SEVILLA. Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva ha permanecido desde el pasado martes en su residencia después de pasar dos días en la UCI del Hospital Quirón Sagrado Corazón de Sevilla aquejada de una neumonía que le causó una pequeña arritmia cardiaca y que sufrió inmediatamente después de haber padecido una gastroenteritis.

Las últimas horas de su vida, Cayetana de Alba ha estado rodeada de sus seis hijos y de su marido, Alfonso Díez, y durante los tres días en los que ha permanecido en Las Dueñas se ha producido un rosario de visitas de amigos quienes probablemente sabedores de que sería una de las últimas veces que la vieran con vida.

Sus cenizas serán depositadas muy cerca de esa que fue su casa favorita, en la iglesia del Cristo de los Gitanos, a cuya hermandad estuvo muy vinculada durante toda su vida.

Sin embargo, fuentes de la Casa de Alba han explicado esta tarde a EFE que no se descarta que parte de sus cenizas sean también depositadas en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en la localidad madrileña de Loeches, donde descansan sus padres y sus dos primeros maridos.

El funeral de Cayetana Fitz-James Stuart se celebrará mañana al mediodía en la Catedral de Sevilla, con la asistencia de la infanta Elena en representación del rey y oficiado por el cardenal Carlos Amigo Vallejo, mientras que las banderas ondean a media asta en Sevilla, cuyo Ayuntamiento ha decretado un día de luto.

La capilla ardiente de la duquesa, que se cerrará a la diez de la noche, ha sido instalada en el Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla, donde permanece abierta y por la que hasta las cinco de la tarde habían pasado diez mil personas.

El féretro de la duquesa, fallecida alrededor de las nueve y media de la mañana, ha sido colocado delante de un crucifijo, flanqueado por dos grandes cuadros con las imágenes de Nuestro Señor de la Salud y de la Virgen de las Angustias, titulares de la Hermandad de los Gitanos, que sale en procesión la Madrugá del Viernes Santo.

El mismo está envuelto en una bandera de España y el pabellón de la Casa de Alba.

El viudo de la duquesa, Alfonso Díez, y sus seis hijos, Carlos, Alfonso, Fernando, Jacobo, Cayetano y Eugenia, todos los cuales se encontraban desde ayer en Sevilla junto a su madre, han acompañado el féretro, que al llegar a la puerta del Ayuntamiento ha sido portado por los nietos de la aristócrata.

Poco después de la una y media de la tarde, el coche fúnebre salió del Palacio de las Dueñas para atravesar buena parte del casco histórico de Sevilla hasta el Ayuntamiento, un recorrido en el que aguardaba un buen número de sevillanos, que han saludado con aplausos el paso de la comitiva.

Al llegar al Ayuntamiento, el coche fúnebre llevaba varios claveles bancos sobre el techo, que le habían sido arrojados a su paso por las calles de la ciudad.

El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, ha dicho sobre la duquesa, la cual fue Hija Predilecta de Andalucía en 2006, que "tuvo muchos títulos, pero el más importante fue el de sevillana", una condición que Cayetana siempre se arrogó.

Y esa condición, pese a haber nacido en Madrid, tal y como hoy ha recordado el sacerdote Ignacio Sánchez Dalp, su confesor y amigo, quien ha dicho que siempre tuvo "la espina clavada" de no ser sevillana de nacimiento.

También sus amigos los diseñadores Vittotio y Lucchino han destacado que haya muerto en Sevilla y en su casa de las Dueñas, lo que siempre fue su deseo.

El martes por la noche una ambulancia la llevo desde la clínica en la que había sido ingresada el pasado domingo por una neumonía y una arritmia cardíaca hasta el Palacio de las Dueñas, respetando su deseo.

El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, ha calificado a la duquesa como "una de las personalidades más queridas y respetadas de nuestra época".

Wert ha señalado también que "no sólo llevó con extraordinaria dignidad y empaque el peso histórico de todos sus títulos y lo que representó la Casa de Alba en la historia de España, sino también ella, por su talento, simpatía y capacidad para disfrutar de la vida", se convirtió en una mujer querida.

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha dicho que fue una persona "con un carácter fuerte y una personalidad ligada a las costumbres" de la comunidad, que siempre "vivió como quiso vivir".

Los sevillanos recordaran siempre la cercanía de la duquesa de Alba y el amor que expresó por su ciudad y sus gentes, según han coincidido en destacar muchos de los vecinos de Sevilla, que esta mañana se han acercado al Palacio de las Dueñas y han visitado su capilla ardiente en el Ayuntamiento de Sevilla.

En ambos lugares el parecer de la gente era unánime: todo el mundo destacaba la sencillez de la duquesa, su gusto por todo lo sevillano, su amor a las cofradías, a la Feria y a la Semana Santa y, por increíble que pueda parecer, casi todos se sabían alguna anécdota protagonizada por ella o incluso decían haberla presenciado.

La duquesa de Alba es la aristócrata más conocida de España y pertenecía a una familia que extiende sus raíces desde los nobles castellanos de la Edad Media hasta la reina María Estuardo de Escocia.

Cayetana de Alba, la mujer con más títulos nobiliarios, la aristócrata por antonomasia y probablemente la persona con la sangre "más azul" del mundo, ha estado muy ligada a Sevilla, ciudad a la que siempre llevó como un emblema, como una divisa, como un título del que presumió tanto como de los que heredó de su padre.

El reparto de su herencia, valorada en unos 3.000 millones de euros, ya está firmada ante notario, y en ella su esposo, Alfonso Díez, de 64 años y que inició la relación con ella en 2008, firmó en febrero de 2011 sus capitulaciones matrimoniales, un total de quince cláusulas por las que renunciaba a "cualquier título, derecho u honores que le pudiera corresponder fruto de su matrimonio".