Jon Rahm se subió ayer a una montaña rusa para asegurar su presencia en el fin de semana del FedEx St. Jude Championship, el primer play-off del PGA Tour. Si la primera ronda había sido algo anodina con catorce pares consecutivos hasta acabar con fuerza en tres bajo par, la segunda, exigida por la cercanía de la línea de corte, fue una sucesión de altibajos que el golfista de Barrika cerró con cinco birdies y cuatro bogeys para un total de cuatro bajo par que le colocaba al cierre de esta edición cerca de los treinta mejores del torneo y a seis del liderato provisional que ocupaba el austriaco Sepp Straka.

La vuelta se resume de nuevo en los greenes, donde Rahm vivió una locura de emociones. Si el primer día pecó de quedarse corto en sus impactos, ayer dio la impresión de querer ser más agresivo, pero no encontró la línea correcta y entregó de nuevo algunos golpes. Fue capaz de embocar grandes putts desde más de siete metros, pero también sumó cuatro tripateos desde distancias similares al errar algunos cortos putts de vuelta “que me han impedido estar más cerca del liderato”. En total, son cinco los hoyos que el vizcaino ha firmado a tres putts en las dos primeras rondas, lo que le dejó la sensación de “haber perdido muchas oportunidades hasta ahora”. Es una suerte en la que los mejores no fallan y de ahí que Rahm mostrara cierta preocupación porque, desde luego, esos fallos no son nada habituales en él.

Una vez más, su juego de tee a green en el TPC Southwind fue excelente, pero a la hora de rematar volvió a sufrir demasiado, hasta llegar a expresar en voz alta a su caddie Adam Hayes: “No entiendo estos greenes”. En este sentido, Rahm explicó tras su recorrido de ayer que su principal problema esta semana en el FedEx St. Jude Championship de Memphis está siendo acertar con la velocidad de los greenes. “He intentado practicar estas semanas en Arizona, pero allí hace mucho calor y las condiciones no tienen nada que ver con las de aquí”, comentó. En todo caso, el barrikoztarra aseguró que no está preocupado por este aspecto de su juego “mientras siga pegando bien a la bola. Espero mejorar estos días en los greenes para poder tener opciones”.

Eso sí, en cada vuelta Jon Rahm deja alguna virguería y ayer no fue excepción. En el hoyo 3, un par 5, su golpe de salida acabó detrás de un árbol y en zona de hierba alta. Para colmo, en el camino para devolver la bola a calle se interponía el agua con serio riesgo de perder un golpe. Pero el exnúmero 1 del mundo se inventó un golpe bajo con el que la bola hizo la rana en el agua y salió a terreno seco para salvar desde allí el par.

Inesperados dominadores

Con su presencia en el BMW Championship de Delaware de la semana que viene asegurada y la vista puesta un poco más allá en las citas de otoño en el DP World Tour, Jon Rahm espera aprovechar estos dos días para recuperar sensaciones en el campo después de unas semanas en las que ha estado más ocupado en llevar adelante su segunda paternidad. Quienes no lo podrán hacer son ilustres como Rory McIlroy, Billy Horschel o Justin Rose que con partidos aún por concluir estaban fuera del corte. Scottie Scheffler, número 1 del mundo, y Jordan Spieth batallaban por mantenerse en un torneo que, de momento, dominan nombres inesperados. l