¿Qué nota le pone al equipo en la presente temporada teniendo en cuenta todos los problemas de lesiones que ha debido afrontar?

Para mí la nota adecuada sería un ocho porque teniendo en cuenta todas las cosas que hemos pasado hemos conseguido un muy buen nivel competitivo, algo que tiene mucho mérito. Y no es superior porque fuera de casa no hemos conseguido ser sólidos. Hubo un momento en el que lo dejamos de ser y ha sido un lastre que hemos arrastrado toda la temporada.

¿Cómo valora el hecho de no haber sufrido en ningún momento por la salvación en una Liga Endesa tan exigente como esta?

Ha habido partidos clave para que no ocurriera y los hemos ganado. Eran minifinales para pasar apuros o no pasarlos. Ese ha sido un síntoma muy positivo de la mentalidad, de tener las cosas claras por parte del equipo. Ha sido uno de nuestros grandes valores. Estamos satisfechos porque sabemos lo duro que es estar abajo, pero sabemos que si en algún momento de nuestra trayectoria se produce este hecho tendremos que estar preparados porque en esos momentos, al igual que hemos hecho este curso, tendremos que remar todos juntos.

¿Hasta dónde cree que habría llegado este equipo no ya sin lesiones, sino simplemente si estas no hubiesen llegado todas de golpe o no se hubiesen acumulado en determinados puestos?

Creo que así como la Copa se puso muy difícil porque el nivel de los ocho mejores equipos era muy alto y a nosotros nos cogió en un momento en el que tuvimos en muy pocos partidos a nuestros bases, los play-offs tanto de BCL como de ACB habrían sido posibles por el nivel competitivo que tenía el equipo, por cómo entendía la competición y los valores que estábamos teniendo de juego, sobre todo defensivamente. Podríamos haber aspirado a ambos.

¿Ha generado mucha frustración en el vestuario ver que las lesiones estaban entorpeciendo metas tan satisfactorias?

Sí que ha sido frustrante, tanto en mi propia persona como en la forma de ayudar al equipo, que también estaba frustrado por esta situación. Había que intentar que ese no fuese un argumento para que el equipo se relajara. Creo que, excepto ayer, en Miribilla siempre hemos encontrado nuestros máximos incluso habiendo existido malos partidos como el del Joventut o el del Tenerife, pero fuera no. Quizás el hecho de haber tenido ya el argumento de las lesiones haya hecho que no hayamos encontrado nuestra máxima mentalidad.

Desde fuera parece que las lesiones, desde un par de semanas antes del parón de febrero cuando había ya muchos jugadores muy tocados, les han partido el curso, profundizando en los dientes de sierra de rendimiento que ha mostrado el equipo entre jugar en casa o fuera.

Estoy totalmente de acuerdo. La lesión de Jeff Withey en la ventana de febrero y los problemas agudos que ya venía arrastrando Ludde Hakanson nos afectaron mucho. Porque para ganar fuera de casa o el local lo hace muy mal o tú tienes que jugar con un muy buen nivel de calidad y energía. No hemos encontrado ni una cosa ni otra y claramente fue desde ese momento. Porque quizás el mejor partido que hemos jugado esta temporada fue fuera de casa, contra el Bahcesehir. Pero claro, ese día jugamos con mucha calidad y energía.

Han acabado el curso con once derrotas seguidas fuera, pero en Miribilla, con su público, sí que han encontrado esos niveles de confianza, energía y acierto necesarios, sobre todo cuando el equipo no estaba al completo.

Entendedme; parte de que lo hayamos hecho tan mal fuera de casa es culpa de Miribilla. Nos ha ayudado tanto que no hemos sabido jugar sin ese factor. No hemos sabido ser sólidos sin Miribilla. Nuestro público nos ha ayudado muchísimo en partido buenos y malos, en los duros, en los que se han puesto difíciles…. Yo he vivido una situación muy positiva y constantemente me sorprendía de lo que ayudaba Miribilla. El máximo ejemplo es el de ayer contra Unicaja; el público se quedó tras el partido para despedir al equipo pese a ser una hora malísima.

¿Ha sido la lesión de Jeff Withey la que más ha afectado al nivel competitivo del equipo?

Sí, pero creo que el sustituto (Georgios Tsalmpouris) ha sido lo suficientemente bueno para no notarlo tanto. Creo que la lesión más importante que ha habido ha sido la de Nikola Radicevic, porque probablemente ha afectado a que Hakanson se lesionara también. Las lesiones en el puesto de base han sido las más dañinas porque la de Andrew Goudelock la resolvimos con acierto.

¿Cuál ha sido la principal virtud del juego del equipo?

La propuesta defensiva ha tenido un buen equilibrio entre la táctica y la intensidad y eso hizo que muchos rivales no encontraran su juego.

¿Y el mayor defecto?

Hemos corrido muy mal. Hemos sido un muy mal equipo de contraataque. Para mí, hacerlo bien en esta faceta del juego es una inversión de temporadas, pero nos hemos encontrado con un grupo en el que no ha sido eficiente. Yo pensaba que lo íbamos a hacer mejor.

¿A qué se refiere cuando asegura que este es el grupo de jugadores con mayor entusiasmo a la hora de entrenar que se ha encontrado en su carrera?

En los buenos y malos momentos los jugadores llegaban a entrenar y tenían ganas de escucharte para ver qué debían hacer en esos momentos porque se iban a agarrar a ello, con muchos jugadores ayudando a transmitir ese entusiasmo. Esto no me lo había encontrado nunca a este nivel y ha sido muy positivo.

El objetivo de la salvación se encarriló muy rápido y luego se fueron colocando nuevas metas o ilusiones por el camino (Copa, ‘play-off’, la décima plaza…) que no se acabaron alcanzando. ¿Influyeron solo las lesiones o también faltó mentalidad?

Las lesiones afectaron claramente a nuestra calidad y al verse afectada nuestra calidad en algunos momentos, sin querer, afectó a nuestra mentalidad. Nunca ha afectado a Miribilla, pero sí fuera de casa como ha sido evidente.