Nuevos ataques. El fracaso de las negociaciones llevó ayer a que se intensificaran los ataques de los talibanes para tratar de capturar la norteña región de Panjshir, la única de las 34 provincias afganas que no se encuentra bajo el control de la formación islamista. Los talibanes lanzaron ayer ataques “desde varias direcciones y áreas de las provincias vecinas de Parwan y Baghlan (...) pero sus ataques fueron rechazados y no tuvieron éxito”, afirmó el Frente Nacional de Resistencia de Panjshir.