erletxe. Josefa Zabala Bikandi falleció el 5 de enero a los 93 años. Nació en Gorozika, en el caserío denominado Montecalvo el día de San José, el 19 de marzo de 1917. Fue hija de Ciriaco y Lucía, la segunda de siete hermanos. Pasó sus primeros años ayudando a sus padres y en las tareas de crianza de sus hermanos hasta que comenzó a trabajar. Primero lo hizo en el barrio zornotzarra de San Antonio -en el bar de una familiar-, y más tarde en el bar restaurante Munitxa, de Durango. Josefa trabajaba allí de sirvienta. Al establecimiento solía ir Antonio Berrioategortua, "un cliente especial" -valora la familia-, con quien Zabala acabó casándose. Berrioategortua Murgoitio era del caserío Barreski de Apatamonasterio.

La mujer del bar Munitxa animó a Josefa a que se hiciera cargo de una tienda que existía en Erletxe, al lado de la iglesia. Y así ocurrió. Pagó un traspaso de 30.000 pesetas de las de entonces y el contrato lo firmó para diez años con una renta de "25 duros". Dos años antes de que acabara este trato preguntaron a los dueños por la renovación y les dijeron que "la renta subía a 50 duros". Con estas noticias, se pusieron manos a la obra para poner en marcha el restaurante Berrio, "ya que la tienda no daba para la renta que pedían", señalan. Un familiar, Pedro Berrioategortua, recuerda una anécdota. Josefa y Antonio se casaron en el Santuario de los Santos Antonios de Urkiola. El banquete se celebró en el restaurante Munitxa. "Cuando llegamos a los postres, Josefa al ver la expresión de mis ojos, me puso la bandeja de suflé entera como plato para que la comiese. Probablemente acertando las penurias que pasé con la comida cuando era seminarista", relata.

Un amigo de la familia, Jesús Mari Olabarri, a su vuelta de vivir treinta años en Australia, evoca otra curiosidad. "Recuerdo a Josefa en aquellos tiempos de la posguerra que me daba bocadillitos para quitar el hambre. Era realmente una mujer de buen corazón, bihotz onekoa", insiste en euskera.

Al poco tiempo trasladaron su residencia a Erletxe, donde Josefa había vivido de soltera. Allí, la familia explica que "supo sacar adelante su nuevo negocio". Para ello, aprendió castellano con el objetivo de poder atender a toda la clientela. "Algunos recuerdan que sufrió muchos menosprecios por este asunto, pero superó con creces todas las expectativas y aquella euskaldun venida a Erletxe de Gorozika, junto con Antonio, montó después el bar restaurante Berrio".

premio Una vez en este establecimiento aún en funcionamiento, "tanto esfuerzo tuvo recompensa". En 1961, les tocó el primer premio de una rifa benéfica del hospital de San Eloy. Ganaron un camión Pegaso Barajas, un coche Seat 600 y otro Seat 1400. La familia vendió el camión y el Seat 600. Con el dinero obtenido "pudieron pagar deudas y habilitar un hostal para los transportistas que circulaban por la carretera antigua a Donostia. También ayudar a amigos y familia", valoran.

El Seat 1400 se quedó en la familia. Antonio lo utilizó para transportar a los baserritarras de Artola, Padrola, Askarri, Kortederra, El Gallo, Gumuzio... a las ferias vascas. Algunos de sus hijos han heredado el oficio hostelero. Así, Josefina regenta el restaurante Dani de Erletxe, Zuriñe el restaurante Auzokoa de Etxano y Roberto el restaurante Berrio. La familia tiene un lema que les une y recuerda a Josefa Zabala: "Euskaldunok, bertokook, amaren eta aitaren hizkuntza zoragarria erabiltzen dogu".