El ex alcalde generoso y conciliador
BERRIZ. Antonio Barajuen falleció el último día de las fiestas patronales de San Pedro-Santa Isabel, el pasado 2 de julio. Más conocido por todos sus convecinos berriztarras como Matxin, fue alcalde de la anteiglesia vizcaina entre 1984 y 1987, tras dimitir en su primer año como mandatario José Miguel Apraiz. Barajuen fue concejal de la corporación surgida de las primeras elecciones de la democracia actual, aunque se presentó como independiente dentro de las listas del PNV. Una vez alcalde, se afilió al partido.
Su entrega política activa al municipio la dio entre 1979 y 1987. Sin embargo, y lo que le caracterizaba, es que más importante que todo el boato oficial, su entrega fue total con cualquier persona que lo necesitara de la anteiglesia. Estaba dispuesto a hacer el favor que fuera de cualquier tipo. "Era el taxista del pueblo. Le decías: Matxin, tengo que ir a Cruces o al híper, y ahí estaba con su coche dispuesto para llevarte", le ensalza una de sus mejores amigas, Mari Tere Alberdi.
Del mismo modo piensa el actual alcalde de Berriz, Jabi Azpitarte, quien conocía desde niño a Antonio, porque eran del mismo barrio rural, de Andikoa. "Estaba dispuesto a hablar y a ayudar a cualquiera que lo necesitara. E, incluso, en los años de política, mantenía relaciones con todos, fueran de la ideología que fueran", apunta Azpitarte.
El primer edil le dijo más de una vez a Barajuen que su barrio, Andikoa, a pesar de ser muy pequeño ha dado dos alcaldes y un concejal a Berriz, de lo que se sentían muy orgullosos. "Es que Matxin estuvo en las legislaturas del 79 y 83 como concejal y, luego, alcalde; Karlos Oregi estuvo como concejal en las del 87 y 91; y luego, yo entré en el 95, hasta hoy", apunta Azpitarte.
Y es que Antonio Barajuen (13 de junio de 1942) también fue sacristán de Andikoa. Los que mejor le conocen aseguran que aun siendo sacristán, el ex alcalde no era creyente. La labor la heredó de su padre, Loren. "Llevaba todo lo de la ermita a detalle, era el que pasaba el cepillo...".
Con el tiempo pasó a vivir a un piso de la familia en el núcleo de Berriz, pero "para él Andikoa era lo máximo", explican sus amigos. Barajuen estudió en San Jose Maristak de Durango y trabajó en Forjas de Berriz.
Si un calificativo le definía era "intenso". "Hasta su forma de hablar era intensa, ha vivido intensamente", como si el lema de carpe diem (aprovecha el momento) fuera inventado por él.
Tan importante como Andikoa o disfrutar el presente, era para él el Athletic Club. Fue presidente de la peña Torosto Athletic de Berriz, con sede en el bar Orlegi de la anteiglesia. "Yo muchas veces que iba al bar Ganeko Etxe le veía hablando sobre el Athletic. ¡Era un forofo de la leche!", le recuerda con una sonrisa Iñaki Etxezarraga, más conocido para todos como el cantautor Etxe.
Y es que todo tema era bueno para comenzar una curiosa conversación. Le encendía una cuestión particular sobre fútbol. Matxin reivindicaba que el ex jugador y míster del Athletic de Bilbao, Sarriugarte, es de Berriz. "¡Me da rabia que en todos los sitios le llamen el entrenador de Zaldibar! El caserío del que es originario pertenece a Berriz", discutía siempre.
Otra característica propia era su amplio saber, cultivado. Además, le gustaba hacer de guía en excursiones que él organizaba. "Si iba a algún lado se empapaba de su historia, tradiciones... Y, además, no se cortaba en preguntar a los del pueblo que fuera de todo. Quería aprender, estar informado". A los 68 falleció el pasado viernes 2 de julio. Se fue, pero en Berriz sembró generosidad y conciliación, dos asignaturas pendientes de la sociedad actual. Todos le recuerdan.