Una venganza con mucho ‘glamour’
‘La modista’ / Kate Winslet protagoniza la nueva película de la directora australiana Jocelyne Moorhouse UNA DISEÑADORA DE parís VUELVE A SU PUEBLO PARA VENGARSE De AQUELLOS QUE LA ACUSARON DE MATAR A UN NIÑO
BASADA en la novela homónima de Rosalie Ham, La modista nos traslada al desierto australiano, a una pequeña localidad rural situada al sudeste de Australia. Corre el año 1951. Tilly, una diseñadora que lleva años trabajando para las casas de moda más exclusivas de París, decide regresar a su pueblo natal, Dungatar, para reconciliarse con su enferma y excéntrica madre y para reparar el pasado. Armada con su máquina de coser y sus dotes para la alta costura, transformará a las mujeres del pueblo y conseguirá vengarse de todos aquellos que le hicieron daño y le acusaron de haber matado a un niño. Su vuelta a casa también estará marcada por el amor. En contra de toda lógica y principios, se enamorará de Teddy, el héroe del fútbol local, un chico zafio más joven que ella.
El reparto está encabezado por la oscarizada Kate Winslet, que interpreta a Tilly, la protagonista del filme; y los actores australianos Judy Davis, que se mete en la piel de la madre de Tilly, y Liam Hemsworth, en el papel de Teddy.
MÁS DE 350 TRAJES
El vestuario es un personaje más del largometraje, un protagonista más. De hecho, Winslet decidió asistir a clases de costura para preparar el rodaje. “Para mí era muy importante saber lo que estaba haciendo, de lo que estaba hablando. Tenía que aprender, al menos, a coser a máquina. Durante un mes trabajé con un experto que me enseñó todo tipo de pequeños detalles para conocer a fondo la máquina, porque en el filme se trata de una máquina antigua, nada que ver con las modernas que se encienden apretando un botón. Al final me gustó mucho aprender a coser”.
Marion Boyce, conocida por su trabajo en la serie de televisión de época Miss Fisher’s Murder Mysteries, fue la encargada de confeccionar más de 350 trajes para la totalidad del reparto de la película, salvo en un caso, el de la protagonista Tilly, cuyo vestuario, inspirado en Dior, Balenciaga y Madame Vionnet, quedó en manos de Margot Wilson.
Algunos diseños forman parte de las colecciones privadas de algunos coleccionistas obsesivos, procedentes de todas partes del mundo.
La película se mueve entre la comedia y la tragedia y el vestuario también se impregna de este espíritu. El contraste entre los diseños de algodón de los campesinos, los de trabajo o las prendas funcionales y los vestidos confeccionados con telas de una extraordinaria textura es enorme.
Todo muy pensado para conseguir rozar el ridículo, tal y como comenta su directora. “La idea de unos trajes de organza de seda blanca en ese ambiente es absurda, pero es lo que hace que resulte tan cómica”.
CONSTRUIR EL PUEBLO DE CERO
El pueblo ficticio de Dungatar tuvo que construirse de cero, ya que después de tres años de búsqueda, ninguna localidad de Victoria y Nueva Gales del Sur se ajustaba a las exigencias de la cineasta y del diseñador de producción, que buscaban un pueblo típico de las películas del oeste pero con toques propios del lugar. Finalmente, el lugar elegido fue el que les propuso el departamento de localización de Film Victoria, que les invitó a visitar los exteriores de You Yangs, una zona de montañas bajas a unos 80 km al sur de Melbourne.
Ya tenían el escenario ideal para levantar Dungatar.
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