UNA temporada más, el Bilbao Basket regresó derrotado de la cancha del Real Madrid, como viene siendo costumbre en las últimas campañas. Hubo un tiempo, recordado en la retransmisión de Movistar, en el que el equipo vizcaino podía mirar a la cara al gigante blanco, pero esa época ya quedó atrás y las visitas al Wizink Center son sinónimo de resultado adverso, más o menos abultado. Esta vez el Bilbao Basket se encontraba con el peor Real Madrid del curso, para el que apenas dos derrotas consecutivas parecen una crisis enorme, y puede decirse que los hombres de negro pagaron los platos rotos.

La diferencia de calidad entre las dos plantillas quedó de nuevo de manifiesto en un partido que resolvieron sendos parciales de 10-0 y 11-0 con los que se abrieron los cuartos impares. Al Bilbao Basket se le vio intimidado durante muchos minutos, agobiado por la propuesta física de los jugadores de Chus Mateo, que desplegó una defensa con constante uso de manos que le hizo perder 18 balones al equipo visitante, que un día más se mostró muy blando en los contactos y en el manejo del balón.

Probablemente, ayer fue el primer día de la temporada en que la defensa del Bilbao Basket rindió a más bajo nivel, con demasiadas concesiones y poca agresividad, lo que facilitó el trabajo a los madridistas, que tampoco necesitan demasiado tiempo ni espacio para exhibir su calidad. De hecho, al descanso ganaban por diez puntos y habían metido dos triples muy afortunados: el inicial de Campazzo desde once metros y otro de Musa que atravesó al aro tras golpear el hierro y caer desde muy arriba.

Con el resultado decantado sin remedio, la atención estaba en el debutante Keith Hornsby y en tratar de intuir lo que puede ofrecer al Bilbao Basket en la segunda mitad de la temporada. El alero de Virginia jugó 18 minutos y acabó con ocho puntos, tres rebotes y una asistencia. Hizo cuatro canastas de dos en cinco intentos y falló los cuatro triples que lanzó. Precisamente, esta es una de sus principales virtudes y por lo que se le ha fichado, pero tampoco conviene sacar conclusiones precipitadas.

Jaume Ponsarnau hizo salir al campo a Hornsby cuando solo habían pasado seis minutos y veinte segundos de juego y sustituyó a Rabaseda, con lo que la opción de utilizar tres pequeños se activó muy pronto. Y se vio que el recién llegado es un jugador dinámico, que no hace ascos a tener el balón en las manos y tomó los tiros que debía, pese a la falta de acierto. No obstante, el estadounidense pagó la novatada en sus dos primeras acciones defensivas porque Deck y Musa le sacaron sendas canastas con tiro adicional.

UNA PRUEBA NO VÁLIDA

Hornsby logró su primera canasta tras apenas un minuto en cancha y siempre se ofreció a sus compañeros para jugar con y sin balón, aunque quizás ayer no era el mejor día para calibrar sus posibilidades. De hecho, cuando habían transcurrido tres minutos y doce segundos del último cuarto pidió el cambio visiblemente agotado por el esfuerzo y por la tensión de debutar ante el mejor equipo de Europa. Quizás sea casualidad, pero su debut coincidió con el mejor partido de Hlinason, que metió nueve canastas, todas debajo del aro y sin gastar botes. En todo caso, habrá batallas más importantes en las que esta nueva fórmula que explora el Bilbao Basket tendrá que dar frutos. Lo de ayer era, de nuevo, previsible. El Real Madrid era demasiado reto para un equipo que vuelve a estar en reconstrucción y que tiene el descenso a un partido.