BILBAO. Coqueta, como buena mujer, y con carácter, como buena bilbaina. Puede que esos hayan sido los secretos de Elvira Azkarate Etxebarria para llegar a coronar la lista de personas más longevas de Euskadi. Coquetería, carácter y la pastilla de optalidón que se tomaba a diario "por si a caso". Elvira escribió el punto final a su historia de 110 años el lunes día 21. A pesar de contar con una salud de hierro, su corazón, engranaje de amores, alegrías y también algún que otro disgusto, ya no pudo más y la amama de Euskadi se despidió aún sin dar crédito de su larga vida. "Sabemos que ha sido feliz y ha vivido mucho, pero una madre siempre es una madre", asegura Josu, el mayor de sus hijos.

"110 años, ¡No digáis barbaridades!", decía Elvira cada vez que alguien le recordaba su edad en la residencia de Leioa, donde vivía desde hacía 20 años. DEIA estuvo con ella en su último cumpleaños, el pasado 29 de marzo. Perfectamente peinada, arreglada para la ocasión, la mujer casi inmóvil por la edad, no había perdido ni un ápice de su carácter; una seña de identidad que nunca olvidarán de ella. "Tenía mucho genio", dice su familia, "tanto que se rebela hasta con la muerte", bromeaban. Pero a esa, nadie le gana la partida.

El genio de esta bilbaina, nacida en 1903 en un Bilbao muy distinto al actual, será lo que más recuerden sus hijos, nietos y tataranietos. Y es que la familia de Elvira es muy amplia, con nietos de hasta 51 años y bisnietos de 23. Todos ellos hablarán de su genio; el mismo que ponía fin a las discusiones políticas o que cortaba de raíz a aquel que quería dirigirse a ella en castellano. Elvira era todo genio y figura.

Sin enfermedades Aunque parezca mentira, en 110 años de vida, Elvira no ha sufrido ninguna enfermedad grave. El único percance de salud lo tuvo en 1990, cuando le operaron del estómago. Ni sus hijos ni ella recordaban los motivos. "Seguro que los médicos que la atendieron murieron ya y ella sigue aquí", bromeaba la familia, perpleja por la fortaleza de la amama.

Era de costumbres fijas, por eso siempre mantuvo una dieta fija, comiendo de todo y con una manía que aún en la residencia repetía como si fuera un ritual: vaciar el pan sacando la miga y dejándola encima de la mesa. Intacta. Y es que nunca la comía. Eso sí, en sus mejores momentos, incluso estando en la residencia, Elvira echaba mano de sus artimañas para intentar convencer a las cuidadoras de que le sacaran una comida que no estaba en el menú. Sobre todo, si había porrusalda para comer.

Tampoco tomaba medicamentos. No los necesitaba. Así ha logrado conocer a muchos de sus bisnietos, que la daban besos no sin escuchar de vez en cuando alguna queja de Elvira, que nunca había sido muy amiga de los pequeños.

Tuvo tres hijos, dos chicos y una chica que murió hace años. Los tres ocuparon el corazón de esta bilbaina; un corazón en que también había hueco para su marido, Jesús Bilbao, de quien se enamoró al instante. Él, un marinero apuesto de Sopelana y ella, de Solokoetxe, se casaron seis meses después de haberse conocido, probablemente bailando en los txitxarrillos de Portugalete, según apuntan sus hijos. Elvira se vistió de blanco con 24 años, un 15 de mayo, día de San Isidro. La boda se celebró en la basílica de Begoña y la luna de miel fue en Donostia, una ciudad que a la entonces joven Elvira no le gustó nada. A los 94 años, y poco después de haberse trasladado junto a ella a la residencia foral de Leioa, Jesús murió a los 94 años.

Es difícil, mucho, resumir la vida de Elvira en una página. 110 años dan para muchas historias, a pesar de que en los últimos años la memoria se muestre difusa. Lo que sí es posible es ponerle números a esta vida: un marido, tres hijos, cuatro nietos y cinco bisnietos. Difícil de igualar si se le suma el número más importante el de sus 110 años.

Aunque es cierto que Elvira comenzó hace más de una década a restarse años. Fue justo en el momento que sopló las 100 velas. Las cifras de la vida de esta mujer, la más longeva de Euskadi, también la hicieron entrar en la lista de las personas más mayores del Estado. En esa, Elvira ocupaba hasta el pasado lunes 21 el séptimo puesto.

El viernes, familia y amigos rindieron a Elvira un homenaje lleno vida; una despedida como a ella, enemiga de las grandes fiestas, le hubiera gustado.