BRUSELAS. La candidata del Consejo Europeo para presidir la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció ayer que dimitirá mañana como ministra alemana de Defensa “independientemente del resultado” de la votación de hoy en la Eurocámara para ratificar su designación. Y es que los eurodiputados votan hoy en Estrasburgo si quieren que Ursula Von der Leyen sea la nueva presidenta de la Comisión Europea. Aunque la alemana ya tiene despacho en la capital comunitaria, Von der Leyen no cuenta con el respaldo de todas las familias políticas europeas ni con el apoyo de su propio país, donde levanta recelos. Ayer lunes arrancó una sesión plenaria del Parlamento que, independientemente de su resultado, será histórica. Si todo sale según lo planeado, hoy martes Ursula von der Leyen se convertirá en la primera mujer al frente de la Comisión Europea. Todo lo que necesita la candidata nominada por el Consejo es lograr el apoyo de la mayoría de 747 eurodiputados -es decir al menos 374 síes- para recoger el testigo de Jean-Claude Juncker, actual jefe del Ejecutivo comunitario, a partir del próximo 1 de noviembre. Sin embargo, la política democristiana no las tiene todas consigo y deberá emplearse a fondo en unas negociaciones previas a la votación que marcarán el curso de su posible Presidencia e, incluso, de la compleja situación política de su país.

Los progresistas le dan el ‘no’

La primera aproximación a las cuatro familias proeuropeas representadas en la Eurocámara por parte de la democristiana no fue tan bien como cabría esperar. Los Verdes y la Izquierda Unitaria (GUE/NGL) mostraron su rechazo frontal a la candidatura de Von der Leyen que no supo “seducir” a los sectores más progresistas del hemiciclo comunitario con unas “medidas insuficientes” en materia de medioambiente y su “propuesta de militarización” y “políticas neoliberales” para el futuro de la UE. Von der Leyen no contará con el apoyo de los 115 eurodiputados más progresistas de la Eurocámara en la votación. Mientras que el grueso del Partido Popular Europeo (EPP, por sus siglas en inglés), su propia familia política y la más numerosa en la Eurocámara con 185 parlamentarios, apoyará a la alemana, el resto de familias políticas permanecían ayer como una incógnita a falta de un día para la votación.

Los problemas aritméticos y juegos de equilibrios, sin embargo, tendrán un denominador común que permitirá a Von der Leyen decantar la balanza de sus apoyos en favor de proeuropeos o euroescépticos. Todo girará en torno al Estado de Derecho. Durante los tres últimos años, la Comisión Europea, con el vicepresidente Frans Timmermans a la cabeza, ha iniciado una cruzada contra los “socios díscolos” como Rumania, Polonia o Hungría por sus constantes amenazas al Estado de Derecho y la separación de poderes en sus respectivos países.

La incognita Timmermans

Bajo la presidencia de Von der Leyen, Timmermans repetirá en el cargo de vicepresidente. Sin embargo, la potencial presidenta aún no ha desvelado el grado de compromiso con la defensa del Estado de Derecho que caracterizará su legislatura. Los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), con 62 eurodiputados que incluyen a los ultracatólicos polacos del PiS o la ultraderecha de Vox; e Identidad y Democracia (ID), el grupo de extrema derecha de Salvini y Le Pen que cuenta con 73 escaños, aún no han decidido su posicionamiento en la votación. El discurso inicial de la candidata ante el Pleno será crucial para terminar de determinar el voto de muchos indecisos. Los Conservadores retrasarán su decisión hasta ese mismo momento. Mucho de ello dependerá también de si Beata Szydlo, ex primera ministra polaca, consigue hacerse con la Presidencia de la comisión de Asuntos Sociales y Empleo que le fue arrebatada tras el cordón sanitario aplicado por Socialdemócratas y Verdes la semana pasada, un movimiento que desde ECR calificaron como “antidemocrático”.

Su postura con Polonia, el principal socio de los Conservadores, también será determinante para lograr un apoyo del grupo de euroescépticos. Por su parte ID, asegura que es “extremadamente difícil” que apoyen a Von der Leyen si continúa con la tendencia de Frans Timmermans de “intervenir en la soberanía de los Estados miembros”. Aunque Von der Leyen no estaría especialmente interesada en recibir estos apoyos, sus aliados naturales, los centristas de Renew Europe y los Socialdemócratas, podrían obligarle a virar hacia la derecha si quiere sacar adelante su candidatura.

Renew Europe, la coalición de los antiguos liberales de ALDE y el partido de Emmanuel Macron, parece el candidato más favorable a apoyar a la alemana. Su principal solicitud es que Margrethe Vestager, futura vicepresidenta de la Comisión, ostente el mismo rango y poder que Frans Timmermans. Las otras solicitudes del nuevo grupo “centrista” serían la creación de una conferencia sobre el futuro de Europa y la puesta en marcha de un mecanismo europeo de defensa del Estado de Derecho.

Unas peticiones asumibles por la todavía ministra de Defensa de Alemania pero que provocarían el rechazo de la extrema derecha y le obligarían a convencer al grupo más dividido y necesario para von der Leyen, los Socialdemócratas (S&D). Mientras que delegaciones de S&D como la española aceptarían de buen grado a la política alemana, el mayor grado de disenso ha surgido, precisamente, de sus compatriotas, los miembros del SPD alemán.