El éxito vuelve a sonreír al músico y cineasta euskaldun Fermin Muguruza, que esta semana adelanta el estreno de su película de animación Black is beltza: Ainhoa en Zinemaldia. El exlíder de Kortatu y Negu Gorriak ha logrado vender todas las entradas de su proyección en una gran pantalla en el Velódromo de Anoeta para 3.000 personas. La película, que contará de nuevo con su cómic correspondiente y cuya ecléctica e interesante banda sonora está ya a la venta, llegará a los cines del Estado el 30 de este mes antes de su desembarco en Argentina y Francia. “Ainhoa no la podría haber hecho un director de cine que no fuera músico”, explica el músico y activista en esta entrevista, en la que destaca “el aporte feminista” de su película, que no deja de ser un homenaje a su hermano fallecido y también músico Iñigo.

La primera película de ‘Black is beltza’ estaba en su mente desde el principio del proyecto transmedia. ¿Cómo se ha llegado a esta segunda parte, cuál fue el germen?

—Desde el lanzamiento de la primera parte en cómic, en el 2014, y aún con la incertidumbre de saber si podríamos llevar esa primera parte a la gran pantalla, yo ya tenía en la cabeza que algún día me gustaría contar la historia de Ainhoa, y aquí está, ocho años después.

¿Qué cuenta en ella? La protagonista es Ainhoa, la hija de Manex, el protagonista de la primera. Creo que da el salto a Europa y Asia desde Latinoamérica, ¿verdad?

—Es la hija de Manex y Amanda. Esta última muere en atentado parapolicial en La Paz, el mismo día que matan al Che Guevara, dando a entender que estaba haciendo labores logísticas de apoyo a la guerrilla en Bolivia. Ainhoa viajará a Euskadi a visitar la tierra de su padre, y de ahí viajará con una amiga vasca al Líbano, Afganistán, Turquía y Kurdistán, hasta llegar a la ciudad de Marsella, donde tendrá el desenlace toda la historia.

Y, como en la primera, le pasará de todo. No le dará usted tregua, seguro.

—Efectivamente. Ainhoa va con el machete en alto por la vida.

El antecedente estaba planteado como un mensaje claro de denuncia del racismo y la defensa de la multiculturalidad. ¿‘Ainhoa’ incorpora alguna lucha nueva?

—La interseccionalidad de las luchas sigue presente, pero en Ainhoa el aporte feminista está en primer plano.

Recuerdo aquel lejano “ni un paso atrás ni para tomar impulso” que defendía Kortatu. El ser humano es tan cafre que parece que no avanzamos demasiado ¿no cree?

—Algunos avances y conquistas que costaron mucho trabajo conseguirlas hay que seguir defendiéndolas como si de una barricada se tratase; de ahí el “ni un paso atrás”. En cuanto a lo de avanzar, creo que ha habido momentos más interesantes en la historia de la humanidad, pero no soy un derrotista pasivo.

¿Activista cultural, social, político...? ¿Un poco de todo?

—Estamos atravesados por el contexto, y o todas las luchas confluyen o sectorialmente tienen un sentido cortoplacista.

¿Aún cree en la Revolución, así, con mayúsculas, o en cambiar las cosas desde nuestro ámbito personal y más cercano?

—No soy religioso, por lo tanto no tengo una creencia, pero el colapso de la sociedad de mercado está cada vez mas cerca, y o se comienzan a intervenir ya la sanidad, la energía, la banca... o el fin del género humano tiene fecha.

¿Cantaría hoy ‘Nicaragua Sandinista’ ante la deriva actual del presidente Ortega?

—Sí, de hecho aparece dos veces en el filme, ambientado en el año 1988: una versionada por la Broken Brothers Brass Band y otra la original del Azken guda dantza, el disco en directo de Kortatu, en 1988. La Revolución Sandinista fue uno de los hechos más hermosos del pasado siglo, y el devenir de algunos de sus dirigentes no puede hacernos avergonzar de lo conseguido. Como decía un cartel cuando por la guerra perdieron las elecciones en 1989: “La construcción de un mundo nuevo se detuvo por un instante”. ¡Ah! Y gritar: “Despierta, dispara, un gringo en tu casa” eso sigue siendo catártico.

Vuelve a contar con un plantel de lujo de actores y actrices para poner las voces a sus personajes de animación, entre ellos Itziar Ituño, Eneko Sagardoy, Ariadna Gil, Antonio de la Torre… ¿Ha encontrado alguna dificultad en el caso de los actores/actrices estatales?

—Los actores y actrices forman parte históricamente de una comunidad muy insubordinada, de una farándula que siempre ha sido incómoda para el poder. Ya en 2007 colaboró en un disco mío Rossy de Palma, y siempre he encontrado en este colectivo un gran apoyo. En la anterior película, hace cuatro años tuve a Emma Suárez, Óscar Jaenada, Rossy… y en esta los nombres que has mencionado.

¿Le ha costado económicamente levantar esta película tanto como la primera o el éxito logrado en medio mundo le ha proporcionado más facilidades para sacar adelante el proyecto?

—Fui un poco iluso, pensaba que algunas de las puertas que siempre estaban cerradas para mí, se abrirían; pero no. Una vez más, ni el ICAA ni TVE han querido saber nada de este nuevo proyecto, según TVE por no encajar en la línea editorial.

A partir de Zinemaldia, a ‘Ainhoa’ le espera un viaje imparable en cines, estrenos en varios países…

—Sí, el tener todo vendido para el Velódromo en el Zinemaldia nos coloca en una buena posición para la salida en cines del Estado el 30 de septiembre. Haremos algunos preestrenos en Valencia, Madrid y Barcelona, y esperemos que la gente nos apoye, pues si el primer fin de semana flojea, en la segunda semana desaparece de la cartelera.

¿Se verá en Netflix u alguna otra plataforma?

—Las plataformas tienen dos líneas de trabajo: la primera es la producción propia y la segunda es licenciar películas que les parecen interesantes, y para estas segundas, tienes que esperar hasta medio año después del estreno para que te digan algo.

Creo que está previsto que también vaya acompañada por el correspondiente cómic.

—Sí, el cómic dibujado esta vez por la increíble Susanna Martín, saldrá el 6 de octubre en euskera, castellano, catalán y gallego.

Hablemos de música y, por tanto, de la banda sonora de la película. Parece un personaje más y resulta tan necesaria como en la precedente. Vuelve a incluir diálogos, como las de Tarantino.

—La banda sonora incluye diálogos, como hicieran ya en la referencial para mí BSO de Apocalypse now de Coppola, en Ghost Dog de Jim Jarmusch, o como has dicho, las bandas sonoras de Quentin Tarantino.

Aparece mucha banda y músicos insurgentes de países como Afganistán, Palestina o Líbano o Cuba, pero existe también una gran representación vasca: Barricada, RIP, Imanol, Laboa, los propios Kortatu… Es una referencia muy personal y autobiográfica, creo que para homenajear a Iñigo ¿no?

—La sombra de Iñigo planea por toda la película, e incluso aparece animado y hablando con la voz de Gorka Otxoa. Su corazón late por todo el metraje.

Maite ‘Mursego’ es la autora de la música original?

—Primero leyó el guion, después vio la película en estado embrionario y fue viendo la evolución de las animaciones, pero este proceso fue siempre acompañado de muchas charlas sobre cine, música cinematográfica, qué BSOs me gustaban a mí y a ella, donde coincidíamos, lo que queríamos transmitir a través de los sonidos...

¿Y qué hay de la música? ¿Sigue considerándose un músico que hace cine?

—Esta película no la podría haber hecho un director de cine, si este no fuera músico.