Un nuevo ataque perpetrado por los rebeldes ugandeses de las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF) dejó este fin de semana al menos veintiún muertos y veinte desaparecidos en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC), según informaron hoy organizaciones que trabajan en la zona.

El ataque se produjo en la noche entre el viernes y el sábado en la zona de la localidad de Lisasa, en la provincia congoleña de Kivu del Norte, según confirmó este domingo el barómetro Kivu Security, un proyecto conjunto de Human Rights Watch (HRW) y el Grupo de Estudios sobre el Congo.

La incursión de los insurgentes de las ADF, grupo que tiene vínculos con el grupo terrorista Estado Islámico (EI), dejó al menos 21 muertos y 20 personas desaparecidas.

"Esto lleva a al menos 659 el número de civiles muertos en ataques atribuidos a las ADF en Kivu del norte desde hace un año", señaló Kivu Security a través de Twitter.

Muy cerca de la zona golpeada esta ocasión, otra incursión sangrienta de los rebeldes ugandeses había dejado ya otros 24 muertos en la localidad de Baeti en la noche entre el miércoles y el jueves pasados.

Dicho ataque fue reivindicado unos días después por el EI, según difundió la agencia de propaganda del grupo yihadista Amaq.

Las ADF empezaron su campaña violenta en 1996 en el oeste de Uganda como contestación política al régimen del presidente ugandés, Yoweri Museveni, al que acusaban de ir contra los musulmanes, pero el Ejército forzó su repliegue a la frontera con la RDC.

Desde allí realizan incursiones en territorio congoleño, que en los últimos tiempos han aumentado en frecuencia y brutalidad.

Su programa es difuso, más allá de una posible conexión con la organización yihadista Estado Islámico y un "modus operandi" consistente en atacar y ocultarse gracias a una geografía montañosa, que les permite escapar a las operaciones del Ejército congoleño y de la misión de Naciones Unidas sobre el terreno, la MONUSCO.

El noreste de RDC lleva años sumido en un conflicto alimentado por las milicias rebeldes y los ataques de soldados del Ejército regular, pese a la presencia de la fuerza de paz de la ONU, que tiene desplegados a más de 15.000 efectivos en el país.