caracas - El médico y científico venezolano Jacinto Convit, creador de la vacuna contra la lepra y uno de los investigadores más relevantes en el estudio de enfermedades tropicales, falleció el pasado 13 de mayo en Caracas a los 100 años de edad.
El científico, premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1987 y postulado al Nobel de Medicina en 1988, murió a pocos meses de cumplir los 101 años, según informó a través de su página web la Fundación Jacinto Convit, que precisó que "durante toda su carrera como médico, el doctor Convit nunca cobró a sus pacientes".
Hijo de padre inmigrante catalán y madre venezolana, Convit, nacido en Caracas en 1913, y se dedicó al estudio de la lepra desde sus días de estudiante de medicina en la Universidad Central de Venezuela, la principal del país, donde años después fue profesor.
Empezó su carrera como director de una leprosería a las afueras de Caracas, desde donde criticó el tratamiento de los pacientes a quienes se les aislaba de la sociedad, separaba de sus familias y, en muchos casos, recluían contra su voluntad. La lepra, una enfermedad infecciosa que ocasiona lesiones en la piel, los nervios y los ojos, estuvo cubierta por un manto estigmatizante durante siglos.
En 1987 diseñó el modelo de vacunación para combatir la enfermedad contra la que luchó toda su vida, estudio que sirvió de base para crear una inmunoterapia de la leishmaniasis, y trabajó en el estudio de otras enfermedades como el mal de chagas, la oncocercosis y las micosis.
Declarado Héroe de Salud Pública por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ocupó la cátedra de Enfermedades Tropicales en la Universidad de Stanford como Profesor Invitado y un puesto similar durante un año en el Hospital Jackson Memorial, de la Universidad de Miami, ambos en Estados Unidos. A su regreso a Venezuela, fundó el Instituto de Biomedicina de esta nación suramericana.
Cáncer
Como reconocimiento a su labor en la búsqueda de vacunas para la cura de la lepra y la leishmaniasis, Convit fue postulado en 1988 al Premio Nobel de Medicina. Sin embargo, dedicado los últimos años de su vida a desarrollar una autovacuna para el tratamiento de algunos tipos de cáncer, el científico afirmaba que "el Premio Nobel no me quita el sueño, la cura contra el cáncer sí".
De hecho, a pesar de su avanzada edad, todavía trabajaba en una vacuna contra el cáncer basada en terapias inmunológicas, que se mantiene en fase experimental. Entre las distinciones y reconocimientos que le fueron otorgados figura la Orden de la Legión de Honor Nacional de Francia en 2011, la Medalla Cultura Gaspar Vianna, conferida por el Ministerio de Salud del Brasil, el Premio Ciencia y Tecnología 1990, otorgado por la República de México. La Sociedad Venezolana de Microbiología le concede el Premio Luis Daniel Beauperthuy en 1972, por sus grandes aportes a la ciencia universal. - DEIA/Efe