Burdeos - El lehendakari, Iñigo Urkullu, se mostró ayer “orgulloso” de la aportación vasca en la lucha contra las “tiranías” de Hitler y Franco y apeló a la necesidad de una política pública de Memoria que “ponga luz” sobre las vulneraciones de derechos humanos y el sufrimiento que causan las guerras. Urkullu, junto a las autoridades de Aquitania, rindió ayer un homenaje en Vendays-Montalivet a los gudaris del Batallón Gernika que en 1945 combatió junto con las fuerzas francesas contra las tropas alemanas en la batalla de Pointede Grave, al final de la II Guerra Mundial.

Francismo Pérez Luzarreta, único superviviente de aquellos gudaris, siguió emocionado el solemne acto en el que se izaron la bandera francesa y la ikurriña y se realizó una ofrenda floral por parte de las autoridades ante la cruz que recuerda a los combatientes de la Brigada Carnot. También se descubrió una placa y el lehendakari y el presidente aquitano, Alain Rousset, plantaron un retoño del árbol de Gernika. En la ceremonia pudieron verse las banderas originales que portaban los voluntarios en 1945, entre ellas dos viejas ikurriñas, y otras republicanas y anarquistas.

Varios centenares de familiares y amigos de los gudaris del Batallón Gernika que tomaron parte, junto a los anarquistas catalanes y españoles del Libertad, en la batalla de Pointe de Grave, acompañaron a Paco Pérez Luzarreta, navarro de nacimiento y residente en Irun. Cinco gudaris cayeron en las luchas que se libraron desde el 14 al 20 de abril de 1945 contra el ejército alemán y que culminaron con la rendición de las tropas nazis y la liberación del Medoc: Juan José Jausoro Sasia, Félix Iglesias Mina, Antton Lizarralde Garamendi, Antón Mugica Arrizabalaga y Prudencio Orbiz Uranga. Otros 35 resultaron heridos.

Todos ellos recibieron un diploma con el mismo texto de la placa que ha sido descubierta en la Cota 40 en recuerdo de los gudaris y que reza así: En memoria de los gudaris voluntarios del Batallón Gernika, unidad militar constituida por el Gobierno de Euzkadi en el exilio, en el 70 aniversario de la liberación de la Pointe de Grave. En 1944, el Gobierno vasco en el exilio, con el lehendakari José Antonio Aguirre a la cabeza, ordenó la creación del Batallón Gernika para colaborar en el esfuerzo de guerra aliado. Este batallón se integró en la Brigada Carnot francesa, que tenía por objetivo liberar toda la península de la Pointe de Grave al sudoeste de Francia, donde estaban atrincherados 4.000 soldados nazis.

El lehendakari puso en valor la colaboración de los gudaris con las fuerzas francesas para la liberación de Francia y Europa desde el inicio de la II Guerra Mundial. Para Urkullu este trabajo conjunto es un “símbolo de multiculturalidad por encima de razas y creencias ideológicas o religiosos y ejemplo que anima el compromiso contra la tolerancia y la tiranía”.

Junto al lehendakari y al presidente aquitano, se hallaban en el homenaje Mónica Hernando, directora de Víctimas y Derechos Humanos del Gobierno vasco; el alcalde de Vendays-Montalivet, Pierre Bournet; la subprefecta de Lesparre Medoc, Valérie Commin; la diputada de la Asamblea Nacional, Pascale Got; el presidente de antiguos combatientes, Monsieur Muller; la consejera de Medio Ambiente y Política Territorial, Ana Oregi; Aitor Esteban, portavoz del Grupo Vasco en el Congreso de los Diputados; Juantxo Agirre, secretario general de Aranzadi; Josune Ariztondo, diputada foral de Cultura de Bizkaia y natural de Ondarroa, de donde eran originarios una veintena de gudaris. También asistió Mikel Antón, director de Asuntos Europeos del Gobierno vasco; Ana Madariaga, presidenta de Juntas Generales de Bizkaia, y Tomás Epalza, director de Calidad Ambiental del Departamento de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, entre otros. Epalza, precisamente, es familiar de Juan Manuel Epalza, enlace en 1945 entre el Gernika y el Gobierno de Euskadi.

Entre las personalidades que también quisieron honrar la memoria de los integrantes de los batallones Gernika y Libertad caídos en una esta batalla, una de las últimas de la II Guerra Mundial, se encontraban también el decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Deusto, José Antonio Rodríguez Ranz; el director de ETB, Edu Barinaga; Juan Mª Atutxa e Irune Zuluaga, presidente y directora, respectivamente, de Sabino Arana Fundazioa; el veterano jeltzale y protagonista en los años de la Resistencia al franquismo, Peru Ajuria, Iñaki Arana, Aitor Miñambres, Guillermo Tabernilla, etc.

Tras el acto oficial, algunos de los presentes se trasladaron a la playa de Soulac-sur-Mer para participar en un acto más íntimo, donde Paco Pérez Luzarreta realizó una ofrenda floral en el monumento erigido en memoria de todos los caídos y donde están incluidos los nombres de los cinco gudaris vascos. Este acto concluyó con un aurresku de honor y el Eusko Gudariak. Con una visita guiada por los búnkeres que liberaron los gudaris vascos finalizó la jornada del sábado. Hoy una expedición organizada por Sabino Arana Fundazioa acudirá hasta Rétaud donde se oficiará una misa en la iglesia de San Trojan y se realizará una nueva ofrenda floral en la Necrópolis Nacional, donde se encuentran enterrados los cinco gudaris.