Síguenos en redes sociales:

Barriguitas con arte

Con 38 semanas de embarazo, Marta ha convertido su tripita en un lienzo a todo color con la ayuda de Jennifer

Barriguitas con arte

eS preciosa, redonda y perfecta y es una obra de arte. Sobre la tripita de Marta, la ilustradora Jennifer García practica belly painting, un maquillaje corporal poco conocido pero actualmente muy en boga. Dentro de la barriga, Leo se mueve y disfruta del momento. Las animaciones son chulísimas, el fondo del mar, personajes animados, elementos de fantasía o aficiones de la familia como el Athletic dibujado el miércoles en un domicilio de San Adrián (Bilbao). Cualquier complemento es perfecto para decorar la barriga y crear un recuerdo especial. El contacto con los pinceles produce además momentos mágicos. “A medida que avanzas con el dibujo notas mucho el movimiento del bebé y cómo responde a esos estímulos; las amatxus, sin embargo, dicen que ellas solo notan un pequeño cosquilleo”, describe Jennifer. Con la barriga como lienzo, las posibilidades artísticas son infinitas. “Usamos pinturas corporales especiales, totalmente inocuas, con bases de agua no tóxicas, con pigmentos naturales, sin gluten y que no suelen llevar ningún tipo de perfume para evitar olores molestos o alergias y, por supuesto, sin parabenos. Solo ceras naturales. La pintura se suele quitar de forma sencilla con agua y jabón”, destaca Jennifer García, especialista en handmade y en objetos personalizados como zapatillas de lona o botitas de bebé. Además ilustra tazas, hace retratos y se confiesa muy metida en las ilustraciones digitales.

García se inició en esta disciplina con una amiga embarazada a la que le dibujó la ecografía en blanco y negro sobre el vientre. “Luego por el boca a boca te va conociendo la gente”. Suele pintar alrededor sobre los ocho meses de gestación para que el dibujo luzca más. “La mayoría de las amatxus viene con las ideas claras. O quieren que salga su mascota o sus aficiones, o lo que ha unido a la pareja. Hubo una tripita que fue muy bonita, la de Ibai, con la ría de Bilbao, el río de su pueblo, el aita que es muy aficionado a las motos... Acaban bastante contentos porque queda muy vistoso”. Por eso, después, es casi imprescindible una sesión de fotos de la embarazada con la que tener un recuerdo inolvidable. “Son dibujos totalmente personalizados para los que suelo hacer inicialmente un boceto. En el caso de Leo ha sido el Athletic, porque a toda la familia le une la pasión por el fútbol, y los colores rojiblancos. Luego, en base a eso, esboza el dibujo en casa. Más tarde lo desarrollo sobre la tripita y tardo entre hora y media o dos horas, según la complejidad”, asegura la ilustradora. Y todo por un precio que oscila entre los 60 y 80 euros, según el book de fotos que incluya.

Aunque se trata de una obra efímera, la diseñadora subraya que permite crear un recuerdo imborrable. “Algunas chicas se mantienen el dibujo dos días porque les da pena quitárselo. La pintura es al agua, así que cuando se seca, queda fijada y se puede tocar, pero con el roce de la ropa también los colores se difuminan un poquito y ya en la ducha con agua y jabón se va”, indica García, que pese a tener dos txikis de cinco y tres años, Maialen y Uxue, nunca se pintó la barriga, “y me he arrepentido, no creas”.