lA célebre Barbie vuelve a sus orígenes y reivindica el vestuario de los años 60, la década que la vio nacer, en una exposición en el Museo de la Muñeca de París que exhibe un centenar de figuras vintage. La exposición se centra en la moda de esa década, la de "la última generación en la que la ropa glorificaba el cuerpo femenino con prendas que eran fácilmente ponibles", para demostrar también hasta qué punto ésta contribuyó al éxito de la muñeca, explica el director del museo, Samy Odin.
Barbie-Rétro Chic, que se podrá visitar hasta el 13 de septiembre, homenajea así a esta mítica muñeca de 29 centímetros de altura y proporciones irreales, que salió al mercado en 1959. Durante la primera década de su historia, el vestuario se elaboraba en Japón con todo lujo de detalles, como dobladillos o bordados a mano dignos de la alta costura y, a diferencia de lo que ocurre actualmente, nunca tenía falsas cremalleras o cierres ficticios. Trajes de fiesta, vestidos de novia, uniformes, lencería y ropa para el día a día: las Barbies de la exhibición parisina demuestran la versatilidad de su fondo de armario. La mayoría de las muñecas y el vestuario que lucen en las vitrinas fueron elaboradas esos años y han sido cedidas por los coleccionistas Sylvia Dantec y Eric Chatillon. Los diseños de esa época, que miniaturizaban las últimas tendencias, surgieron principalmente de la imaginación de las modistas Carol Spencer, una estadounidense que se estrenó vistiendo a Barbie en 1963; y Anne-Marie Crivelli, una francesa que comenzó a crear sus prendas a partir de 1966.
La exposición se completa con 12 piezas concebidas para la ocasión por los italianos Mario Paglino y Gianni Grossi, colaboradores habituales de la empresa Mattel, que actualizan la versión más clásica de la muñeca inspirados en esa época. Las prendas de este dúo se caracterizan por la riqueza de detalles y una elegancia digna de la alta costura italiana, que se refleja en vestidos como un traje de noche de cintura ceñida y falda con vuelo en blanco y negro. También hay algunas Barbies de la línea Silkstone, una colección actual destinada al gran público y dirigida por Robert Best, que evocan los rasgos faciales y el vestuario de las creaciones antiguas. La muñeca, según el director del museo, refleja su tiempo y evoluciona con los gustos estéticos, pero el refinamiento de esos primeros años es "inigualable" o, en todo caso, limitado a ediciones para coleccionistas y no para que los niños jueguen. El entusiasmo de Odin le hace incluso afirmar que "Barbie es una precursora, porque cuando se apropia de una tendencia, toda una generación la sigue".
Desde su apertura al público en 1994, el Museo de la Muñeca le ha dedicado siete exposiciones, con enfoques muy variados. En esta ocasión, la ambientación no se limita al vestuario, ya que las muñecas de la veintena de vitrinas destacan por sus peinados sixties y el maquillaje en boga en la época: los ojos de gata. Desde que apareció en las tiendas en 1959 se han vendido mil millones de ejemplares y se calcula que cada segundo se adquieren tres en todo el mundo. Sin embargo, las ventas disminuyeron un 13 % en 2013.