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Olga Zabalgogeaskoa: “El apellido es un pretexto para contar una historia que nos interesa”

Ella también tiene ‘todos los apellidos vascos’ y cuando se pronuncia el primero, muchos se traban. Más que encantada está sorprendida con el éxito de programa

Olga Zabalgogeaskoa: “El apellido es un pretexto para contar una historia que nos interesa”

bilbao - Lleva veintiocho años trabajando en Euskal Telebista, sus inicios en el mundo de la información estuvieron relacionados con la prensa escrita y recuerda su paso por DEIA como corresponsal de Gernika. Cuando recibió una llamada que le hablaba de este programa se sorprendió y pensó que le tomaban el pelo. No fue así y se ha convertido en el espacio estrella de Euskal Telebista por su audiencia y su factura.

¿Es la primera vez que hace algo distinto a informativos en ETB?

-Tras 28 años en el registro de informativos es la primera vez que se me brinda la oportunidad de hacer otro tipo de programas.

¿Cómo surgió ‘Todos los apellidos vascos’?

-Pensé que era una broma, literal. Recibo una llamada y me dicen que son de tal productora, que creen que puedo dar el perfil para un programa de este tipo y que me mandarían un guión para que lo leyera.

¿Cuándo se dio cuenta de que podía ser verdad y que no le estaban tomando el pelo?

-Según avanzaba la conversación y me hablaban del guión. Para mí era más que suficiente tener un guión en la mano (nunca había tenido más que una escaleta) y hacer la prueba. Fue una experiencia apasionante.

¿No le dio vértigo salirse del guión que ha marcado su vida profesional?

-No cambia tanto, yo he estado siempre en la calle. No estaba en plató, mi trabajo siempre ha sido estar cerca de la gente, entrevistar. En ese sentido no tenía vértigo, pero había otras cosas que imponían bastante.

¿Por ejemplo?

-Siempre me he escondido bastante; he creído que yo no soy noticia, que la noticia está en la persona que entrevisto. Prefería estar de lado, de perfil, incluso de espaldas a la cámara.

¿Ahora se siente más expuesta?

-El registro es otro, es más película, más tipo rodaje; tienes un protagonismo total, estás acompañando al personaje. Soy el hilo conductor con mucha presencia y en ese sentido, sí que da un poco de vértigo.

¿Esa exposición le hace más popular?

-Sí, llevamos dos lunes emitiendo el programa y es increíble, se acerca mucha gente. Hemos conseguido conectar muy bien con los espectadores; me conocen y me llaman por mi apellido que es un poco complicado.

Zabalgogeaskoa. Un poco difícil de pronunciar, ¿no?

-Es ponerse a ello. He tenido que repetirlo siempre dos veces. Pero es curioso, los de aquí, que se relajan cuando ven el apellido y piensan que lo tienen controlado, son los que se traban. Pero cuando sales fuera, ven algo tan largo y prestan tanta atención que lo dicen muy bien.

‘Todos los apellidos vascos’ surge en un momento difícil de audiencia y se convierte en un pelotazo para la cadena.

-Es una conjugación de muchas cosas, porque las audiencias son caprichosas y nunca se sabe qué es lo que le va a gustar a la gente.

¿Por qué cree que ha gustado?

-No sabemos si es por lo novedoso o porque terminas conociendo a la persona en otro registro al que no estás acostumbrado. Vas al lado familiar y este punto toca la fibra sensible de los espectadores. Está muy bien realizado, muy bien contado y hay una fuerte carga histórica.

¿Cuál es la pretensión del programa?

-El apellido es solo un pretexto para contar una historia común que nos interesa a todos. Pero era difícil saber si iba a tener éxito. La audiencia podía habernos respaldado o no; pero respaldarnos con semejante cifra de audiencia ha sido para nosotros un placer.

¿Dejará el formato informativo por hacer entretenimiento?

-No lo sé, porque este programa también tiene mucho de información para mí. Esa parte histórica que tiene me está sirviendo de mucho, es lo que nos acerca a ese personaje.

¿Puede combinar este programa con su trabajo habitual en los informativos?

-Ahora mismo es imposible, esto es full time. Ayer mismo estuvimos trabajando dieciséis horas. En principio estaba previsto que dedicara tres días al programa y dos a informativos, pero no se puede. No tenemos plató, sales y no sabes cuándo vas a volver.

¿Le ha cambiado la vida

-En el sentido personal sí porque no dispongo de horario y además me ha brindado la oportunidad de trabajar en otro registro que no había conocido hasta ahora. Es un programa muy físico, muy mental y darlo todo son muchas horas de trabajo y de aprenderte los guiones de la vida de muchas familias.

Nada que ver con una escaleta de informativos, ¿no?

-Pues no. Tienes miedo a cambiar los apellidos, a cambiar al abuelo o la abuela; de momento no ha ocurrido porque te metes enseguida con el personaje y vives con él todo el proceso. En este sentido, también me ha cambiado la vida para bien.

¿Le ha sorprendido alguno de los invitados?

-Te sorprende cada uno, son tan diferentes; son cada uno de su padre y de su madre, y nunca mejor dicho. Les ves tan de cerca, cuentan tantas cosas y se abren de tal forma que te dejan su poso.

Hemos visto emocionarse a Iñaki Gabilondo y a Iñaki López al revolver en sus mochilas personales. ¿Se le ha saltado a usted alguna lágrima también?

-Sí, he tratado de disimular pero yo soy muy empática y no me cuesta nada meterme en la piel del protagonista. He tenido varios momentos que incluso me he emocionado antes que ellos. ¿Sabes qué pasa? Que yo sé por dónde va a ir la historia.

¿Con quién nos va a sorprender mañana?

-Miguel De la Quadra Salcedo, genio y figura, 83 años, un señor y para vasco él. Tiene a gala tener todos, pero todos, los apellidos vascos. Miguel se remonta en sus orígenes al siglo XIII. Lo normal es que al 1500 lleguemos casi todos, pero en el caso de Miguel, con esa familia tan ilustre y tan noble, su punto de partida para el programa está sobre 1260.

¿Cree que parte del éxito de este espacio llega de la mano de ‘8 apellidos vascos’?

-Sin duda. Parece que funciona todo lo que está alrededor. ¡Fíjate lo bien que funciona la serie de Antena 3 Allí abajo! Es que no puedes hacer ocho apellidos murcianos o vallisoletanos; puedes hacer 8 apellidos vascos porque hay una razón de ser. Hay 500 años de historia de un fuero vizcaino que dice que si tú demostrabas que tenías tus apellidos vascos en tercera generación, tenías derecho a pagar menos impuestos, tener ciertos privilegios y ser noble.