SIEMPRE le habían atraído los temas relacionados con la salud, pero cuando en plena adolescencia por primera vez acudió al podólogo decidió que ella estudiaría eso. Dicho y hecho. Como en el País Vasco no se oferta esta formación, cogió sus bártulos y se fue a Madrid, a la Universidad Alfonso X el Sabio. Allí cumplió su deseo.

A la vuelta, en medio de la crisis económica y con 22 años, abrió su primera consulta en pleno Bilbao, en el Centro Estraunza. La competencia fue feroz, “con rebajas importantes en los precios”, pero ella no se amilanó, más bien todo lo contrario, Amaia apostó por ampliar su negoció y abrió otro centro en Rekalde, “que desde el principio fue muy bien” y hace poco ha inaugurado otro en Sestao.

Vio la oportunidad y se dijo, “esta es la mía, si no la aprovecho yo lo hará otra persona”, dice con satisfacción, esta veinteañera enamorada de su profesión.

En su familia no hay ningún podólogo, lo más parecido su ama que se dedicó al área de la odontología, “pero mi padre, aunque también es un gran emprendedor, se dedica al mundo de la hostelería”, relata sonriente.

Los especialistas en podología cuentan con un amplio conocimiento en las ramas de la anatomía humana, fisiología, patofisiología, así como en biomecánica del miembro inferior, radiología farmacología, medicina general y cirugía. Por eso, a Amaia le molesta el intrusismo en la profesión. “En cualquier centro pueden arreglarte los pies, pintártelos, pero cuando se trata de callosidades, de problemas que precisan de pequeñas cirugías los pacientes deben de ponerse en buenas manos: en los/as especialistas en podología. Las personas están tomando conciencia y cada vez recurren más a los profesionales”, reconoce Amaia. “En caso de detectar irregularidades, lo mejor es llevar el caso al Colegio de Podólogos del País Vasco”.

Su equipo lo conforman cuatro personas y, aunque cuando pone en marcha un nuevo centro se promete a sí misma que será el último, ahora ya no tiene tan claro que sea así. “Tengo en mente abrir otro en Getxo; es una de mis asignaturas pendientes”.

Para ello estudiará el mercado, hablará con compañeros del ramo que le indicarán si tiene futuro. Porque su marketing se lo realiza ella misma. “Me pateo la zona donde quiero instalar el proyecto y luego me lanzo; tal vez otras personas recurren a consultorías, pero yo lo hago todo”,

En sus consultas asisten tanto a mayores como a niños y niñas cuando sus aitas les ven algún problema en los pies; tratamos también a deportistas, que, como otros pacientes, no vienen hasta que tienen un problema.

Lo correcto es tener una continuidad en el cuidado y tratamiento de los pies. En este sentido animo a mis pacientes -con bonos u otras estrategias- cada dos meses. “Además los podólogos podemos diagnosticar otras dolencias que al paciente le han pasado desapercibidas”. Los médicos de cabecera y los traumatólogos cada vez les derivan más clientes para que les realicen las plantillas o el estudio de la pisada”.

Al tiempo, muestra su satisfacción ante la moda de las deportivas y plataformas en detrimento de los taconazos, “porque han reducido muchas lesiones”. Aunque tampoco recomienda un zapato totalmente plano. ¿Lo ideal? “Pues llevar a diario un zapato con 3 o 4 centímetros de tacón”. Lo dicho, es cuestión de poner nuestros pies en buenas manos.