El Surne Bilbao Basket pasó ayer por la Basílica de Begoña para realizar la tradicional ofrenda a la Amatxu en la que la plantilla pide, como siempre, “salud y éxitos” para un curso en la que de nuevo habrá dos competiciones. La pretemporada discurre hasta ahora sin incidencias graves, lo que ya supone una mejoría respecto al verano pasado, y con la ilusión que ha creado las dos primeras victorias ante dos rivales de diferente entidad: el recién ascendido Palencia y el poderoso Real Madrid.

En el duelo ante el campeón de Europa, quedó claro que el equipo de Jaume Ponsarnau va progresando en algunas cuestiones básicas y que, obviamente, le quedan cosas por mejorar, sobre todo en el aspecto ofensivo. La semana pasada fue la primera en la que el técnico pudo contar con toda la plantilla y eso le ha permitido ya ir colocando las piezas en su sitio y elevar la calidad del trabajo diario, que esta semana tendrá otro test muy válido en el torneo de Oporto.

Más allá de la victoria, el partido ante el Real Madrid le sirvió también al técnico para “probar algunas cosas y ver que podemos ampliar nuestro repertorio de recursos”. En este sentido, Ponsarnau probó por las circunstancias a Rabaseda como cuatro, a Tsalmpouris defendiendo a los cincos y a Killeya-Jones a los cuatros y de nuevo el equipo pudo probarse en un final igualado. “Adam Smith no ha acabado el partido, cuando lo normal es que acabe la mayoría. Sin ser un partido para definir roles aún, hemos buscado y encontrado soluciones diferentes que nos pueden ayudar”, añadió Ponsarnau tras el triunfo ante los madridistas.

Con todas las precauciones que deben guardarse en este periodo, el Bilbao Basket va mostrando algunas pinceladas ilusionantes por parte de aquellos jugadores que son nuevos en la plaza. Renfroe y Pantzar forman una pareja muy compensada en el puesto de base por la sabiduría y experiencia del primero y la pujante juventud y despliegue físico del segundo. Kullamae, a falta de mejorar sus porcentajes, es un jugador que transmite seguridad porque no se complica la vida. De Ridder despliega una gran actividad, aunque tiene que aprender a marchas forzadas para saber cuándo y contra quién hacerlo y no pagar el peaje de la juventud. Y Killeya-Jones y Hlinason aseguran una mayor aportación de puntos del juego interior respecto al año anterior, aunque el estadounidense con pasaporte inglés debe mejorar en defensa.

Entre los que permanecen en la plantilla, está destacando el paso adelante que parece dispuesto a dar Reyes en decisión y, de momento, acierto. Quizás sea cuestión de tiempo y de acumular volumen de lanzamientos, pero cabe esperar mucho más de Andersson y Tsalmpouris. Cuando su juego en ataque se basa casi exclusivamente en el tiro exterior, elevar los porcentajes parece obligado para convertirse en una amenaza real de forma más regular, sobre todo en el caso del sueco. El griego es un elemento extraño dentro del baloncesto actual y su versatilidad debe venir acompañada de una mayor dureza para aprovechar sus ventajas físicas cerca del aro. Tres semanas quedan para empezar la liga y cuatro partidos en los que el Bilbao Basket tiene que acabar de ajustarse para afrontar una campaña que desea alargar en sus objetivos.