Bilbao - Un año después de la entrega minúscula de armas a los verificadores internacionales son más las incógnitas que las certezas sobre las verdaderas intenciones de ETA de cara a completar su desarme, y más las interrogantes que las respuestas sobre el trabajo que está realizando el equipo dirigido por Ram Manikkalingam en aras de avanzar en el desarme. La organización armada no termina de aclarar cuáles son sus intenciones, ni cómo o ante quién piensa culminar la entrega de armas mientras la Comisión Internacional de Verificación (CIV) busca su espacio y las condiciones para poder desarrollar su tarea sin riesgos. Pero junto a esas incógnitas conviven las certezas de que la banda armada, 40 meses después de su anuncio de final definitivo de su actividad armada, no ha entregado aún sus arsenales y no tiene intenciones de hacerlo en breve. Y la certidumbre, también, de que los verificadores descartan volver a Euskadi antes de las elecciones generales del próximo otoño ante la ausencia de pasos de ETA y la falta de garantías de un marco legal para poder avanzar en su labor.
SIGUE LEYENDO LA NOTICIA EN: Presst.net