Condena firme - Santi Mina, eterna promesa que no acabó de cumplir las expectativas, es el último pelotero condenado por violencia sexual hacia las mujeres. Por abusos, en este caso. Le aguardan en teoría cuatro años en la cárcel. Solo cuando hubo sentencia, su club, el Celta de Vigo, lo retiró de su disciplina. El presidente celeste, Carlos Mouriño, lo anunció en un videotuit donde levantaba el mentón para asegurar que “los valores del Celta están por encima de todo”. Ya, por eso mismo, no había sido apartado pese a que en el transcurso del proceso fueron saliendo a la luz detalles turbios, como el intento de callar a la víctima tirando de chequera o la contratación de un detective para obtener datos que pudieran desacreditarla. Nada sorprendente, porque el fichaje se hizo dos años después de los hechos y cuando ya era pública la denuncia. Para nota, el entrenador del equipo vigués, Eduardo Chacho Coudet, que el mismo día que se celebraba la vista contra Mina lo incluyó en la convocatoria para jugar contra el Real Madrid porque “Hasta que la justicia diga lo contrario, es inocente”.

Sin sanción social - En cuanto a la grada celtiña, qué vamos a esperar: ni el menor de los reproches. Nada sorprendente para los que guardamos el recuerdo de la hinchada del Betis jaleando al maltratador reincidente (con condena firme) Rubén Castro al grito de “¡No fue tu culpa, era una puta, lo hiciste bien!”. Qué decir, más dolorosamente cerca, de Sergi Enrich, que no dejó de ser el gran héroe (¡y capitán!) del Eibar, pese a la difusión de un humillante vídeo sexual no consentido coprotagonizado por el entonces también azulgrana Antonio Luna. Nos sacó los colores la afición del histórico Schalke 04 alemán, que impidió un intento de fichaje del catalán después de terminar contrato con los armeros. Inmensa diferencia con lo que ocurrió también hace unos años, cuando el Portugalete mantuvo contra viento y marea en su plantilla a Paúl Abasolo, condenado por tres delitos de abusos sexuales en Gernika.

Decenas de casos - La lista es interminable. Va desde tuercebotas como los criajos de la Arandina a Neymar o Cristiano Ronaldo, pasando por los hermanos Theo y Lucas Hernández, Rafael van der Vaart, Juanele o Ryan Giggs... Como ven, son contados los castigos. Y en ello, además de directivas y aficiones complacientes, también tienen que ver los medios. En el caso de Mina, ABC hablaba de “la noche que arruinó su carrera” y El Mundo titulaba “El maldito viaje de Santi Mina”, como si la razón de delito fuera la ocasión y no la condición de depredador sexual.