- Turquía ha empezado a liberar miles de presos para descongestionar sus cárceles ante el avance del covid-19, causando controversia por la puesta en libertad de varios jefes mafiosos, mientras que periodistas, políticos y activistas de la sociedad civil siguen entre rejas.

La espectacular salida de prisión en la noche del jueves en Ankara del jefe mafioso ultranacionalista Alaattin Çakici, escoltado por cientos de coches con sus seguidores, fue criticada el viernes por representantes de la oposición y organismos de derechos humanos.

Estos alertan de que el gobierno conservador islamista del presidente Recep Tayyip Erdogan usa la pandemia como excusa para sacar de la cárcel a convictos vinculados con miembros del ejecutivo y sus aliados.

Çakici, de 67 años, estaba en prisión desde 2004 por delitos de crimen organizado y lavado de dinero, pero también había sido ya condenado por su participación en el asesinato de 40 personas y por ordenar el asesinato de su propia exmujer.

El mafioso está vinculado al partido ultranacionalista MHP, aliado del AKP en el Parlamento. El líder del MHP, Devlet Bahçeli, había abogado en el pasado por la liberación de Çakici, a quién describe como “valiente” y “enamorado de su patria y sus ideales”.

En un carta manuscrita publicada a través de su abogado, el mafioso agradece a Bahçeli su apoyo y lo considera un “gran líder de los turcos en el mundo”, mientras que expresa a Erdogan su “profundo respecto en nombre de todos los amigos convictos”.

Otro de los mafiosos liberados es Erol Evcil, conocido como el rey de las aceitunas por un imperio de aceitunas que construyó, con dinero fraudulento. Fue condenado en su momento por lavado de dinero, pertenecer a crimen organizado y por ordenar asesinatos.

“Líderes de grupos criminales y mafias son liberados por orden de un líder de un partido político. Recuerden que Bahçeli hizo campaña para soltar a Çakici”, denunció Yildirim Kaya, vicepresidente del partido socialdemócrata CHP. “Mientras tanto, periodistas, parlamentarios y alcaldes son encarcelados”, criticó.

La nueva reforma deja en libertad condicional a quienes han cumplido ya la mitad de su pena e impone arresto domiciliario en otros casos, aunque excluye a condenados por terrorismo, asesinato, tráfico de drogas o abuso sexual.

El argumento del gobierno de liberar en total 90.000 presos es reducir el riesgo de transmisión del virus, que ha contagiado en cinco cárceles a 17 presos, de los que tres han fallecido.

Sin embargo, la medida no incluye a decenas de diputados del partido izquierdista prokurdo HDP, reporteros o activistas, todos juzgados bajo la acusación genérica de terrorismo aunque sin relación con delitos violentos. “Es una amnistía para que el AKP y MHP perdonen a quien quieran. Aprovecharon la covid-19. Nuestro expresidente Selahattin Demirtas, nuestros parlamentarios y periodistas críticos no están en su lista de indultos”, denuncia Saruhan Oluç, un portavoz del HDP.

“Los periodistas que nunca han tocado un arma permanecen en prisión, mientras que Çakici, condenado por crimen organizado, es un hombre libre”, señaló Sebnem Arsu, periodista y activista.