El 28 de junio de 1965, hace ahora 50 años, Joseba Rezola, vicepresidente del Gobierno vasco, acudía a una importante reunión celebrada en Bruselas. La trascendencia de dicha cita radica en el hecho de que en ella se tomó la decisión de abordar la transformación de los NEI (Nouvelles Equipes Internationales), la más importante organización demócrata cristiana a nivel europeo.
El PNV había sido uno de los firmantes del acta de nacimiento de dicho organismo, que tuvo lugar en el congreso celebrado en la localidad de Chaudfontaine (cercana a Lieja, Bélgica) entre los días 31 de mayo y 3 de junio de 1948. Desde ese momento y hasta la constitución del Equipo español de la Democracia Cristiana en 1965, el PNV fue el único representante estatal en los NEI y mantuvo su estatus de miembro de pleno derecho. El 12 de octubre de 1948 se constituyó oficialmente el Equipo Vasco de los NEI, dirigido por Francisco Javier Landaburu. Su presencia en la internacional democristiana, muy intensa durante los primeros años, fue decayendo en la década de los cincuenta debido en parte al giro hacia la derecha de muchos de los gobiernos europeos que, en el contexto de la Guerra Fría y el sistema de bloques, mostraron mayor flexibilidad para con el régimen de Franco.
Aun así, a comienzos de la década de los sesenta, los NEI seguían siendo el más destacado nexo de unión del PNV con la democracia cristiana europea. No obstante, para entonces el papel del partido vasco en la organización no era, en ningún modo, el de antaño; fundamentalmente por tres razones. En primer lugar por la propia debilidad interna derivada de la falta de medios y recursos. En segundo lugar, porque en los años previos habían surgido en España diferentes propuestas democristianas y la dirección de los NEI presionaba para que la representación de la democracia cristiana del Estado español fuera única. Y, en tercer lugar, porque el propio organismo internacional había comenzado a perder notabilidad en el panorama europeo.
El punto álgido de la crisis de los NEI se sitúa a comienzos de los sesenta. Las tensiones en el seno del MRP (Mouvement Republicain Populaire, principal partido democristiano francés) y las dificultades que tuvo la democracia cristiana francesa tras la vuelta al poder de De Gaulle no son ajenas a dicha crisis. Era necesario abordar un proceso de renovación de los NEI. Para ello, en los primeros meses de 1964 los delegados Angelo Bernassola y Franco Nobili elaboraron y presentaron una propuesta de transformación del organismo, que sometieron a la consideración de todos los equipos miembros. Las observaciones del Equipo Vasco fueron redactadas por Joseba Rezola, quien, a la muerte de Landaburu en mayo de 1963, había asumido, además de la vicepresidencia, las tareas internacionales desarrolladas por el alavés prácticamente desde la constitución del Gobierno vasco.
Más representantes El informe redactado por Rezola mostraba el acuerdo con el cambio de denominación propuesto y con la necesidad de mayor colaboración entre las distintas agrupaciones democristianas de los países europeos. El Equipo Vasco aconsejaba, asimismo, promover la labor propagandística de los NEI y solicitaba la ampliación del número de representantes y votos por cada equipo en el comité ejecutivo y en los congresos “para permitir en algunas situaciones como la del Estado español soluciones más completas y equitativas”.
Para llevar a la práctica el planteamiento teórico de Bernassola y Nobili, la dirección de los NEI convocó a sus miembros a una importante reunión, celebrada en Bruselas el 28 junio de 1965. Fue en esta cita en la que se tomó la definitiva decisión de abordar la transformación del organismo. Los presentes aprobaron el proyecto de nuevos estatutos que contenían modificaciones sustanciales en cuanto a la denominación de la entidad -que adoptó el nombre de Unión Europea de Demócratas Cristianos (UEDC)-, a la localización de su secretariado -que pasaba de París a Roma-, a la definición de objetivos y a su composición interna.
Los nuevos estatutos establecían que los miembros de la UEDC quedarían clasificados en tres grupos. En primer lugar, aquellos partidos democristianos o conjuntos de partidos de los países europeos con elecciones libres; en segundo lugar, las representaciones de los países donde no se podían celebrar elecciones libres; y, en tercer lugar, se admitía la posibilidad de otorgar una representación especial a los elementos democristianos de aquellos países donde no existieran partidos de dicha tendencia. El Equipo Vasco y, más tarde, el Equipo español quedaron integrados en el segundo grupo. El italiano Mariano Rumor -secretario político de la DC (Democrazia Cristiana italiana), posterior primer ministro italiano- sustituyó al saliente Théo Lefévre y el francés Jean Seitlinger siguió siendo el secretario general -posteriormente ocupó ese puesto Léo Tindemans, futuro primer ministro belga-.
Rezola asistió a esta reunión como delegado del Equipo Vasco. En su intervención subrayó principalmente la antigüedad de la presencia de los nacionalistas vascos en los NEI porque observó que muchos de los reunidos ignoraban incluso la situación del País Vasco. Lo cierto es que, para entonces, ante el temor de poder perder su representación en el organismo y por las presiones de la propia dirección de los NEI, el PNV había iniciado ya negociaciones con otros partidos democristianos del Estado español para la constitución de un único equipo.
Las intenciones asumidas en la reunión de Bruselas se materializaron en el Congreso de Taormina (Sicilia), celebrado entre los días 9 y 12 de diciembre de 1965. En esta trascendental cita se ratificó el deseo de renovación expresado en Bruselas y fue donde se constituyó oficialmente la UEDC. A pesar de las reformas propuestas, la rebautizada UEDC recalcó su continuidad y común identidad con los NEI. Y, de hecho, este congreso no fue identificado como el primero sino como el XVII de la UEDC, tras el XVI de los NEI que había tenido lugar en Viena en junio de 1962. El objetivo de la recién constituida Unión fue desarrollar una permanente y sólida cooperación entre los partidos democristianos, liderando una política común de creación de una Europa federada. De ahí que dedicara muchos esfuerzos a la definición de una doctrina cristiano demócrata compartida, capaz de conciliar las diferentes tradiciones e ideologías de los partidos miembros. Ahora bien, a pesar de que se remarcaran los elementos unitarios del organismo y se reforzara su carácter supranacional, ciertamente sus miembros siguieron siendo partidos políticos con plena autonomía. El concepto de Equipo únicamente se aplicó en aquellos países en los que la representación democristiana no quedaba reducida a un único partido. Ese fue el caso del Estado español.
Condena a las dictaduras En el Congreso de Taormina -en el que intervinieron personalidades de la talla del citado Rumor, Rafael Caldera (presidente de la ODCA, Organización Demócrata Cristiana de América), Alain Poher (líder del CDP, Centre démocratie et progrès) o Aldo Moro (primer ministro italiano)- también participó Rezola. Además de insistir en la difícil situación que el País Vasco vivía bajo el régimen franquista, el ordiziarra presentó una propuesta solicitando al organismo constituyente la condena de los regímenes dictatoriales que persistían en los Estados español y portugués, y la promesa de ayuda en la lucha contra los totalitarismos. Esta propuesta fue aprobada pero no incluida en las resoluciones generales del congreso, lo cual refleja el trato condescendiente que los partidos democristianos europeos concedían al régimen franquista, amén de indicar que, a aquellas alturas de la Guerra Fría, la opinión de la delegación vasca trascendía ya bien poco. Este congreso fue también, tras varios años de negociaciones y desacuerdos, el de la definitiva constitución del Equipo de la Democracia Cristiana del Estado Español. La ratificación oficial de la creación del equipo tuvo lugar en una reunión posterior, celebrada en Bilbao el 6 de marzo de 1966. Se decidió en ella que la secretaría estaría ubicada en Donibane Lohitzune. Como encargado de la misma fue designado Joseba Rezola. Por tanto, a partir de ese momento, el vasco siguió asistiendo a los congresos y reuniones de la democracia cristiana, ostentando la doble representación de secretario del Equipo español y delegado del Equipo Vasco que, al fin y a la postre, era el que seguía siendo oficial (y lo sería hasta 1972). Además, a pesar de que la existencia del Equipo Vasco fuese más virtual que real, lo cierto es que mantenerlo, aunque sea de nombre, constituía, de cara a los afiliados, una manera de “preservar la identidad vasca” en el seno de los órganos de carácter estatal.
En dichas reuniones y en los congresos que se celebraban cada tres años se trazaban las líneas políticas básicas del organismo. Desde 1965 a 1978 se celebraron cuatro congresos de la UCDE: en Taormina (1965), en Venecia (1968), en Bonn (1973) y en Berlín (1978); es decir, dos en Italia y dos en Alemania, lo que da muestra de la creciente influencia de las democracias cristianas italiana y germana, que ya se venía notando desde años antes. El cambio de delegados, así como el mencionado traslado de sede, es claro reflejo de este giro: el primer presidente de la UCDE fue el italiano Rumor a quien sustituyó en 1973 el alemán Kai-Uwe von Hasell; mientras otro italiano, Arnaldo Forlani, sucedió a Tindemans como secretario en 1974.
Rezola aprovechaba dichas citas para dar a conocer los abusos del régimen franquista y la situación de la democracia cristiana en la península y para criticar la asiduidad con la que personalidades de gobiernos democristianos giraban visitas oficiales a España y Portugal. Tras su fallecimiento en diciembre de 1971, la representación del PNV dentro del Equipo español fue asumida por Juan Ajuriaguerra. Todos sus esfuerzos estuvieron volcados en hacer fuerza común con otros partidos de tendencia democristiana del Estado para lograr una alternativa al régimen franquista y establecer las condiciones óptimas de cara a un futuro democrático que se preveía ya no muy lejano.