yakarta. Miles de personas seguían atrapadas ayer en los edificios derrumbados por el seísmo de 7,6 grados en la escala de Richter que golpeó el miércoles la isla indonesia de Sumatra, donde hay ya contabilizados 770 muertos y 2.400 heridos, según el centro de crisis del Ministerio de Sanidad.
Naciones Unidas cifra el número de fallecidos en unas 1.000 personas.
La ministra indonesia de Sanidad, Siti Fadillah Supari, señaló que la cifra definitiva de víctimas mortales será de "miles" debido a "la magnitud de los daños"
En este sentido también se pronunció el ministro de Bienestar Social, Aburizal Bakrie, que comparó "el daño" infligido por este temblor con el de gran terremoto de 2006 en Yogyakarta, en la isla de Java, en el que murieron cerca de 6.000 personas.
Las autoridades calculan que varios miles de personas han quedado sepultadas bajo los escombros de los cientos de casas que se derrumbaron en Padang y Pariaman, las urbes más afectadas, y su esperanza de sobrevivir dependerá de la rapidez del rescate.
En las zonas más remotas y de difícil acceso habrá otras varias decenas de muertos que añadir a la lista final, según los cálculos de los expertos.
Los trabajos de salvamento son lentos y laboriosos, ya que, en gran medida, se realizan a mano ante la imposibilidad de utilizar de momento maquinaria pesada.
Los equipos de rescate comenzaron a operar desde primera hora del jueves en la región, rescatando personas atrapadas, recuperando cadáveres y repartiendo 20.000 kit de emergencia con tiendas de campaña, ropa de abrigo, medicinas y alimentos.
Sanidad envió ocho toneladas de medicamentos, ocho toneladas de comida para bebés, tiendas, 630 sacos de dormir y un equipo médico formado por 200 especialistas
Miembros del Equipo de Respuesta Rápida del Centro Nacional de Gestión de Desastres (BNPD), el Ejército, la Policía y personal médico colaboran en las tareas, a las que unen unidades de emergencias de otros países así como organizaciones no gubernamentales (ONG).
En Pariaman y Padang, varios miles de personas pasaron la noche al raso por temor a réplicas, siguiendo instrucciones del Gobierno
Ambas ciudades amanecían ayer sumidas en el caos y entre escombros, con centenares de construcciones derrumbadas, entre viviendas, bloques de oficinas, centros comerciales, hoteles, mezquitas y edificios públicos, como el Ayuntamiento de Padang y el Parlamento local.
Los supervivientes hacen colas de horas para obtener bienes básicos.