María de Jesús Jaime Zamudio, estudiante del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de 19 años, falleció en enero de 2019 tras caer de un quinto piso. No se trató de un accidente ni de un suicidio como intentó disfrazarse. Fue un feminicidio. Marichuy, como era conocida, sufría acoso por parte de un profesor. Un día fue agredida en su apartamento por éste y otro estudiante. Dos compañeras los encubrieron. Cuatro años después, todos ellos siguen en libertad. "Tenían su caso en el olvido y tapado para que nadie se entere de que en México te matan tus propios maestros en la universidad", explica su madre, Yesenia Zamudio, en conversación telefónica. La mujer se ha convertido en uno de los rostros de la indignación que recorre México desde hace un año. Con su incasable lucha, ha conseguido que el caso de su hija sea reclasificado como feminicidio. "Esperemos que al fin se haga justicia", confía.

Las mujeres mexicanas han convocado a un paro nacional para mañana por los casos de feminicidios, la violencia sexual y el acoso que sufren cada día miles de mujeres en el país. Una violencia que lejos de decrecer, va en aumento. Solo en 2019, se registraron un millar de feminicidios en un país en el que el 93% de los delitos quedan impunes. "Nos han tenido censuradas. La violencia está normalizada y se termina revictimizando a las mujeres. Se fomenta el odio hacia las mujeres e, incluso, se promueve porque no hay castigos ejemplares. ¿Cómo no vamos a estar enojadas? Estamos que lo quemamos todo. Hemos hecho marchas pacíficas con más de 5.000 mujeres que salimos a las calles y eso no salió en los medios. Pero si prendemos un cerillo (cerilla), lo hacen enorme: Las feminazis quisieron quemar el Zócalo", lanza Zamudio.

"Somos madres, mujeres, personas, y nos tratan como si fuéramos delincuentes, cuando la violencia la genera el propio sistema, la misma sociedad, el mismo gobierno. A nosotras, que estamos en contra de la violencia, nos golpean, nos criminalizan y nos exhiben en los medios de comunicación como si fuéramos delincuentes, fomentando el odio de la misma sociedad hacia nosotras", agrega la mujer. La madre de Marichuy se dio a conocer recientemente fuera de México por un vídeo que se hizo viral en redes sociales. "¡A mí me mataron a mi hija! Soy una madre empoderada y feminista y estoy que me caga la chingada. Tengo todo el derecho a quemar y a romper. No le voy a pedir permiso a nadie", decía con un visible enfado durante una protesta por la muerte de Ingrid Escamilla, una joven de 24 años asesinada en febrero por su pareja en la Ciudad de México.

La publicación de las fotos de su cadáver prendió una vez más la llama de la indignación contra los medios de comunicación y el gobierno de la ciudad por la filtración de las imágenes. "Estamos pidiendo respeto a los cuerpos de las víctimas, que no se utilice el cuerpo de la mujer como un objeto de consumo. Por un lado de la página aparecen cuerpos de mujeres desnudas, como consumo, y por el otro el cuerpo de una mujer asesinada como trofeo. Ese es el mensaje que se está lanzando a la sociedad", lamenta Zamudio, quien fue agredida por varias policías durante una protesta en el periódico La Prensa, uno de los medios que difundió la imagen.

El grito de indignación de esta madre refleja el momento actual que vive México, la ruptura del silencio sobre la violencia que sufren las mujeres. Son muchas quienes están sacando su rabia contenida a las calles desde hace meses para decirle al mundo que la situación es insostenible. "Ser mujer en México es vivir con miedo. Levantarte y vestirte pensando que con esta ropa te pueden decir algo en la calle o tu jefe puede pensar que le provocas. Salir a la calle, pasar muchos peligros en el transporte público y no saber si vas a regresar", ilustra Blanca Juárez, activista feminista y periodista mexicana.

Un año de protestas El 22 de marzo fue el nacimiento del #Metoo mexicano cuando mujeres denunciaron violencia sexual en el ámbito literario. A partir de entonces, miles de mujeres mexicanas se levantaron contra quienes las habían acosado en el ámbito laboral, cinematográfico, musical, académico y periodístico. Eloísa Farrera fue una de ellas. Después de tres años de acoso y hostigamiento, denunció a uno de sus jefes en el periódico Reforma. Fue despedida y, un año después, en pleno auge del movimiento #Metoo, escribió un tuit explicando todo lo que había vivido. "En su momento presenté la queja a nivel interno en el periódico, decidí apostarle a esa instancia interna, pero lo único que recibí fue más acoso laboral y revictimización. Finalmente, terminó en el despido. Lo cual me decepcionó, porque me había formado y había trabajado en ese periódico durante diez años. Cuando me despidieron, presenté una demanda por la vía laboral que sigue en curso y entonces se dio el #Metoo", cuenta la periodista.

"Al principio estaba dudosa de hacer público mi caso, pensaba seguir por la vía institucional, pero finalmente lo hice porque veía el miedo de muchas mujeres de hacer público su caso, la cantidad de injusticias que había, y lo hice con mi nombre por toda la crítica que había hacia las denuncias confidenciales". La respuesta fue inmediata. Menos de 48 horas después, su anterior director fue despedido. "Surtió más efecto un tuit que la vía institucional", lamenta. Mañana Eloísa hará huelga. "Es un día de reflexión, un día de sororidad, es un día de decir que estamos sin estar, muy necesario. Paro por todas las mujeres en México y espero que esto contribuya a que se respeten nuestros derechos y que se deje de lado la impunidad", pide.

La colectiva Periodistas Unidas Mexicanas (PUM) sitúa el #Metoo como "el primer gran momento" de la ruptura del silencio. "Las protestas no han cesado desde entonces. Hemos visto en el último año una formación de colectivas impresionante en México. En Sonora, recientemente, incendiaron el Palacio de Justicia. Eso es la mayor representación de que no existe un acceso a la justicia para las mujeres. Ha sido un año para visibilizar la violencia hacia las mujeres", cuenta María, de PUM. Otro momento álgido se dio entre julio y agosto del año pasado, cuando se presentaron las primeras denuncias contra policías de la Ciudad de México por agresiones sexuales. El 6 de agosto, una joven menor de edad denunció que cuatro policías la subieron a una patrulla y abusaron sexualmente de ella. Entonces, las mujeres tomaron las calles bajo el lema: No me cuidan, me violan. Luego fue el 25 de noviembre y de nuevo el pasado febrero tras los asesinatos de Ingrid Escamilla y Fátima Cecilia Aldrighett Antón, de siete años. En todas las protestas las mujeres mostraron su indignación con pintadas en paredes y monumentos emblemáticos.

Y la respuesta de las autoridades no hizo más que enfurecerlas más. Tanto el Gobierno federal, como el de la Ciudad de México y los medios de comunicación criticaron su forma de actuar. Incluso, la policía les lanzó gases lacrimógenos. Mientras, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, no solo no ha presentado ningún plan contra la violencia de género, sino que ha minimizado el problema y ha culpado a sus predecesores e, incluso, al capitalismo. "La respuesta de las autoridades ha sido nefasta y eso ha prendido más la llama. Hemos visto cómo el presidente exhibe su completa ignorancia e insensibilidad hacia las mujeres. Ha decepcionado a sus votantes y a gente de izquierdas que estuvo en su momento con él. Y se ve en la bajada de popularidad", explica María, de PUM. "El señor Obrador no sabe ni de lo que habla, desconoce lo qué es la perspectiva de género, no entiende que nuestra lucha es por la supervivencia", coincide Yesenia Zamudio, quien defiende la actuación de las mujeres.

"Era necesario y urgente. En México están matando mujeres por el solo hecho de serlo. Y sí sirve rayar las paredes, los monumentos, porque solamente así nos voltearon a ver, ahora se habla del tema. Pero que quede claro: no manchamos las paredes, como nos critican, estamos pidiendo auxilio internacional", concluye la mujer.

las cifras

Feminicidios. El año 2019 fue uno de los más sangrientos para las mujeres en México; se registraron 1.006 feminicidios. Una cifra que podría superarse este año, ya que solo en los primeros 48 días de 2020, 265 mujeres han sido asesinadas por el hecho de ser mujeres -20 de ellas tenían menos de 14 años-.

Por estados. Los cincos estados con más delitos relacionados con feminicidios en 2019 fueron Veracruz (157), Estado de México (122), Ciudad de México (68), Nuevo León (67) y Puebla (58).

Impunidad. El 93% de los delitos en México no son denunciados o investigados, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Violencia sexual. El 89.5% de las mujeres han sufrido algún tipo de violencia sexual. Asimismo, el 42% de estas agresiones físicas y sexuales suceden en las casas, escuelas y oficinas.

Acoso. Un sondeo publicado por el colectivo Periodistas Unidas Mexicanas (PUM) hace justo un año indicaba que el 73% de las mujeres periodistas ha sido víctima de acoso, hostigamiento o agresión sexual.

Feminicidios

3.751

Según la ONU, de 2015 a 2019 se cometieron 15.804 asesinatos de mujeres, de los cuales 3.751 fueron investigados como feminicidio, es decir un 23.7%. En 2019 fueron asesinadas 3.825 mujeres, de los cuales 1.006 casos son investigados como feminicidio.

"Nos han tenido censuradas. La violencia contra las mujeres está normalizada. ¿Cómo no vamos a estar enojadas?"

"Somos madres, mujeres, personas, y nos tratan como si fuéramos delincuentes"

yesenia Zamudio

Defensora de Derechos Humanos

"Paro por todas las mujeres en México. Es un día de reflexión, un día de sororidad, es un día de decir que estamos sin estar, muy necesario"

"El presidente exhibe su completa ignorancia y su insensibilidad hacia las mujeres"

Eloísa Farrera

Periodista mexicana