En el minuto 18 del partido que enfrentaba a Granada y Athletic procedió el colegiado Miguel Ángel Ortiz Arias, del comité madrileño, a interrumpir el encuentro por una grave incidencia sanitaria en la grada de la cual avisó insistentemente desde el terreno de juego Unai Simón, protagonista en Los Cármenes más allá del balón. El murgiarra, que antes del primer minuto de juego evitó el gol del conjunto nazarí con una brillante intervención con el pie en un mano a mano con Myrto Uzuni, advirtió durante varios minutos al segundo asistente del trencilla madrileño de la situación para intentar detener el encuentro. 

Consiguió finalmente el portero internacional del Athletic que el choque quedara interrumpido temporalmente y suspendido a posteriori debido al fallecimiento del aficionado afectado, que no pudo superar una parada cardiorrespiratoria. Antes de conocer el fatal desenlace, los jugadores se retiraron a los vestuarios sin saber lo que terminaría ocurriendo en medio de una sonora ovación a Simón. Al grito de “Unai, Unai” abandonó el terreno de juego el de Murgia, el último de los veintidós jugadores que se retiró al interior de los vestuarios.

Cabizbajo

A paso lento y cabizbajo consciente de la delicada situación que se vivía en Los Cármenes salió del campo el guardameta rojiblanco, que volvió a demostrar una elogiable concienciación social y ser capaz de prestar atención al entorno en plena disputa del partido. Lo tuvo más claro Simón que el equipo arbitral, que tardó en reaccionar. El linier que ocupaba la zona en la que se produjo la grave incidencia, según el relato de varios aficionados presentes en dicho sector del estadio, miró hacia la grada al ver que aficionados locales intentaban llamar su atención en busca de la interrupción del partido. Llegó a echarse la mano al pinganillo dicho asistente, pero no fue hasta que Simón se percató de la situación e insistió para que se parase el juego cuando Ortiz Arias, advertido a través del pinganillo, dio el visto bueno a detener el choque. 

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Durante 22 minutos permanecieron los futbolistas de ambos equipos sobre el verde de Los Cármenes a la espera de acontecimientos. La incertidumbre fue total. Simón, con gesto serio en todo momento mientras trataba de mantenerse activo ante la posibilidad de que el envite se reanudara en cualquier momento, fue el que se llevó finalmente los aplausos de los aficionados del Granada por una nueva demostración de valores que convierten al murgiarra, amén del apartado estrictamente deportivo, en uno de los referentes de una plantilla en la que continúa dando ejemplo.