Un renovador del arte gallego
Bilbao. El pintor Xosé Luis de Dios (Ourense, 1943) falleció el pasado domingo en Tui, donde residía desde hacía más de diez años, dejando como herencia una trayectoria en la que siempre fue considerado como uno de los renovadores del arte gallego de la segunda mitad del XX. Su obra está representada en numerosos museos gallegos, europeos y americanos. Perteneciente a una generación de artistas ourensanos nacidos en plena posguerra, De Dios no creía en la ruptura, sino en el legado. "Yo nací en Ourense y esto te marca", dijo.
Asiduo del Bar de Tucho, al que Vicente Risco llamaba O Volter, donde se reunían artistas e intelectuales, De Dios fue, junto con los artistas Xaime Quesada y Acisclo Manzano, uno de los miembros que dio lugar, en los años setenta, al grupo al que el escritor bautizó como Os Artistiñas, y que pretendía renovar el arte gallego a través de la vanguardia,escapando del folclorismo hacia las corrientes europeas en boga. El propio Risco, padrino de esta generación, llegó a comparar las acaloradas discusiones en la tasca orensana con el célebre Café Voltaire de Viena, que él había conocido en uno de sus viajes por Europa, dando nombre con esta anécdota al grupo Volter, emblema de cultura y seña de identidad gallega, de la que Xosé Luis de Dios formó parte y que recordaba como un momento "eufórico, divertido e interesante".
del dibujo a la publicidad Empezó con el dibujo, a través del cual fue construyendo con el paso del tiempo su estilo persona. También en edad temprana realizó diferentes trabajos de publicidad y cartelismo, que dejaron huella en los lienzos posteriores. Sus cuadros, de vivos colores y cargados de fuerte abstracción y un marcado carácter simbólico,consiguen trasmitir una imagen onírica, no siempre descifrable. Hasta el final mantuvo ese aire bohemio y su capacidad para dominar la paleta y la poesía, que construía a través de su obra. De sus cuadros decía que siempre ofrecían "un diálogo abierto, espontáneo, que ayuda a reconocerlos". Del desgarro inicial a la calma del final, sus lienzos estuvieron marcados siempre por el carácter de su creador. Manuel Rivas afirmó que en sus cuadros "estaba toda la historia de la pintura, expresada a modo de paradoja existencial".
De Dios expuso por primera vez en su ciudad natal en 1963. Tras pasar por las galerías e instituciones más representativas de Galiza, expuso también en Madrid, ciudad en la que residió durante años, Barcelona, Santander, México, Río de Janeiro y Buenos Aires. En enero de 2000 Caixanova montó una retrospectiva sobre su obra, que repasaba 50 años de trayectoria artística. El día de la inauguración el artista cofensaba que llevaba un año sin pintar y comentaba sobre el proceso de creación: "Cuando te encuentras con la tela, siempre sales derrotado".
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