La decisión del presidente tunecino, Kais Said, de cerrar el Parlamento y cesar al primer Ministro, Hichem Mechichi, además de a los responsables de las carteras de Defensa y Justicia, es un claro “golpe de Estado” para los principales partidos políticos del país. “Esto es un golpe contra la democracia tunecina y su Constitución. Túnez es la única historia de éxito de la primavera árabe y esta historia no termina aquí”, subrayó en un comunicado difundido por Ennahda, principal fuerza parlamentaria y socio del Gobierno, después del anuncio de Said. El primer ministro tunecino, Hichem Mechichi, declaró anoche aceptar su destitución a fin de evitar convertirse en un elemento “perturbador”.

El mandatario Kais Said anunció ayer el cese del jefe de Gobierno y la suspensión de la Asamblea durante 30 días así como la retirada con efecto inmediato de la inmunidad parlamentaria de todos los diputados “para recuperar la paz social y salvar al Estado”, decisión que la mayoría de fuerzas políticas, así como expertos en derecho, califican de “golpe de Estado”.

Esta formación compartió un vídeo en redes sociales que muestra cómo el Ejército impidió hacia las dos de la madrugada el acceso al Parlamento a varios diputados, incluido el presidente de la cámara y líder del partida islamista, Rached Ghannouchi.

Por su parte, el dirigente de la Coalición islamista Al Karama, tachó de ilegal la iniciativa y pidió a los diputados retomar su puesto a partir de mañana martes y llevar a cabo la destitución del presidente.

Antes de conocerse la decisión del presidente, varias sedes regionales de Ennahda habían sido asaltadas e incendiadas a lo largo del pasado domingo en las diferentes manifestaciones que tuvieron lugar en todo el país para pedir la dimisión del Gobierno y la disolución del Parlamento por su gestión de la crisis del coronavirus y el deterioro de las condiciones de vida. Además de cesar al jefe del Gobierno y suspender el Parlamento durante 30 días, el presidente tunecino retiró la inmunidad parlamentaria de manera inmediata de todos los diputados “para recuperar la paz social y salvar al Estado y la sociedad”.

Peligro inminente

Kais Said aseguró que asumirá la Presidencia del Ejecutivo con ayuda de un nuevo primer ministro, que él mismo nombrará, durante el periodo de transición y defendió hacer uso del artículo 80 de la Constitución que recoge que, en caso de “peligro inminente”, el presidente puede tomar medidas “excepcionales” tras consultar con el jefe de Gobierno y el presidente del Parlamento.

El objetivo, señaló, es garantizar un funcionamiento regular del poder público “lo antes posible” mientras que el Tribunal Constitucional -pendiente de creación desde 2015- debe supervisar dicho proceso y decidir sobre su extensión. Desde comienzos de año, el país magrebí vive un bloqueo institucional después de que el Parlamento apoyara la remodelación del Ejecutivo y de que el presidente se negara a aceptarla, al considerar que no fue consultado previamente y debido a las sospechas de conflicto de intereses que planean sobre algunos de los nuevos miembros.

A eso se añade la crisis económica en el país en los últimos años, agravada por la epidemia, que ha obligado al Gobierno tunecino a pedir ayuda a la comunidad internacional ante la falta de vacunas y de equipos médicos para hacer frente a la cuarta ola de la pandemia del coronavirus, que ya ha causado en total más de medio millón de casos y 18.600 víctimas.

Crítica del parlamento

Ante la decisión adoptada por Said, el presidente de la Asamblea tunecina y líder del partido islamista Ennahda, Rached Ghannouchi, dirigió ayer una reunión virtual de la mesa del Parlamento desde su vehículo, situado frente al hemiciclo y donde llevó a cabo una sentada desde hace varias horas después de que el Ejército le impidiera el acceso al Parlamento.

Los miembros de la mesa mostraron su rechazo absoluto a las decisiones del presidente Said, que calificaron de “nulas” y una grave violación de la Constitución, afirmó Ghannouchi a través de la red social Twitter, en la que compartió una captura de pantalla donde se aprecia al responsable en el interior de su automóvil.

El político desmintió haber sido consultado y haber dado su aprobación, tal y como defiende el mandatario, que aseguró acogerse al artículo 80 de la constitución que le otorga el poder de tomar “medidas excepcionales” ante un “peligro inminente” tras consultar con el jefe de Gobierno y el presidente del Parlamento. Por ello, el organismo pidió al Ejército y a las fuerzas de seguridad “ponerse del lado del pueblo tunecino y respetar su juramento de proteger la Constitución, preservar el Estado y sus instituciones constitucionales (...) y no someterse a ninguna orden contraria al espíritu de la constitución y del Estado de Derecho”. En la misma línea, el presidente del Parlamento tunecino instó a los 217 diputados a continuar su trabajo y rechazar un “régimen totalitario y tirano”, en un mensaje lanzado a varias formaciones políticas como el Movimiento del Pueblo o Corriente Popular que mostraron su apoyo incondicional al presidente.

Mechichi acepta

A última hora de la noche, el primer ministro tunecino, Hichem Mechichi, declaró aceptar su destitución, decretada por el presidente de la República, y aseguró estar preparado para el traspaso “pacífico” de poderes con el fin de evitar convertirse en un elemento “perturbador”. “Me comprometo a garantizar el traspaso pacífico de poderes a la persona que será designada por el presidente, respetando las tradiciones de la vida política en Túnez, y deseándole éxito al nuevo equipo de Gobierno”, afirmó el exdirigente en una carta compartida en las redes sociales.

“La Constitución no me permite disolver el Parlamento, pero no me impide suspenderlo”

Presidente de Túnez