Bilbao. El 4 de septiembre de 1986 supuso un punto y aparte en un proceso de desencuentros en las filas del PNV que sirvió para escribir las primeras líneas de la historia de un partido que hoy cumple 25 años. Ese día, cuatrocientos exmiembros de la formación jeltzale decidieron dejar atrás las siglas en las que habían militado para integrarse en unas nuevas, las de EA, las de Eusko Alkartasuna.
La escisión del PNV fue un proceso larvado en medio de una enorme tensión interna. Las diferencias entre la dirección nacional de este partido y su organización en Nafarroa por la política de pactos que marcó la primera acabó con una expulsión colectiva que incubó otras disensiones. Los problemas en el seno de la formación se extendían también a la concepción del modelo de país: el EBB defendía un enfoque que mantenía las competencias de las diputaciones forales y el Gobierno vasco del lehendakari Carlos Garaikoetxea era partidario de limitarlas. Las desavenencias en esta segunda cuestión provocaron una crisis que derivó en la dimisión de Garaikoetxea. "Fue una etapa dolorosa, como todas las crisis. Pero mirando al pasado sin ira hay que ver los aspectos positivos. Significó una renovación en el nacionalismo, pasando de una reivindicación de tipo historicista, basada en un cierto neoforalismo, al principio democrático del derecho de autodeterminación planteado sin ningún tipo de ambigüedad, independentista, y al mismo tiempo recogiendo el sentimiento socialdemocrático que existía en amplios sectores del gran movimiento, más que un partido, que era el PNV, al que siempre me referiré con un sentimiento de cariño y respeto. Fue una aportación importante y necesaria a un centro izquierda que no existía en el nacionalismo vasco, que se movía entre las tesis democristiana y un izquierdismo algo trasnochado y radical", señala el lehendakari Garaikoetxea.
Fueron los primeros pasos de un camino que comenzó a recorrerse de forma oficial en la asamblea de Gasteiz del 4 de septiembre de 1986. En esa reunión, el nuevo partido adquirió un nombre distinto al actual, Eusko Abertzaleak, que hubo de ser sustituido, recuerda su primer líder, Manuel Ibarrondo, a consecuencia de las rencillas entre los militantes del PNV y sus ya excompañeros de afiliación. Ibarrondo, que llevó las riendas de la formación desde la celebración de la asamblea hasta la constitución oficial de EA, recuerda así ese capítulo: "El PNV fue a inscribir Euzko Abertzaleak antes de que pudiéramos hacerlo nosotros. Por eso nos impidieron crear Eusko Abertzaleak y tuvimos que cambiarlo a Eusko Alkartasuna".
La inscripción de la nueva formación se hizo a tiempo para que concurriera a las elecciones convocadas para el 30 de noviembre de ese año y que, explica Ibarrondo, "nos pillaron a contrapié" en un clima de enorme tensión. De hecho, el impulsor de EA considera esa situación de enfrentamiento como lo peor de su etapa al frente de la formación. "Viví esos meses muy intensamente y con mucha tensión. Tuve amenazas, me dejó de hablar gente de la familia... Pero estábamos convencidos de que nos asistía la razón y seguimos adelante", relata.
Garaikoetxea fue designado candidato por EA y la presentación oficial de las candidaturas se realizó el 19 de octubre en el velódromo de Anoeta, pero el primer mitin se produjo antes, el 28 de septiembre, en la plaza de toros de Lizarra y durante el homenaje a Fortunato Aguirre, alcalde asesinado por los franquistas. Ese fue el pistoletazo de salida electoral de una campaña marcada, una vez más, por la tensión. De hecho, Garaikoetxea reconoce que su designación como candidato le supuso "una turbación personal por lo que significaba de enfrentamiento con gentes con quienes me siento afectivamente vinculado. Pero los acontecimientos condujeron inexorablemente a eso. Por otra parte, era claro que la crisis culminó con el estallido con el que se hizo saltar por los aires el Gobierno vasco, que llevó a una polarización de todos los que estaban dispuestos a seguir adelante con el proyecto hacia la persona que había dirigido ese Gobierno y se había comprometido con unos planteamientos de país y había sido traicionado".
En esa primera lid electoral, EA logró trece parlamentarios y a punto estuvo de formar un gobierno tripartito con PSE y EE, posibilidad frustrada porque los socialistas no garantizaron el traspaso del régimen económico de la Seguridad Social.
Dos meses después de esa negociación frustrada, el 3 de abril de 1987, la nueva formación celebró en la Ciudad Deportiva Amaia de Iruñea su congreso constituyente, en el que Eusko Alkartasuna quedó definido como "un proyecto socialdemocrático, defensor del derecho de autodeterminación para la formación de un Estado vasco, pacifista y rotundamente opuesto a las estrategias violentas presentes en la política vasca". Ese congreso, en el que también se designó presidente a Garaikoetxea, fue el mejor momento de esa etapa inicial para Ibarrondo, que cedía el bastón de mando de EA: "Yo no he sido nunca político profesional, por eso no me importó. Ese congreso de Iruñea es mi mejor recuerdo de la etapa inicial de EA".
Acercamiento Con el paso del tiempo, las tensiones con el PNV se fueron diluyendo. La evolución de EA, que fue perdiendo fuelle en las posteriores citas electorales, y la coyuntura política en Euskadi, más que alejar a esta formación del partido jeltzale contribuyeron a un acercamiento. En enero de 1991, entró a formar parte de un Gobierno vasco tripartito junto al PNV y Euskadiko Ezkerra, del que salió expulsado en septiembre de ese mismo año. Pero el transcurrir de los años quiso que, ya en 2001, y tras dos años de presidencia de Begoña Errazti -que pasó a dirigir EA en 1999-, la confluencia fuera total, después de que fracasara el acuerdo de Lizarra-Garazi -una aproximación sin precedentes entre fuerzas abertzales- y la tregua de ETA que este pacto propició. Fueron los años del frente PSE-PP liderado por Nicolás Redondo Terreros y por Jaime Mayor Oreja, los de la aprobación de la Ley de Partidos, los de la coalición PNV-EA -que conformaría gobierno en 2001 con 33 escaños y lo haría de nuevo en 2003, de forma tripartita con EB- ... Y los años de la propuesta de Nuevo Estatuto, que recibió un sonoro portazo en Madrid, y de mayor esperanza para alcanzar la paz, con el proceso de Loiola.
Errazti fue la primera mujer que presidía un partido en Euskadi, un hándicap añadido a su tarea en una etapa que, pese a los buenos resultados para su formación -fue el momento en el que EA obtuvo una mayor representación y responsabilidad institucional-, ella se resiste a considerar dulce. "Los años en los que fui presidenta fueron muy, muy difíciles. Yo entré de presidenta en tregua y al de una semana, ETA rompió la tregua y hubo ya el primer asesinato el primer mes; en febrero fueron asesinados Buesa y el ertzaina Díez... Fue una época de actividad enloquecida de ETA en la que hubo un salto cuantitativo y cualitativo, una aceleración en los asesinatos y en las acciones terroristas; dio el salto a matar a ertzainas, a periodistas, a políticos, a empresarios, a nacionalistas vascos… También hay que recordar el frente españolista PSE-PP, con Redondo y con Mayor Oreja. De eso surgió la Ley de Partidos y las consecuencias que tuvo de deterioro en la convivencia en este país, la imposibilidad de representación política de parte de la ciudadanía vasca. Y el discurso terrible, acelerado, el discurso más de extrema derecha utilizando el terrorismo por parte de ese frente españolista. Convirtieron a ETA en el mejor argumento para ir en contra de los derechos nacionales vascos. Y bien apoyado por el asesinato continuado. Fueron años muy complicados para la actividad política", explica Errazti, que resalta el valor que ha tenido la alianza mantenida con el PNV entre 2001 y 2007 y su plasmación institucional para el desarrollo de Euskadi. Pese a las dificultades, la expresidenta de EA guarda gratos recuerdos de esa etapa, como la noche electoral de 2001, "con toda la gente que había allí gritando independentzia", la plantación del árbol de Gernika actual, el trabajo conjunto con Javier Caño para contribuir en la elaboración del Nuevo Estatuto y en los avances teóricos sobre los derechos nacionales vascos, los derechos históricos, la normalización política, el esperanzador proceso de paz abierto en 2004... Y también la defensa que el lehendakari Ibarretxe hizo en Madrid del Nuevo Estatuto. "Tuve la oportunidad de estar ese día en el Congreso de los Diputados con un brillante lehendakari Ibarretxe y, sinceramente, es uno de los momentos que recordaré porque creo que se vio claro que de democracia poco o casi nada", rememora.
Nuevo alejamiento La etapa de Errazti al frente de EA concluyó al mismo tiempo que esta formación decidía dar la espalda a la coalición con el PNV. En 2007, la dirección del primero de estos dos partidos, liderada desde el congreso celebrado en diciembre por Unai Ziarreta, resuelve acudir en solitario a las urnas en las elecciones municipales y forales, decisión que causó una nueva pérdida de votantes y que se haría extensiva a las elecciones autonómicas de 2009. "Los resultados electorales ya venían siendo malos. Lo que sucedió es que nosotros hacía mucho tiempo que no nos habíamos presentado solos a unas autonómicas. Constatamos el hecho de que el camino con el PNV no daba más de sí, no tenía más recorrido porque el PNV no respaldaba totalmente lo que planteaba el lehendakari Ibarretxe. Y decidimos presentarnos solos", señala Ziarreta, que vivió el enfrentamiento con Madrid motivado por la oposición del Estado a permitir la consulta popular impulsada por el lehendakari Ibarretxe. La apuesta por concurrir en solitario acabó en un varapalo electoral tras el que la Ejecutiva de EA, con Ziarreta al frente, puso sus cargos a disposición de la militancia. En junio de 2009, se celebró el hasta ahora último congreso de EA, en el que se modificaron los estatutos de la formación, se hizo una apuesta por la confluencia entre fuerzas nacionalistas y se designó como secretario general de EA -cargo que sustituye a la figura del presidente- a Pello Urizar. "Viendo el mandato que nos daba el congreso, esta dirección veía que de nuevo se ponía sobre la mesa la necesidad de tener la capacidad de llegar a acuerdos abertzales para tener una masa crítica social que nos permitiera avanzar en el camino hacia la soberanía y mientras estamos en este proceso hubo un proceso paralelo en la izquierda abertzale que llegó a similares conclusiones, de unidad abertzale y de cierre de un ciclo de acciones armadas. En estos dos años se ha dado esa coincidencia en cuestiones básicas que se ha trasladado a unos acuerdos estratégicos para llevar a Euskal Herria en ese camino", dice Urizar.
Previamente a ese congreso, el 1 de junio de 2009, la corriente crítica encabezada por el sector guipuzcoano abandonó Eusko Alkartasuna, creando primero la plataforma Alkarbide y después el partido Hamaikabat, disuelto el 30 de junio de este año.
Entretanto, EA ha ido dando pasos en su acercamiento a la izquierda abertzale con la firma primero del acuerdo Lortu arte -20 de junio de 2010-, al que luego se sumó Alternatiba, después de Euskal Herria ezkerretik y con la configuración de la coalición electoral Bildu con el sector ilegalizado y la formación que lidera Oskar Matute. Una coalición que obtuvo muy buenos resultados y en la que se seguirá trabajando, dice Urizar, "respetando la personalidad de cada fuerza que la integra".