Leioa. Un entusiasta de la vida y del euskera ha fallecido. El misionero claretiano y sacerdote de la provincia de Euskal Herria, Euporni Agirre Fullando, partió hacia la eternidad el 5 de mayo cuando sumaba 93 años. Vivía entonces en la Comunidad de San Fermín de Aldapa (Iruñea).

Aita Agirre nació el 3 de agosto de 1918 en Maruri-Jatabe. Sus padres fueron Jose Agirre e Higinia Fullaondo. El vizcaino realizó su Primera Profesión el 15 de agosto de 1936 en Agurain. Su Profesión Perpetua se ofició el 15 de agosto de 1939 en Beire (Nafarroa) y su ordenación sacerdotal se consumó el 14 de enero de 1945 en la capital navarra. Euporni ingresó en el Seminario de Balmaseda el 16 de septiembre de 1930 y comenzó el Noviciado en Agurain el 14 de agosto de 1935.

Sus estudios de Humanidades los realizó en Balmaseda, Segovia y Aranda de Duero (Burgos) entre los años 1930 y 1935. Sus estudios de Filosofía los completó en Beire de 1936 a 1940. Los de Teología, en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja) de 1940 a 1944. Entre sus destinos, los misioneros claretianos destacan: Segovia, Zamora, Donostia, Balmaseda, Tolosa, Agurain, Leioa y San Fermín de Aldapa.

Entre sus cargos de responsabilidad hay que destacar su labor como director del Colegio de San Sebastián. Fue Superior en Balmaseda, Tolosa, Agurain, Donostia, Seminario de Askartza-Claret y Bilbao Curia.

en bizkaia En Bizkaia se le recuerda, sobre todo, como profesor de su amado euskera en el Colegio Askartza-Claret de Leioa (1975-1987), donde formó parte, entre otras comisiones y grupos, de la Pastoral Provincial, de la Junta Permanente, de la Promoción Vocacional, de la Formación.

Desde Askartza-Claret ayer le recordaban de forma especial: como muy positivo ("siempre lleno de animo, nunca veía lo negativo de las cosas"), "atrevido", "dedicado en todo momento al euskera", hasta el punto de que "se negaba a utilizar cualquier palabra que sonara a castellano. Por ejemplo, nunca diría periodikua, era capaz de inventar el vocablo que fuera", explican sus compañeros de comunidad en Leioa.

Entre sus labores también destaca la de organizar los campamentos de verano en Agurain o Urbasa. "Para él nada era difícil. En este caso se mostraba entusiasta por que los chavales aprendieran o mejoraran su euskera. Como dando clases no era muy exigente con tal de que hablasen en el idioma, él lo sentía como una razón más de ilusión para vivir. A veces pecaba de optimista", explica con una sonrisa el misionero claretiano José Luis Ortiz de Guinea.

Sus otras aficiones fueron las flores y plantas. Así, Euporni llegaba a hacer experimentos y le gustaba perderse por los bosques a buscar especies y también era un apasionados de los bonsáis. La ornitología era otros de sus grandes hobbies. "Buscaba nidos, lo que no nos gustaba mucho a nosotros, y los enjaulaba. Los pájaros le gustaban muchísimo". Ortiz de Guinea guarda una graciosa anécdota al respecto: "En una ocasión le regalaron un pájaro de Kenia y Aita Agirre le ponía música de canciones en euskera para que aprendiera a silbar algunas notas, aunque no lo consiguió le echaba mucho humor, como a todo". Y como religioso fue "muy de Dios, un entusiasta de la vida. Bera beti txapela buruan…", concluyen en Askartza, donde el pasado domingo al mediodía le oficiaron una misa de recuerdo en la iglesia del centro.