La ONU denunció que al menos 18 personas han muerto y 30 han sido heridas en la represión policial y militar de las protestas pacíficas que tuvieron lugar hoy contra el golpe de Estado en Birmania y en las que se reclamaba el retorno de la democracia.

"En varios lugares en todo el país, fuerzas policiales y militares se han enfrentado a manifestaciones pacíficas utilizando la fuerza letal", denunció hoy en un comunicado la Oficina de la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet.

Según las informaciones recogidas por este organismo, las muertes han ocurrido como resultado de los disparos contra manifestantes en Rangún, Dawei, Mandalay, Bago, Pokokku y Myeik.

En la represión también se uso gas lacrimógeno y distintos dispositivos para aturdir a los manifestantes en la jornada de mayor violencia desde que el pasado 1 de febrero la Junta Militar birmana retomara el poder y empezara una cruenta persecución de los integrantes del gobierno civil derrocado, gran parte de los cuales están detenidos.

Entre ellos está Aung San Suu Kyi, líder de la Liga Nacional para la Democracia, partido que gobernaba el país desde 2015 y que ganó ampliamente las últimas elecciones generales (noviembre), cuya limpieza y transparencia fueron corroboradas por observadores internacionales.

La Oficina de Bachelet afirmó que solo hoy se han detenido al menos 85 profesionales médicos, estudiantes y siete periodistas que estaban en las protestas.

En el mes de manifestaciones se calcula que más de 1.000 personas han sido detenidas de forma arbitraria e ilegal, y que entre ellos hay varios responsables políticos, activistas, miembros de organizaciones de la sociedad civil, periodistas y profesionales médicos.

Algunos de los detenidos están en paradero desconocido, un hecho identificado como crimen de desapariciones forzadas.

Pese a que el país tenía un gobierno civil, los militares se habían reservado buena parte del poder y puestos claves en el gobierno antes de empezar a ceder el poder.

Una portavoz de Bachelet denunció que desde el golpe de Estado las fuerzas de seguridad han ido aumentando sus ataques contra la oposición y los ciudadanos que salen por decenas de miles a las calles en distintas ciudades del país para expresar su rechazo a la asonada militar y exigir la libertad de los presos políticos.

En la mayoría de casos no se ha respetado ninguna forma de debido proceso y las detenciones responden "al simple hecho de ejercer los derechos humanos de libertad de opinión, expresión y reunión pacífico", sostuvo la ONU.

"Condenamos con firmeza la escalada de violencia contra las protestas en Birmania y pedimos a los militares que cesen de inmediato de utilizar la fuerza contra manifestantes pacíficos", señaló la ONU.