Bruselas - Los gobiernos de Berlín y Roma han recibido con preocupación los resultados electorales de este domingo en las regiones de Turingia y Umbría, respectivamente. Estos comicios no solo evidencian el poderoso auge de la extrema derecha, sino la debilidad de los partidos de Gobierno de Italia y Alemania, cuyas coaliciones podrían peligrar tras perder fuerza a nivel local.

La Liga de Matteo Salvini se ha hecho con el gobierno de Umbría, bastión de la izquierda durante 50 años, liderando una coalición con la Forza Italia de Berlusconi y los ultraderechistas Hermanos de Italia.

Salvini pasó a un segundo plano de la política italiana este verano cuando perdió la cartera de Interior y la posibilidad de convertirse en el nuevo primer ministro. Sin embargo, el líder de la Liga sabía que las próximas citas electorales serían el escenario perfecto para demostrar el respaldo que aún tiene del pueblo italiano y hacer tambalear la legitimidad del nuevo Gobierno formado por el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y el Partido Democrático (PD). No falló en su primera cita con Umbría y aunque todos los pronósticos ya auguraban la victoria de Donatella Tesei, exalcaldesa de la Liga, cuya coalición obtuvo el 57,7% de los votos, el descalabro de Vicenzo Bianconi, candidato de la coalición del M5S y PD, que ganó poco más del 37%, fue un duro golpe para el Ejecutivo en Roma.

Segundos en Turingia En las elecciones estatales en Alemania, dos partidos a la derecha y la izquierda de los tradicionales democristianos y socialdemócratas obtuvieron más de la mitad de los votos en el estado de Turingia, antigua región de la República Federal Alemana.

El partido de izquierda Die Linke ha logrado ganar en el estado federal de Turingia con el 31% del voto -gracias a la popularidad de su primer ministro estatal Bodo Ramelow-, aunque los números no le dan para reeditar su gobierno con socialistas y verdes.

Las elecciones estatales en este estado, al este de Alemania, la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), ha conseguido hacerse con el segundo puesto con un 23,4%, doblando los votos logrados en 2014 y poniéndose por encima de los democristianos de Merkel, lo que deja bien tocada a la coalición de Gobierno del Bundeskabinett (el Ejecutivo federal de Alemania).