Roma - El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, cantó victoria ayer porque sus peticiones se habían cumplido: el arresto de la capitana del barco de la ONG alemana Sea Watch -Carola Rackete-, la incautación del navío y la reubicación de los migrantes que iban a bordo.

El puño duro contra la inmigración prometido por Salvini llegaba a su punto culminante con la imagen de la alemana Rackete, de 31 años, detenida y conducida en un coche de la Guardia de Finanza (policía financiera y de fronteras italiana) al cuartel de la isla italiana de Lampedusa.

Cansada de promesas sobre una rápida solución para los 40 migrantes a bordo después de 17 días -desde que fueron rescatados en un bote frente a Libia- durante los que Italia negaba el desembarque, la capitana puso rumbo a puerto y, a pesar de las órdenes de detenerse, no lo hizo.

“Me están investigando y, mientras, me dicen que no nos ayudarán a que desembarquen los náufragos. Esto quiere decir que estamos aún esperando una solución que no llega. Por eso, hemos decidido entrar en el puerto que ahora está libre”, explicó la capitana en un vídeo en Twitter antes de entrar en Lampedusa.

Rackete atracó ayer el barco hacia las 01.50 hora local (23.50 GMT) en el muelle comercial de Lampedusa de forma sorpresiva, y durante la operación chocó incluso contra una patrullera de la Guardia de Finanza. Un episodio que podrá ser un agravante en el futuro juicio.

Poco después bajaba del barco escoltada por los agentes tras haberle notificado su detención bajo la acusación de violación del artículo 1.100 del código de navegación sobre resistencia o violencia contra nave de guerra, un delito que conlleva penas de hasta 10 años de cárcel.

Uno de los asesores legales de la capitana alemana, Leonardo Marino, confirmó a Efe que tras pasar la noche en la comisaría el juez concedió el arresto domiciliario hasta que se convalide la acusación. Además, con la aplicación del decreto recientemente aprobado por el Gobierno italiano que prohíbe entrar en aguas territoriales sin autorización, el barco será incautado y se le impondrá una sanción de 20.000 euros que aumentará a 50.000 si no se paga en los plazos establecidos, informaron fuentes del Interior.

Con la arriesgada decisión de la capitana del Sea Watch terminó la odisea de los 40 migrantes a bordo, entre ellos varias mujeres y dos menores no acompañados, que ahora serán repartidos entre Francia, Finlandia, Luxemburgo, Portugal y Alemania, según anunció Salvini.

También descendieron del barco los cinco parlamentarios (Davide Faraone, Graziano Delrio, Matteo Orfini, Nicola Fratoianni y Riccardo Magi) pertenecientes al Partido Demócrata (PD), Izquierda Italiana (SI) y +Europa que habían subido al barco el jueves para llevar su solidaridad a la capitana y la tripulación.

Delrio, exministro de Infraestructuras y Transportes y exsubsecretario de la presidencia del Consejo de ministros, afirmó que ahora “las autoridades judiciales establecerán si la capitana ha cometido un delito”, pero defendió que “en caso de necesidad se pueden violar las leyes” y ella “era responsable de la seguridad de todas las personas a bordo y hay que respetar su decisión”.

“Estamos orgullosos de nuestra capitana, ella hizo exactamente lo correcto. Ella siguió la ley del mar y puso a la gente a salvo. En lugar de ella, Matteo Salvini debe ser investigado por secuestro y violación del derecho internacional”, dijo por su parte en una nota el presidente de Sea Watch, Johannes Bayer.

“Yo estoy dispuesto a afrontar las consecuencias de mis decisiones, tal y como se espera de un capitán. ¿Y el señor Salvini?”, preguntó en la nota Rackete.

Advertencia a otras naves Salvini también advirtió a los barcos Open Arms de la homónima ONG española y al Alan Kurdi, de la alemana Sea-Eye, que se dirigen al Mediterráneo Central, de las consecuencias, multas, incautaciones y arrestos que conlleva desobedecer a las autoridades. “Hay otros barcos de dos ONG, una alemana y una española, que están navegando hacia el Mediterráneo. ONG avisadas, ONG medio salvadas. Multas, incautación de la embarcación, prohibición de ingreso en aguas territoriales y en caso de desobediencia, el arresto”, señaló ayer Salvini en uno de sus habituales directos en Facebook.