EL patrimonio arquitectónico contemporáneo conforma uno de los conjuntos más decisivos e importantes de Bizkaia porque la imagen actual de sus núcleos de población es fruto de ese momento histórico. Todo ello como consecuencia de su fuerte desarrollo industrial, lo que exigió la construcción de urbes de nueva planta y de numerosas dotaciones públicas.

El libro Encartaciones, 1870-2019. El esplendor de la arquitectura contemporánea constituye una aportación decisiva en la historiografía de la arquitectura contemporánea de Euskal Herria porque es la primera vez que se hace una recensión global de uno de sus territorios. Pero su transcendencia no se agota en la contribución historiográfica sino que lo es igualmente por su metodología pionera e innovadora en la bibliografía europea en la manera de evaluar este patrimonio. Esta publicación es una de las pocas que aborda un estudio de conjunto fundamentado en una selección de los elementos más representativos de su patrimonio arquitectónico a partir de un análisis completo de todos los elementos con un presunto valor patrimonial. Esta metodología supone un salto cualitativo enorme frente a la práctica generalizada de hacer elecciones previas a partir de presunciones preestablecidas.

Palacete Hurtado de Saracho La realización de este libro tuvo que salvar una dificultad máxima, la falta de libros específicos sobre la arquitectura contemporánea de los municipios de las Encartaciones salvo en los casos de Barakaldo, Portugalete y Sestao, de los que hay publicaciones realizadas por Gorka Pérez de la Peña Oleaga. Este hándicap se salvó con la realización previamente de monografías de los diecisiete municipios restantes que conforman esta comarca, de acuerdo a la denominación histórica que aplica el Museo de Las Encartaciones en su formulación museística. Estos son los siguientes: Abanto-Zierbena, Alonsotegi, Artzentales, Balmaseda, Galdames, Gordexola, Güeñes, Karran-tza, Lanestosa, Muskiz, Ortuella, Santurtzi, Sopuerta, Trapagaran, Tur-tzioz, Zalla y Zierbena. Igualmente, se incluyó Portugalete únicamente para el periodo entre 1960-1975. En total, este territorio cuenta con una población de 293.363 habitantes y una superficie de 557,79 kilómetros cuadrados.

El resultado de estos estudios, lo que viene a evidenciar el acierto de su realización, es la determinación de 1.200 elementos de interés patrimonial, que en más del 60% son completamente inéditos.

Edificios y estilos Para el libro se han seleccionado los elementos correspondientes con los grados de protección de calificable e inventariable de acuerdo a las categorías de protección de la Ley de Patrimonio Cultural Vasco, que son en total 450. El discurso del libro se ordena cronológicamente en función de los estilos dominantes y las tipologías presentes para facilitar, de una manera pedagógica, una fácil comprensión de su evolución y articulación. En la arquitectura contemporánea de las Encartaciones, el intervalo que se prolonga entre 1870 y 1975 y que conforma un tiempo histórico homogéneo y coherente, los lenguajes imperantes son los siguientes: eclecticismo, neomedievalismo y estilo Segundo Imperio; neovasco; modernismo; regionalismo; art déco; racionalismo; Estilo Nacional y racionalismo de postguerra; Modernidad de los Cincuenta; y funcionalismo y organicismo. Las tipologías que se desarrollaron fueron las siguientes: Edificios plurifamiliares, Edificios plurifamiliares y unifamiliares obreros, Edificios unifamiliares, Edificios dotacionales, Edificios sedes institucionales, Edificios religiosos y Edificios industriales.

De esta publicación se puede concluir, que el patrimonio arquitectónico contemporáneo de las Encartaciones es uno de los más decisivos e importantes de Bizkaia por la brillantez de sus obras, entre las que se encuentran obras de relevancia internacional, caso de las siguientes:

En Barakaldo: en eclecticismo, el Palacio Munoa del arquitecto Ricardo de Bastida de 1916 (Llanos 61); en modernismo, el Asilo Miranda (hoy Conservatorio Municipal) del arquitecto Ismael Gorostiza de 1911 (avenida Miranda 4); en racionalismo de postguerra, el edificio de viviendas del arquitecto Ismael Gorostiza de 1941 (Portu 1-5 y Auzolan 3); y en Modernidad de los Cincuenta, el Hospital de Cruces del arquitecto Martín José Marcide de 1949-1953 (plaza de Cruces 12).

En Gordexola: en modernismo, la Villa José del arquitecto Mario Camiña de 1905 (Sandamendi 10); y en regionalismo, la Villa Cuba del arquitecto José María de Basterra de 1931 (Sandamendi 2).

En Güeñes: en neovasco, el Palacete Hurtado de Saracho del arquitecto Manuel Ignacio Galindez de 1921 (Gallarraga 41); y en art déco, el edificio de viviendas del proyectista Manuel Gutiérrez de 1932 (Gallarraga 2).

En Ortuella: en Modernidad de los Cincuenta, la Escuela de Formación Profesional del arquitecto Celestino Martínez Diego de 1955 (avenida del Minero 9).

En Portugalete: en arquitectura del hierro, el Puente Bizkaia del arquitecto Alberto de Palacio de 1890-1893; en neovasco, el edificio de viviendas del arquitecto Santos Zunzunegui de 1915 (Muelle Churruca 58); en modernismo, el edificio de viviendas del arquitecto Julio Sáenz de Barés de 1913 (María Díaz de Haro 56); en racionalismo, el edificio de viviendas del arquitecto Juan José Olazabal de 1933 (General Castaños 12) y el Batzoki, del arquitecto Juan María de Uribe de 1934 (Casilda Iturrizar 4); y en racionalismo de postguerra, el Mercado Municipal del arquitecto Santos Zunzunegui de 1938 (Casilda Iturrizar 1).

En Santurtzi: en eclecticismo, el Hogar y clínica de San Juan de Dios de los arquitectos José María de Basterra y Emiliano Calixto Amann de 1914-1922-1926 (avenida Murrieta 70).

En Sestao: en eclecticismo, el grupo de viviendas Vista Alegre del arquitecto Santos Zunzunegui de 1914 (Vista Alegre 1-11); y en racionalismo de postguerra, La Naval de 1939-1947 (La Naval 1).

En Sopuerta: en funcionalismo, la Iglesia de San Cosme y San Damián del arquitecto Rufino Basañez de 1958 (Bezi 19).

En Trapagaran: en eclecticismo, el Poblado de La Arboleda de finales del siglo XIX; en neovasco, el Funicular de la Reineta del arquitecto Diego de Basterra de 1926 (La Reineta 59); en racionalismo, la fábrica General Eléctrica del ingeniero Oswaldo Wildhagn de 1930 (Galindo 3); en racionalismo de postguerra, la General Eléctrica del arquitecto Fernando Arzadun de 1945-1947 (Galindo s/n); y en Modernidad de los Cincuenta, la General Eléctrica del ingeniero Ángel Ojambarrena de 1957 (carretera de San Vicente 10).

En Zalla: en eclecticismo, el Almacén de Pasta y Taller Eléctrico de la Papelera Española de 1924 (Nicolás María Urgoiti); en neovasco, la Casa Barata Cadagua, del arquitecto Faustino Basterra de 1926 (particular del Cadagua 1-11) y el Batzoki del arquitecto Antonio de Araluze de 1935 (Hermanos Maristas 8 y Taramona 2); y en funcionalismo, la Estación Depuradora de Aguas de los arquitectos Juan de Madariaga y Lander Gallastegui de 1962-66 (Codujo 1).

Este libro no es tan solo una aportación historiográfica decisiva, sino que es una herramienta fundamental para desarrollar una serie de aplicaciones prácticas, la articulación de un Centro de Documentación sobre la Arquitectura de Las Encartaciones centrado en la etapa contemporánea, la ejecución de una serie de exposiciones especializadas de arquitectura contemporánea y de artes decorativas, la posibilidad de colaborar con los ayuntamientos de la comarca en la elaboración de catálogos de protección dentro del documento de planeamiento, la ejecución conjuntamente con otras instituciones de la comarca fórmulas de promoción turística, etc.

Formulación novedosa La exposición es muy transcendente porque plantea una formulación muy novedosa frente al discurso expositivo tradicional de la arquitectura contemporánea, que se ha caracterizado por la utilización preferentemente de planos y fotografías. La opción innovadora ha consistido en la combinación de planos y fotografías con una serie de elementos que explican todo lo que implica la edificación contemporánea, que son los siguientes: materiales constructivos (azulejos, hierros de balcones, aldabas, manillas, etc.) artes decorativas (vidrieras, porcelana, jarrones, papeles pintados, etc.), placas de autoría del arquitecto, diseños de interiores, libros, catálogos comerciales, mobiliario, cuadros, esculturas, etc.

La idea ha sido ofrecer elementos más cercanos y atractivos para así facilitar la explicación del discurso de la arquitectura contemporánea. El hándicap que ha conllevado este planteamiento, ha sido la carencia de contar con elementos en el grado suficiente en las colecciones públicas de Bizkaia. Ello se ha compensado con los materiales disponibles en colecciones privadas. El resultado es espectacular, se han reunido casi 200 piezas, que se ordenan por estilos, completamente inéditas y todas vinculados a Euskal Herria porque proceden de edificios derribados de este territorio o realizados por diseñadores o artistas de este ámbito. Las piezas son de excepcional calidad, como lo evidencia que algunos podrían estar perfectamente expuestos en el Museo de Bellas Artes, caso de los dibujos relacionados con la industrialización de Bizkaia.

Esta exposición implica otra variable decisiva, constituye el embrión de lo que pudiera ser un Museo del Diseño de la Casa Contemporánea de Euskal Herria, lo que vendría a ser una propuesta muy inédita en el panorama museográfico europeo.

En fin, el Museo de las Encartaciones con este libro y esta exposición da cumplida satisfacción a su objetivo de dar a conocer un patrimonio cultural encartado muy desconocido tanto en la historiografía de la arquitectura como por la sociedad en general, para así garantizar su salvaguardia para las generaciones futuras a través de su puesta en valor por parte de las instituciones y de la ciudadanía.