LAS dos últimas derrotas a domicilio en la Liga Endesa, en Granada y Lugo, han enfriado el extraordinario arranque de temporada que había protagonizado el Surne Bilbao Basket. Ni con aquel 4-0 entre ACB y Basketball Champions League tocaba separar los pies del suelo ni estos resultados son merecedoras de depresión, aunque sí que generan cierta inquietud más por las formas que por el fondo. Ganar a domicilio nunca resulta sencillo, pero el calendario había emparejado a los de Jaume Ponsarnau con dos rivales de parecido potencial al suyo. La posibilidad de arañar algún éxito para seguir llenando el zurrón estaba ahí, pero lo cierto es que el conjunto vizcaino ha sido superado ampliamente por sus rivales.

Además, en ambos compromisos se ha visto a merced del Granada y el Breogán desde el mismo salto inicial, teniendo que jugar en todo momento con la enorme exigencia que supone desenvolverse con el marcador en contra, con la necesidad de realizar complicados ejercicios de funambulismo para no caer del alambre. Perder pie tan pronto en el marcador en ambas citas y verse tanto tiempo por detrás de su rival ha supuesto una papeleta que el Bilbao Basket no ha sabido gestionar. El sábado, contra los de Mrsic, no estuvo en ningún momento por delante en el luminoso; contra los de Pin su única ventaja fue un 56-58 que solo duró nueve segundos. Sumando los 80 minutos, los rivales mandaron durante 77 y medio.

Tanto en Granada como en Lugo el conjunto vizcaino se ha visto, además, muy pronto con desventajas considerables en contra. Los andaluces necesitaron menos de doce minutos de partido para fabricar su primera brecha de dobles dígitos, mientras que los gallegos lo consiguieron cuando todavía faltaba 1:20 para la conclusión del acto inaugural. Cierto es que posteriormente los hombres de negro consiguieron o bien remontar o bien acercase considerablemente en el luminoso, pero remar a contracorriente tanto tiempo precisa para llegar a buen puerto de una constancia, consistencia y nivel de acierto que son muy difíciles de acreditar fuera de casa y que los de Ponsarnau no han conseguido alcanzar en estos duelos por su flojera defensiva o por sus baches en ataque. Cuando en Granada se colocaron con el 56-58 en el tercer cuarto después de haber llegado a perder por 14 puntos (42-28), pasaron a encajar –con la lesión de Nikola Radicevic de por medio– una abrumador parcial de 22-5 que finiquitó el duelo. En Lugo, tras el peligroso 44-31 a un minuto del descanso, los visitantes llegaron a colocarse con un esperanzador 48-44 en el ecuador del tercer acto, pero tras una falta antideportiva de Xavi Rabaseda el marcador pasó a ser un 58-48 en menos de dos minutos. Y algo parecido ocurrió en el tramo final. El Surne Bilbao Basket logró pasar del 68-55 a un más esperanzador 72-66, pero otra antideportiva de Álex Reyes fue el pistoletazo de salida para que los de Mrsic firmaran un abrumador 14-2 en cinco minutos y medio en los que los hombres de negro solo sumaron dos tiros libres de Adam Smith.

Al Bilbao Basket le conviene no dar tantas alas ofensivas a los rivales, al menos a domicilio, porque se ha comprobado que de momento no tiene ni la pólvora ofensiva ni la consistencia defensiva para corregir luego la situación. El Granada firmó en el primer cuarto un 83% en tiros de dos y un 62% en triples; el Breogán un 9 de 11 de dos. Teniendo en cuenta el 8 de 22 en lanzamientos de campo del cuadro vizcaino ante los de Pin y el 3 de 16 contra los de Mrsic, los arranques de los encuentros deben ser más sólidos.