Nueva York - Paris Hilton es considerada una de las precursoras del selfi (dijo que lo inventó en 2006 junto a Britney Spears), puso de moda cobrar por ir a fiestas y tuvo como becaria a Kim Kardashian cuando no era conocida. El director Bert Marcus la considera el “gen” de la nueva hornada de influencers y contó con ella para su documental The American Meme. El Festival de Cine de Tribeca de Nueva York acogió la semana pasada el estreno mundial del largometraje de Marcus, que en 2013 produjo otro documental, Cómo ganar dinero vendiendo drogas, en el que el rapero Eminem habló abiertamente de su adicciones. Esta vez consiguió que Paris Hilton confesase ante la cámara que está aburrida de su vida de influencer y que cambiaría su DJ-set en Ibiza por “la felicidad real” de casarse y tener un hijo, algo que, según detalló en una charla posterior, está al caer.

Hilton comparte reparto con famosos como la cómica Brittany Furlan, la persona con más seguidores en Vine antes de que el cierre de la red de microvídeos en 2016 la convirtiese en un juguete roto. También aparece The Fat Jew, autodenominado “comentarista de la cultura pop” y que ha cosechado 12 millones de seguidores gracias a su contenido humorístico, no siempre original. De hecho, el largometraje aborda las críticas que recibió tras revelarse que gran parte de sus publicaciones eran plagios de internautas a los que no cita. Para The Fat Jew, ser influencer es más difícil de lo que parece, ya que no solo se trata de hacerse famoso, sino que hace falta “crear algo tangible” con lo que convertir en dinero esa legión de seguidores. Él, por ejemplo, vendió botellas de vino con la etiqueta El vino rosado de las chicas blancas, que causó furor entre los adolescentes en 2015 hasta convertirse en el vino rosado más vendido en Estados Unidos. El fotógrafo Kirill Bichutsky, famoso por retratar en fiestas a mujeres desnudas bañadas en champán, está harto de que le digan que lo suyo no es un trabajo y lo puede hacer cualquiera. “Si tan fácil es, hazlo tú”, espetó.

‘haters’ The Fat Jew restó importancia a los haters, cree que la mayoría son adolescentes aburridos que buscan atención y explicó que cuando a veces les responde incluso se emocionan y le piden quedar con él, lo que para el humorista es una prueba de que en muchos casos “ni siquiera piensan lo que dicen”. “A mí me gusta, honestamente. Me gusta cuando la gente dice cosas horribles de mí. Eso es parte del trato, de eso va Internet y cuando te metes ya sabes lo que te espera”, relativizó. Lo contrario piensa Brittany Furlan. “Mi prometido me dice que deje de leer comentarios y yo respondo que solo estaba leyendo uno cuando en realidad llevo cuatro horas. Puede haber 300 positivos pero después ves uno negativo (...) y es muy loco cómo nos centramos en lo malo”, afirmó. Pese a todo, cuando a Paris Hilton le preguntan si se ha planteado dejar sus redes sociales, es tajante: “¡Qué diablos! ¡No!” - Sergi Santiago