DICEN que una de las experiencias más estresantes en la vida es una mudanza. Otra podría ser el Brexit. Silvia González -que colabora desde Newport (Gales) con The3Million, un lobby preocupado por los derechos ciudadanos tras la salida de Reino Unido la UE, ha padecido ambas. La primera, hace cuatro años y medio, cuando se instaló con su marido en con su marido en Gales; la segunda está resultando "agotadora", porque el Brexit no se ha cerrado aún y presenta "enormes incertidumbres" para los extranjeros que viven en este país.

Silvia cambió en 2015 un puesto de funcionaria por otro empleo público en el Ayuntamiento de Newport, donde la mayoría de sus vecinos votaron a favor de este divorcio.

Recuerda que la campaña del referéndum de 2016 fue "tensa", con tonos xenófobos al final, pero reconoce que no se esperaba la victoria de los "brexiteros". "Al día siguiente me despertó mi marido muy pronto para darme la noticia. Fue un shock y lo primero que pensé fue en las repercusiones que esto podía tener para mucha gente que no pudo votar, como los europeos que vivimos aquí y los británicos expatriados", relata.

En concreto, un Brexit sin acuerdo, salvaje, podría mandar al limbo el estatus legal en el Reino Unido de unos tres millones de europeos.

Como colaboradora de The3Million casi desde el principio, Silvia ha estado en contacto permanente con las autoridades británicas y europeas, y con British in Europe, su grupo "espejo" en el continente. Reconoce "avances", aunque pero el proceso "es muy lento", lamenta.

De momento, el acuerdo de salida pactado por el primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, con la UE -pendiente de ratificación- prevé que aquellos que lleven más de cinco años en el país podrán obtener el "estatus de asentamiento permanente" o la doble nacionalidad. El resto deberá solicitar el "estatus de preasentamiento" a través de un proceso relativamente fácil, pues se puede efectuar con una aplicación del teléfono móvil o en las misiones consulares.

El problema, expone Silvia, es que hay que realizar una solicitud para obtener el estatus migratorio, "pero si no lo haces, por el motivo que sea, o te deniegan el estatus, pierdes tus derechos, no los tienes garantizados de forma automática". Si vence el plazo para hacer los trámites "te puedes convertir en un inmigrante ilegal, sin derecho a trabajar, a acceder a una vivienda, a abrir una cuenta bancaria. Te pueden deportar", advierte.

El madrileño Álvaro Alonso, es miembro del grupo Movimiento Democracia en Europa 2025. Este enfermero -doctorado en Política Sanitaria y Salud Pública- pone nombres a esos políticos que no calcularon las consecuencias: Johnson llenó "de mentiras" la campaña del referéndum; El eurófobo Nigel Farage fue un "payaso haciendo payasadas"; y el entonces "premier" conservador David Cameron abandonó el barco a las primeras de cambio.

Vive en Londres desde 2018, y le causó "shock y tristeza" que el 52% del electorado británico votara a favor de esta separación. "Vas por la calle y piensas: esta gente no me quiere aquí porque soy un inmigrante", lamenta. Casado con un escocés desde 2008 -y pese a haber conseguido la doble nacionalidad-, le afecta pensar que no vive en la sociedad supuestamente multicultural que el Reino Unido quiere proyectar al exterior.

Álvaro describe el perfil del partidario del Brexit como "blanco, mayor y con bajo nivel educativo. Muchos de ellos reciben subsidios sociales". En su opinión, se trata del caldo de cultivo perfecto "para que un atajo de charlatanes les convenciera. Gente vulnerable e insatisfecha", critica.

Entiende que exista cierto descontento ciudadano con la UE y el "establishment", pero el Brexit ha sacado a la superficie "cosas que no se veían antes" como el nacionalismo, el extremismo, el racismo. "Esta gente ha vivido en los laureles, pensando que siguen en la época colonial cuando eran los dueños de medio mundo y tenían muchísimo poder. Buscas ahora en Google la asociación de cirujanos cardiovasculares y ves nombres árabes, griegos, españoles y algún inglés", pormenoriza.

Los inmigrantes de los que se habla en la calle -sostiene-, los que dicen que "roban" los empleos a los de aquí, son los que "conducen sus autobuses, cuidan de sus mayores o construyen sus casas (...) Son esos, pero también somos los que enseñamos a sus médicos en las universidades, los que pilotan sus aviones. Ahora empiezan a darse cuenta. El Brexit está siendo un baño de realidad porque vivían en una nube que ya no existe", subraya.

Entre la espada y la pared Tampoco tienen mejor opinión de los políticos británicos la mayoría de sus compatriotas que viven en España. Los británicos de San Fulgencio (Alicante) -el municipio de España con mayor número de británicos empadronados- ya no tienen confianza en los políticos ingleses y "dudan" de todo lo que les oyen decir por televisión. "Hay tristeza y la gente piensa ¿qué hemos hecho?", afirma Darren Parmenter, londinense y concejal delegado de Relaciones Internacionales y Turismo del pueblo. Muchos de estos compatriotas se sienten "atrapados" en España ya que si dejan de disfrutar de la Sanidad pública, no podrán pagar un seguro privado y se verán forzados a regresar a su país. "Entre la espada y la pared" están buena parte de estos nuevos 'alicantinos' que nunca intuyeron que podrían pasar a ser no comunitarios, según la inglesa Samantha Hull, concejala de Asuntos Sociales en San Fulgencio.

La mayor parte de la colonia local son pensionistas que pasan muchas horas al día relajadamente en asociaciones, clubes de actividades y bares, "y allí no paran de darle vueltas a los rumores que circulan, muchos de ellos muy lejos de la realidad".

"Eso hace que estén muy preocupados y que lleguen a sentir vergüenza de lo que ocurre. Muchos piensan que el Reino Unido era un país importante en el mundo pero que, desde el referéndum, se ha convertido en "una broma". Así, indignados, enfadados y avergonzados con los políticos del Reino Unido por empujar a su país lejos de la UE, viven el Brexit los británicos del municipio.

Parmenter y Hull formaron parte de la candidatura del PSOE que se hizo con el triunfo en las últimas elecciones -en buena parte gracias a los votos de la colonia británica- encabezada por José Sempere.

El posible regreso a su país de una parte de los vecinos "inquieta" a Sempere, que destaca la "riqueza económica y cultural" que aporta esta colonia de británico antibrexit, cuyos miembros "se vuelcan" en labores sociales, como en el reciente episodio de gota fría con sus aportaciones y labores solidarias.