México - El presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció este martes que pueden haberse producido excesos de las fuerzas mexicanas en el control de los migrantes en la frontera con Estados Unidos, pero aseguró que se van a investigar esos casos y que la orden es respetar los derechos humanos. Al hablar durante su conferencia de prensa matutina sobre las medidas de control migratorio, el mandatario aseguró que lo que el Gobierno está haciendo es “hacer un registro de todos los que ingresan a nuestro país”. “Al mismo tiempo estamos apostando por dar opciones a los migrantes, en sus lugares de origen y en México, y cuidando que no se violen derechos humanos”, abundó.

Sobre las recientes muertes de migrantes centroamericanos que cruzaban el río Bravo desde México a Estados Unidos, y si las fuerzas mexicanas han recurrido a la violencia para impedir esos cruces, reconoció que “puede ser que haya estos excesos, pero la instrucción que tienen todos es que se respeten los derechos humanos, y eso va a continuar”. “Si se dieron casos, no es esa la instrucción que tienen. Es un trabajo que en todo caso les corresponde a los agentes de migración, no al Ejército”, apuntó.

Añadió que se va a revisar el asunto para lograr que exista un control migratorio efectivo, “pero respetando derechos humanos y atendiendo las causas”.

Interrogado sobre si el despliegue de unos 15.000 efectivos de la Guardia Nacional y del Ejército en la zona fronteriza con Estados Unidos no constituye un “muro”, el mandatario lo negó categóricamente y aseguró que los esfuerzos se enfocan en regular la entrada de migrantes desde el sur del país.

20.000 efectivos en las fronteras Este lunes, el secretario mexicano de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, señaló que más de 20.000 efectivos de varias unidades ya apoyan al Instituto Nacional de Migración (Inami) en las fronteras.

Desde mediados de octubre del año pasado, miles de migrantes, la mayoría de ellos centroamericanos, han cruzado México en caravanas con el fin de llegar a Estados Unidos, causando choques diplomáticos entre ambas naciones.

La imagen de un salvadoreño y su hija de dos años ahogados en el río Bravo, en la frontera entre México y EE.UU, refleja la desesperación de los migrantes y los peligros que enfrentan en su odisea, afirmó ayer miércoles el autor de la fotografía, Abraham Pineda Jácome, de la Agencia Efe. La foto muestra los cuerpos de Óscar Martínez, de 25 años, y su hija Valeria yaciendo boca abajo a la orilla del río del lado mexicano.

La mitad superior del cuerpo de la pequeña está metida entre la camiseta y el torso del padre, lo que sugiere que el hombre trataba de protegerla de alguna forma en los últimos momentos de ambos.

La potente imagen recuerda la foto de 2015 de un niño sirio de tres años que huía de la guerra en su país, presumiblemente en compañía de familiares, ahogado en una playa turca. Pineda se enteró de reportes ciudadanos sobre migrantes que se estaban ahogando en el río Bravo, que motivaron el lanzamiento de una operación de rescate de las autoridades en el municipio fronterizo de Matamoros, en el nororiental estado mexicano de Tamaulipas. Dos agentes de Protección Civil abordaron una lancha e iniciaron una búsqueda en el río. Alrededor de una hora después, agentes que estaban en tierra le comunicaron que habían sido hallados cuerpos flotando en el agua, que fueron arrastrados a la orilla. “Corrí hacia el sitio para corroborar lo que me estaban diciendo y donde llego veo los cuerpos boca abajo en la ribera. Veo esta imagen y lo único que hago por inercia, como periodista, es tomar las fotografías. Luego me retiro porque llegan las autoridades e iban a acordonar el área”, narra.

Para Pineda, la muerte de Óscar y Valeria es “un resultado del endurecimiento de las políticas migratorias tanto de Estados Unidos como de México”. Señala que hubo un momento en que Estados Unidos estaba dando asilo a los migrantes que llegaban por Matamoros, pero con el endurecimiento de la política se han estado acumulando en la frontera. “Estamos hablando de cubanos, centroamericanos, suramericanos, que algunos han optado por lanzarse al río y cruzar a nado”, añade. “Muchos de ellos tienen una teoría de que, si llegan al otro lado, Estados Unidos les tiene que hacer caso a su solicitud de asilo. No sé qué tan cierto sea eso. Pero se desesperan”, dice. Pineda habló con el hermano de Óscar, quien le contó que le recomendó que no intentara cruzar a nado porque “era muy criminal” el río.

Costernación en acnur La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) expresó ayer su consternación por la fotografía de un padre y su hija de 23 meses ahogados en el Río Bravo, cuando intentaban cruzar de México a EE.UU., y dijo que pone en evidencia la falta de respuesta de los Estados a la migración. “Aunque los detalles permanecen inciertos, lo que está claro es que las circunstancias que llevaron a esta tragedia son inaceptables”, señaló el organismo en un comunicado. Recordó que esta imagen aparece menos de cuatro años después de que el mundo viese a través de los medios de comunicación el cadáver del pequeño niño refugiado sirio, Alan Kurdi, en la orilla del Mediterráneo. “Nuevamente nos confrontamos a la evidencia visual de que la gente está muriendo en sus travesías para cruzar las fronteras”, señaló el organismo que tiene como misión ofrecer asistencia a las víctimas de desplazamiento forzado.

El alto comisionado para los refugiados, Filippo Grandi, dijo que “la muerte de Oscar y Valeria simboliza el fracaso para dar solución a la violencia y desesperación que empuja a la gente a emprender viajes peligrosos en búsqueda de seguridad y dignidad”. El organismo de Grandi pide desde hace tiempo a los gobiernos que lleguen a acuerdos para establecer vías seguras que permitan a la gente buscar protección, un llamamiento que ha permanecido totalmente desoído. - Efe