Bucarest - El 22 de diciembre de 1989 entró en escena el hombre que lideraría la transición de Rumanía como nuevo presidente de Rumanía. Era Ion Iliescu. "Hizo un discurso muy prometedor y propuso que nos reuniéramos todos a las 17.00 en el Comité Central", recuerda Gelu Voican Voiculescu, quien estaba presente en la reunión y que sería después viceprimer ministro. Iliescu, crítico de Ceausescu, veterano militante comunista y uno de los miembros más respetados del PCR, salió por la tarde al balcón del Comité Central en Bucarest. "El proceso es irreversible", proclamó acompañado del jefe del Estado Mayor del Ejército. "¡El Ejército está con nosotros!", coreaba la multitud.

Pese a que los Ceausescu habían sido detenidos, tiradores anónimos de élite seguían matando a manifestantes. Según la versión más aceptada hasta ahora, los llamados "terroristas" eran tropas especiales de Ceausescu y seguían un plan clandestino de lucha en caso de que el régimen fuera atacado. Sin embargo, tras una investigación de casi tres décadas, Iliescu (89 años) y Voican (78) se enfrentan a un proceso que juzga su responsabilidad en las más de 800 muertes nunca esclarecidas que ocurrieron entre el 22 de diciembre (día en que Ceausescu perdió el poder) y 25 (día de su ejecución). De hecho, ni Iliescu ni el Consejo del Frente de Salvación Nacional (CFSN) con el que tomó el poder no han esclarecido nunca lo ocurrido entonces. En el proceso, que comenzó hace un mes en Bucarest en medio de una gran expectación mediática, ambos líderes están acusados de crímenes contra la humanidad.

Según la Fiscalía, el CFSN fomentó un ambiente de "psicosis" en torno a los supuestos "terroristas" con mentiras difundidas por televisión y órdenes militares contradictorias, lo que generó numerosas situaciones de "fuego amigo" y "caos" y habría ayudado al grupo a consolidarse en el poder. Esa política desembocó en una violencia armada indiscriminada con numerosos muertos, al tiempo que, de facto, convirtió a la llamada revolución en una especie de golpe de Estado, según los fiscales.

Ejecución Miembro del partido comunista y crítico con Ceausescu, Iliescu lideró el Frente de Salvación Nacional que se hizo cargo de la transición rumana tras el alzamiento popular que acabó con la ejecución del líder y su esposa y la caída del comunismo en Rumanía. Junto a Iliescu y Voican se sienta en el banquillo de los acusados el que fuera jefe del Ejército del Aire Iosif Rus, acusado de cambiar los distintivos de los helicópteros de uno de sus regimientos para hacer que otros efectivos militares abrieran fuego contra ellos. Cuarenta soldados y ocho civiles murieron en el aeropuerto bucarestino de Otopeni en ese episodio, según la acusación. Durante el juicio, Iliescu ha reconocido que lo correcto hubiera sido establecer un tribunal especial para juzgar a Ceausescu, sin embargo, "no tuve tiempo para eso", se ha justificado. "Era necesario poner fin a la pérdida de vidas humanas, se vio que después del juicio y la ejecución cesaron todos los enfrentamientos militares. La decisión fue correcta", ha argumentado.

Hasta el momento, solo una treintena de personas -ninguna de máxima responsabilidad- han sido condenadas por la violencia contra civiles, mientras que las víctimas se quejan del abandono por parte del Estado. - Efe