agosto será mes de efemérides redondas para el recuerdo de Juan Ajuriaguerra Otxandiano. El día 6 se cumplirán 115 años de su nacimiento. Casi tres semanas después, el 25, serán cuarenta años de su fallecimiento en su retiro de Iratxe a los 75 años.
El exsenador jeltzale Iñaki Anasagasti califica a esta figura clave del PNV durante el siglo XX como “jefe de jefes”. Pero, ¿quién fue y qué recuerdan de él otros rostros conocidos? El bilbaino estudió ingeniería industrial y comenzó a trabajar en la empresa Babcok Wilcox.
De familia carlista, Juan se afilió muy joven al PNV de Deusto, que presidió. En 1935 fue elegido miembro del Bizkai Buru Batzar jeltzale, consejo del que era presidente cuando en julio de 1936 se produjo el golpe de estado de militares españoles contra la legítima república. “En el difícil contexto de los primeros días de la guerra destacó por su eficaz actividad organizativa. Al final del conflicto en Euskadi, acordó con los militares italianos el Pacto de Santoña, por el que se rindieron los últimos gudaris del ejército vasco. Él mismo regresó de Iparralde para entregarse junto a ellos”, sintetizan desde Sabino Arana Fundazioa.
En el penal de El Dueso, en protesta contra fusilamientos, realizó una huelga de hambre que fue obligado a interrumpir por orden escrita del EBB. También sufrió cárceles de Bilbao, Burgos, Toledo, Linares, Sevilla, Cádiz y Las Palmas, donde fue puesto en libertad en 1943. “Desde prisión organizó la resistencia interna a la dictadura, de la que sería el principal líder nacionalista vasco tras su puesta en libertad”, agregan. El 25 de junio de 1943 fue “desterrado” a Iruñea, empleándose como ingeniero en la empresa Huarte.
En 1951, tras la huelga general, se vio obligado a huir a Francia, trabajando como peón en una fábrica de Lyon. A raíz de las movilizaciones por el proceso de Burgos y de sus muestras de solidaridad con los abogados defensores, sufrió un segundo destierro a Atienza (Guadalajara). Retornó a Bilbao en 1953.
Desde 1960 hasta agosto de 1977 siguió perteneciendo a la ejecutiva del PNV. En las elecciones de junio de 1977 fue elegido parlamentario en el Congreso de los Diputados, lo que le obligó, siguiendo los estatutos del partido jeltzale, a abandonar todo cargo interno. En febrero de 1978 fue nombrado miembro del Consejo General Vasco, encargándose del área de Ordenación Territorial, Urbanismo y Medio Ambiente. Gravemente enfermo se retiró a Iratxe, cerca de Lizarra, donde falleció el 25 de agosto de 1978.
Hasta 78 personas le dedicaron palabras de recuerdo en 1978 con motivo de su muerte en el libro En el corazón. Juan Ajuriaguerra. Biho-tzean. Por ejemplo, el jeltzale Xabier Arzalluz destaca su trayectoria, su competencia, su dedicación, su sacrificio, hombría de bien y elegancia”. Concluía con que el gudari “nos servirá siempre como acicate para superar todas las dificultades”.
El lehendakari ohia José Antonio Ardanza, por su parte, estima que conoció a Ajuriaguerra en 1962 y le tiene siempre en su recuerdo cuando “lucho por la democracia y la libertad de este pueblo en contra de las dictaduras y fascismos militaristas propios y extraños”.
Cada uno de los sentidos textos es al mismo tiempo un homenaje y un espejo para quienes los firman. El también lehendakari Juan José Ibarretxe mantiene que “Don Juan” puso los cimientos de las actuales instituciones vascas y le admira como ejemplo que es: “Me quedaré con dos compromisos: la firme defensa de la vida y el rechazo absoluto a la violencia, y el sólido compromiso de que este país tenga libertad suficiente para defender su identidad y ser en el futuro lo que democráticamente desee ser”.
Fuerza y honradez
Aunque la lista está formada sobre todo por hombres, mujeres como la exdiputada jeltzale Margarita Uria amplifican lo mejor de Ajuriaguerra. “No impuso pautas de conducta a nadie”, y va más allá: “Se ve que los principios de fuerza, eficacia y honradez que él ejemplarizó y nos impuso como tarea han dejado mucha huella. Nos legó una gran responsabilidad”.
Así lo valora también el exburukide Txomin Saratxaga. “En él y en su entorno hemos aprendido y vivido todo cuanto supone esta gran comunidad de hombres de distintas generaciones, creencias y formas de vida, pero coincidentes en cuanto supone y sintetiza el Euzkadi es la patria de los vascos”, asevera.
El lehendakari Carlos Garaikoetxea relata que Ajuriaguerra solía caminar un paso por delante de sus acompañantes “decidido a no perder el tiempo ni en sus paseos”. De hecho, estima que nunca ha encontrado “un hombre tan expeditivo y firme en sus criterios de lógica y rapidez”. “Seguiremos luchando como tú nos enseñaste hasta la liberación total del último rincón de Euskadi”, zanja.