CON miedo o sin él, los pasajeros de la línea Bilbao-Lezama volvieron a montarse ayer en el tren. Partió, como todos los días, a las 15.54 minutos de la estación de Deusto. Apenas unas pocas personas dentro. Las hermanas Ascen y Fonsi Antillaque regresaban de casa de su madre al Casco Viejo. "El accidente nos impactó porque quizá conocíamos de vista al maquinista". Aseguran que entendieron el "paro solidario" del viernes, que no les afectó porque sólo cogen el tren los sábados.

Mari Fe Amillano viajaba con sus hijos de vuelta a Lezama. "Da cosa porque ahora sabes que existe la posibilidad de que ocurra un accidente así. Antes ni te lo planteabas. Tenemos que coger el tren y lo seguiremos cogiendo, aunque viajaremos en el vagón del medio como medida de precaución". David Ormaza, uno de los tres heridos en el accidente del jueves, salvó la vida al viajar en el segundo vagón y acurrucarse entre los asientos.

Julián Baeza se apeó en Derio. "Voy a visitar a mi difunta madre. Hoy he cogido el tren de casualidad, normalmente viajo en autobús. El ferrocarril no me da miedo. He sido marinero durante 36 años y lo único que me causa respeto es el avión, aunque haya volado centenares de horas", reconoce.

Las adolescentes Janire, Irati e Irati, vecinas de Lezama, emprendieron el viaje de vuelta. De Lezama al Casco Viejo de Bilbao. Tarde de sábado, tarde de fiesta. "Nos da apuro coger el tren al saber lo que ocurrió. Conocíamos a los pasajeros de vista, por eso estar aquí da un poco de canguelo, aunque no tanto como para ir en autobús". Los viajeros más afectados eran los vecinos de Lezama, el resto de pasajeros que se va montando en las siguientes estaciones se mostraban más escépticos ante el recuerdo del accidente y una posible réplica.

"¿Miedo? A la muerte no le tengo miedo, sólo al cómo abandonaré este mundo. ¿Acaso no hemos nacido para morir?", resumía José Luis Apoitia, un jubilado que iba de Zamudio a Bilbao. Le secundaba Milagros Garramiola, argumentando que "esos accidentes pasan muy de vez en cuando". "Ha coincidido así y ya está, no por ello he de sentir miedo a la hora de coger el tren. Más miedo da el coche y las carreteras están llenas". Como todos los fines de semana, iba a Bilbao a visitar a sus hermanas.

Maite y Mari Asun, que viajaban de Derio a Bilbao, tampoco sintieron angustia alguna. "Hemos comentado el accidente, pero nada más". Horas antes, al mediodía, la familia, compañeros y seres queridos de José María Colio despedían al maquinista que falleció el jueves en la estación de Lezama, al empotrarse el tren que conducía contra la pared del final de la vía.