BRUSELAS. En los últimos días, Escocia ha abierto la puerta a celebrar un nuevo referéndum de independencia si se consuma el Brexit y Theresa May ha encajado una traición interna de uno de sus ministros claves. En las elecciones de ayer, el Partido Conservador podría, además, sufrir una derrota histórica en las elecciones locales de Inglaterra e Irlanda del Norte. Más presión para la primera ministra, que ha demostrado un Manual de Supervivencia propio.

“La Comisión Europea se encuentra en un Brexit break (parón del Brexit)”. Así resumía esta semana Margaritis Schinas, portavoz de la Comisión Europea, una agenda comunitaria que por primera vez en mucho tiempo no está dominada por la salida del Reino Unido.

Menos relajadas están las cosas en Londres. El respiro vacacional de Semana Santa solo marcaba una tregua en unos meses de infarto, deadlines, votaciones claves y cumbres europeas en torno al monotema del Brexit.

No han sido pocas las ocasiones que en las que periodistas o altos funcionarios en Bruselas o Londres pronosticaban que la cabeza de May acabaría rodando tras el cocktail explosivo de una continua presión de su partido, de la oposición, del Parlamento británico o de las capitales europeas. Pero la líder tory siempre ha tirado de su propio Manual de Supervivencia.

En los últimos días, tres han sido los eventos que la han vuelto a poner contra las cuerdas. La semana pasada Nicola Sturgeon, ministra principal escocesa, anunció que planea convocar un referéndum de independencia del Reino Unido antes de mayo de 2021 si el Brexit termina culminándose. Una opción que tiene un recorrido incierto porque debe ser autorizada por el Gobierno británico, pero que aumenta la presión sobre la primera ministra.

Además, en las últimas horas, la premier se ha visto obligada a cesar a Gavin Williamson, ministro británico de Defensa, tras haber sido acusado de haber filtrado a la prensa británica el contrato para una supuesta construcción de la red 5G en el Reino Unido al gigante chino Huawei. May ha dicho sentirse “decepcionada” y ha nombrado a Penny Mordaunt, hasta ahora secretaria de Cooperación Internacional, como nueva ministra de Defensa. Se trataba de la primera vez en la historia reciente del Reino Unido que un ministro caía por la filtración de información sensible y ha vuelto a evidenciar la falta de confianza en el gabinete tory. La muestra de deslealtad da alas a los tories que piden la cabeza de May.

Por último, las elecciones locales que ayer jueves celebraron 248 municipios de Inglaterra y 11 de Irlanda del Norte pronostican un batacazo para un Partido Conservador fragmentado y que ha primado sus intereses sobre los del Acuerdo de Salida. Las encuestas prevén que los tories podrían perder uno de cada cinco concejalas. Un botín que se repartirían liberales y laboristas y que ratificaría el distanciamiento del partido y de May con los ciudadanos británicos.

Mientras en la UE?

A día de hoy todas las vías para la salida del Reino Unido de la UE siguen abiertas. Para May, la opción ideal sería que la isla dejase de ser un Estado miembro de pleno derecho antes de las elecciones europeas. Pero el reloj corre en su contra. Aunque durante estos días se han intensificado las negociaciones con la oposición laborista, todavía no se vislumbra un acuerdo conjunto que pudiese pasar -al cuarto intento- el filtro de Westminster.

Así, si los acontecimientos siguen su tendencia natural de encallamiento, Londres participará en las elecciones europeas y será también partícipe en el proceso de elección del nuevo presidente. Sin embargo no contará con comisario, según confirmaron en su momento fuentes comunitarias. Los votos de los Laboristas serían por ejemplo claves para empujar a Frans Timmermans, actual vicepresidente primero de la Comisión y spitzenkandidat de los Socialdemócratas, al puesto más alto del Berlaymont.

Según las conclusiones del Consejo extraordinario del Brexit, si el Reino Unido no tiene acuerdo y decide no celebrar elecciones europeas se saldría del club comunitario el 1 de junio obligatoriamente. Si no ha llegado a un acuerdo antes del 22 de mayo y participa en las elecciones europeas, sus eurodiputados podrían serlo hasta el 31 de octubre, un día antes de que la nueva Comisión arranque su mandato. Los Veintisiete volverán a reunirse en la cumbre de junio para ‘pasar revista’ a la situación, aunque volverán a encontrarse con May la próxima semana en la cumbre informal de Sibiu para debatir, paradójicamente, sobre el futuro de una Unión Europea sin el Reino Unido.