Ante las trabas de la vida existen dos maneras de abordarlas. La primera es la de la rendición pero en el diccionario de Igor Cano de la Torre no existe esa palabra. El bilbaino diagnosticado con un neurinoma del acústico en el año 2015, hizo frente a la enfermedad y a la rehabilitación enfocándose en la escritura. Lo hacía desde siempre pero sin ninguna intención de que fuese más allá. A raíz del diagnóstico y para mantener la mente ocupada, comenzó a leer y a documentarse para escribir y publicar su primera novela, La Chachumena.

Todo empezó por un neurinoma en el oído. ¿Recuerda lo primero que pensó al conocer el diagnóstico?

Me tengo que remontar a 2015 cuando me detectaron un neurinoma del acústico por el que me tenían que operar de urgencia. Al principio me asusté porque nunca había tenido ninguna enfermedad. Había ido al hospital de visita. Cuando me lo dijeron no era consciente de lo que se me venía encima. Después de la operación me encontré bastante mal físicamente y empecé a darle vueltas a la cabeza. De ahí surgió el objetivo de centrarme en escribir la novela. 

¿Cuánto cambió su vida? 

Acabó la operación y quedé bastante fastidiado, me tocó hacer rehabilitación. Con la parte física estuve unos meses y fue dura al igual que la psicológica. Por eso, empecé a escribir y a documentarme, era una forma de pensar en otra cosa y centrarme en un tema en concreto. Hice casi toda la novela aunque la deje aparcada cuando empecé a notar que me recuperaba a raíz de la rehabilitación.

¿Le han quedado secuelas?

Tengo una parálisis facial, no es una cosa que me condicione demasiado porque sigo teniendo los mismos amigos y haciendo las mismas cosas. Es verdad que antes hacía mucho deporte y ahora hago menos porque en ese aspecto si me condiciona pero lo demás hago todo normal. 

¿En quién se apoyó? 

Me ayudó muchísimo mi mujer. Me centré en la recuperación y a los siete meses ya estaba trabajando cuando me habían dicho que la recuperación sería al año y medio o dos años. Yo quería recuperar mi vida normal y sentirme como siempre, por eso me puse a trabajar lo antes posible. Aunque no podía conducir al principio, iba buscando la fórmula para tener una mayor independencia.

¿Cuánto diría que le ayudó la escritura durante el tiempo que duró el proceso de rehabilitación?

Bastante, sobre todo para cambiar la perspectiva y mirar más allá centrándome en otra tarea. Me ayudó mucho porque trataba un tema que me gustaba y me distraía. Por la mañana hacía rehabilitación y paseaba por la playa con mi mujer mientras que por la tarde y por la noche estaba escribiendo para mantenerme ocupado. Era mi forma de evadirme de todo lo que estaba pasando. 

UNA AFICIÓN DE TODA LA VIDA

¿Escribía antes de conocer la enfermedad? 

Escribía de siempre pero sin ninguna pretensión. Lo hacía para mí con algún relato y algún cuento. En su día publiqué alguno pero nunca había ido más allá. En aquel entonces, me llamó la atención el hecho de escribir una novela larga una vez en mi vida y publicarla. Estaba como un proyecto a largo plazo que nunca te pones con ello. A raíz del diagnóstico surgió la oportunidad. Me gusta documentarme y como es una novela histórica me pareció interesante desde el principio.

Después de todo lo que ha vivido, ¿qué valor tiene la novela?

Mucho porque era un objetivo que lo veía muy inalcanzable y la verdad es que estoy tremendamente orgulloso porque ahora la veo y todo el mundo me ha dicho que está muy bien. Yo hubiera agradecido conocer esta historia cuando estaba en ese momento para saber que había historias de superación, es algo que me hubiera sentido de incentivo. La novela está enfocada para la gente que no lee mucho en el día a día.

¿Se ha planteado escribir una novela autobiográfica sobre lo que ha vivido en los últimos años? 

Sí, me gustaría hacerlo pero en un futuro más lejano porque está muy reciente. Todavía me duele un poco porque realmente, ser tan dependiente durante un tiempo es algo a lo no estás acostumbrado y es duro. 

La literatura para usted es… 

Una forma de expresarme, más fluida que de forma verbal. Es una manera de contar historias y crear universos y mundos paralelos.