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“Ser un maltratador, aunque sea en ficción, no es plato de buen gusto”

“Ser un maltratador, aunque sea en ficción, no es plato de buen gusto”

bilbao - Miki Esparbé da vida a un personaje sin nombre que ejerce un tipo de violencia de género, la psicológica, que no suele ser denunciada y que pasa desapercibida hasta que desemboca en agresión física. El actor catalán describe su personaje como un hombre que inconscientemente practica sobre su pareja chantaje emocional, con lo que ello conlleva de rebajar su autoestima o menospreciarla.

¿Cómo es su personaje en ‘A quien dices amar’?

-Una de las características de mi personaje es que el espectador no le señalará con el dedo nada más empezar a ver A quien dices amar. Él no es consciente de que su conducta dentro de la relación de pareja no es la apropiada.

Aun así esta historia no deja de plantear una relación tóxica y destructiva.

-Claro. No voy a decir todo lo que pasa en el corto. El chantaje emocional, culpabilizar al otro, minar la autoestima... se puede hacer de una forma inconsciente pero es peligroso.

¿Cómo surge la idea de hacer este proyecto?

-Conocía a Inés Pintor, Pablo Santidrián y Nadia de Santiago -productores ejecutivos de este proyecto- porque nos hemos cruzado en varios festivales de cortos. Cuando escribieron la historia pensaron en Ana Polvorosa y en mí. Creo que ha sido un acierto porque hemos trabajado juntos muy bien.

¿Un guion duro?

-Cuando me comentó Nadia que el motivo era hacer un corto para el Día Internacional Contra la Violencia de Género, me lo leí. Está escrito con mucha delicadeza y acierto. Se tiene que hablar de este tema con mucho cuidado y pienso que la historia da de sí, da en el clavo. Me gusto y me embarqué en el proyecto.

Supongo que es un texto muy sutil. Pero ¿resulta más difícil interpretar a un personaje que ejerce la violencia psicológica que a uno que maltrata físicamente?

-No te sabría decir, nunca he hecho uno de violencia física contra la mujer. Lo que está claro es que para llegar a la violencia física antes tiene que haber una situación como la que nosotros abordamos en el corto. No quiero decir que el tipo de violencia que se ejerce en el corto vaya a desembocar siempre en el maltrato físico.

¿Quiere decir que es la antesala en algunos casos?

-Sí. Seguro que antes de un empujón, antes de la agresión física, se ha pasado por minar la autoestima de tu pareja, por el menosprecio, el chantaje emocional...

Un personaje que no tiene nombre.

-La única que tiene nombre es ella. De alguna manera, no querían poner nombre a mi personaje para hacerlo más plural, no lo singularizas, simplemente dice que podría ser cualquiera de tu entorno. Fue una muy buena decisión.

¿Cómo se sintió cuando interpretaba a este personaje sin nombre?

-Fue duro. El argumento no es a priori agradable. Pero también ha sido muy gratificante. A veces, en la carrera de uno, puedes abarcar proyectos que tienen una labor social. Convertirte en un maltratador, aunque sea en ficción, no es plato de buen gusto. Ver que en el rodaje parte del equipo o figuración se te acerca y comenta que le había pasado algo similar a ellos o a gente cercana? solo por eso, vale la pena. Estás haciendo una labor social y eso es oro.

¿Qué otros proyectos tiene entre manos?

-Estoy rodando la serie Los espabilados para Movistar+, es el nuevo proyecto de Albert Espinosa, lo terminamos a mediados de diciembre. El final del rodaje lo enlazo con otra ficción para otra plataforma, pero aún no se ha anunciado y no te puedo contar demasiado. A la espera de estreno se encuentra la segunda temporada de Gente hablando, está dirigida por Álvaro Carmona para Flooxer. El año que viene llegará a los cines Malnazidos, la película de Jesús Ruiz Caldera.

¿Ha aparcado el teatro?

-No. Vuelvo en abril con Traición de Harold Pinter en el teatro Pavón Kamikaze. Dirigirá esta obra Israel Elejalde y compartiré el escenario con Irene Arcos y Raúl Arévalo.

Trabajo no le falta, más bien le sobra.

-Afortunadamente no, tampoco es que me sobre. Estoy encantado de la vida con tantas cosas entre manos.

¿Cuánto tiempo lleva como actor?

-Unos diez años, más o menos. Llevo ya un tiempo dedicándome a esto.

Sin embargo, estudió la carrera de Humanidades.

-Mi llegada a Humanidades fue bastante accidental. En mi casa no les hacía mucha gracia que estudiara Arte Dramático e Interpretación cuando acabé el instituto. Me dijeron que estudiara una carrera más convencional y pensé: “Voy a estudiar una que me apetezca”.

¿Le parecía que tenía más salidas profesionales?

-No. No quería dedicarme profesionalmente a las opciones que daba Humanidades. Pero me gustó hacerla. Es más, si tuviera que empezar de nuevo volvería a la misma Facultad. Es una carrera muy enriquecedora, la recomiendo muchísimo.

¿Dejó satisfechos a sus padres?

-Sí. Están muy orgullosos. Les di el título y lo tenemos enmarcadito en el comedor.

¿Cómo ha sido la vida como actor: fácil, difícil, con parones??

-Algún parón he tenido, no han sido excesivamente largos. Me siento muy afortunado de poder encadenar trabajos por lo general. He parado algunos meses, pero no he sufrido parones grandes que me hayan hecho replantearme lo que estoy haciendo. Tengo los pies en el suelo por lo que pueda llegar e intento disfrutar cada proyecto como si fuera el último. He tenido la oportunidad de valorar muchísimo mi trabajo porque estoy rodeado de compañeros muy talentosos y que por equis razones no han tenido la misma suerte que yo.

Se están haciendo muchas series, las plataformas están manteniendo unos ritmos de producción altísimos.

-Cierto. Estamos viviendo un momento muy dulce y muchos compañeros que han estado tiempo en paro, ahora están en activo. Con las plataformas hay mucho más trabajo para la profesión, sin lugar a dudas. Es una llegada muy positiva y es necesaria para que la industria audiovisual crezca. Nos ha dado algo que ahora ya tenemos muy normalizado, pero que hasta ahora no había pasado, focalizar el target de cada producto.

Llegar a los gustos de los espectadores puede ser difícil.

-Siempre ha imperado que tenga que ser para todos los públicos, que tenga que llegar a toda la familia? Ahora podemos hacer series, películas, historias de todo tipo, que acierten con el perfil concreto para quien vayan destinados. Eso nos permite diversificar mucho más la paleta y que el consumidor tenga a su disposición la historia que más le guste.

Son series que a veces cuestan meses y meses de grabación y que las consumimos en un abrir y cerrar de ojos.

-Mi familia a veces me dice: “Queremos ir a figurar a algo que hagas”. Yo les advierto que es muy aburrido. Vienen, se tiran catorce horas haciendo lo mismo y me dicen: “Qué aburrido, hijo. No voy a volver”. Es cierto que el proceso de rodaje es muy elaborado y costoso para luego devorarlo en pocas horas. Estamos en la era del consumismo intenso en los formatos audiovisuales.

¿Nos hemos vuelto impacientes?

-Tal vez. Resulta raro tener que esperar una semana para que se estrene un capítulo. Si nos gusta algo lo queremos ver ya.

¿Consume en modelo maratón o lo hace de forma pausada?

-Soy consumista loco y si algo me engancha, me engancha de verdad y me lo consumo a toda prisa. Si una serie me gusta, me la pulo como mucho en tres días. Soy bastante adicto.

¿Alguna serie que haya consumido con gula?

-Euphoria, una serie de HBO, me ha encantado. Por enfoque, por fotografía, por perfiles de personajes adolescentes, por los temas que trata y cómo los trata: la droga, el sexo...

“Para llegar a la violencia física antes tiene que haber una situación como la que abordamos en el corto”

“Una de las características de mi personaje es que el espectador no le señalará con el dedo nada más empezar”

“Culpabilizar al otro, minar su autoestima se puede hacer de forma inconsciente pero es peligroso”