eL X2 es la gran baza de BMW para destacarse del pelotón de cabeza en la carrera SUV. La marca bávara completa su gama X, que por ahora cubre una escala del 1 al 6 (el 7 no tardará), con este agraciado y convincente crossover con influjo cupé, que entra con calzador en el repertorio. La nueva propuesta se solapa con la del X1, modelo con el que comparte abundantes mimbres. Aunque la denominación sugiere lo contrario, el recién llegado es más escueto que su inspirador. El X2 es un traje a medida de la clientela sensible a las tendencias de la moda que, además de cuidar las formas, busca sensaciones de conducción gratas y dotaciones de primer nivel. BMW comienza a ofertarlo con dos mecánicas de gasolina (140 y 192 CV) y dos diésel (150 y 190 CV), cuyos precios de partida oscilan entre 35.050 y 42.700 euros.
El nuevo miembro de la estirpe alemana se aleja del concepto todoterreno un paso más que el resto de productos de la rama X. De hecho, BMW no emplea para referirse a él la etiqueta SUV (Sport Utility Vehicle), sino la expresión Sports Activity Coupé recién acuñada. Es un modo de marcar distancias con el campo y acercarse a ámbitos más urbanos. En realidad, el nuevo X2 aplica una vuelta de rosca al proyecto del X1, de la que resulta un automóvil más conciso, estilizado y cosmopolita. También algo más costoso, puesto que reclama un desembolso adicional de 1.500 euros respecto a la versión equivalente del X1.
Contagiado por el siempre conmovedor estilo cupé, el modelo afila los rasgos que se han convertido en señas de identidad de BMW. Enfatiza su imagen aplicando múltiples retoques suaves y un par de cambios más notables: los riñones trapezoidales de la parrilla frontal van colocados ahora en sentido inverso al habitual y los pilares posteriores lucen el escudo de la firma.
El BMW X2 también comprime su silueta para achicar la eslora a 4,36 metros y reducir la altura a 1,53 metros. Así pues, es ocho centímetros más corto y siete más bajo que en el X1; la manga (1,82 m.) y la batalla (2,76 m.) son idénticas. Ese recorte de hechura redunda en una significativa merma en la habitabilidad del nuevo candidato. No obstante, la disminución del espacio interior no resulta decisiva, puesto que el X2 es capaz de atender adecuadamente las necesidades de transporte de una familia media: brinda unas plazas traseras razonablemente amplias para usuarios de talla media, además de un maletero muy correcto (470 litros).
La duda respecto a qué público va destinado el X2 queda rápidamente disipada al contemplarlo en vivo. Es como se confirma que se trata de una apuesta estratégica para conquistar a esa parte de la clientela que subordina el sentido práctico al estético y la compostura al temperamento dinámico. Ese culto a las formas y los modales efusivos aporta un plus de seducción y garra muy del agrado de una parte de la parroquia fiel a la moderna remesa crossover.
Además de a su propio hermano, el BMW X2 se enfrenta a los mejores de la clase Premium: los Audi Q2 y Q3, el Infiniti QX30, el Jaguar E-Pace, el Mercedes-Benz GLA, el Mini Countryman, el Range Rover Evoque y el Volvo XC40. A falta de determinantes diferencias de precio, prestigio y dotaciones entre ellos, la estética se perfila como principal valor añadido a la hora de decantar la decisión de compra en favor de uno u otro candidato.