Viena. El príncipe holandés Juan Friso, que fue sepultado por un alud cuando esquiaba fuera de pista, puede que no despierte nunca del coma en que se encuentra, según explicaron ayer los médicos que le tratan en un hospital de Innsbruck. Los 20 minutos que pasó sepultado bajo la nieve sin oxígeno tras la avalancha que le sorprendió la semana pasada en una estación de esquí austríaca, unido a un periodo de reanimación cardiaca de 50 minutos, han ocasionado "daños cerebrales graves" al príncipe, según dijo el jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos de traumatología del hospital, Wolfgang Koller. "Está claro que la falta de oxígeno ha causado un daño cerebral grave en el paciente", explicó Koller, quien agregó que "en este momento, no se puede predecir si alguna vez recuperará la consciencia". Un período de reanimación de 50 minutos es "muy, muy largo, uno podría incluso decir demasiado largo", aseveró. "Teníamos la esperanza de que las bajas temperaturas hubieran protegido hasta cierto punto el cerebro. Pero esta esperanza no se ha cumplido", sostuvo el facultativo en una comparecencia de ocho minutos en la que no aceptó preguntas.

El médico explicó que no fue hasta el jueves, cuando se pudo hacer una tomografía sin poner en peligro la vida del paciente, de 43 años. El diagnóstico presentado ayer se basa en esa tomografía y en otras pruebas neurológicas, agregó Koller. Incluso en caso de recuperar la consciencia, una rehabilitación del príncipe "duraría meses, si no años", dijo el médico, y agregó que la familia real holandesa deberá buscar una institución adecuada para atender a su familiar.

El accidente se produjo el pasado viernes cuando Juan Friso, el segundo hijo de la reina Beatriz de Holanda, y un acompañante esquiaban fuera de pista en la estación de la localidad austriaca de Lech, en una zona donde se había avisado de un alto riesgo de avalanchas. El acompañante, un empresario hotelero austriaco, pudo salvarse al activar un airbag especial contra aludes. Un dispositivo de localización por satélite que llevaban los accidentados permitió a los equipos de rescate encontrarlos con rapidez y trasladarlos en helicóptero al hospital.

Parte de la familia real holandesa, incluidas la reina Beatriz y la esposa del príncipe, Mabel Wisse Smit, se han trasladado a Innsbruck para acompañar al príncipe en el hospital. Desde hace más de 40 años, la reina Beatriz y su familia pasan sus vacaciones de invierno en Lech, una de las estaciones de esquí más exclusivas de Austria.

Amante del golf y el buceo, el príncipe Friso renunció por amor a sus derechos dinásticos cuando el Gobierno decidió no aprobar en el Parlamento la autorización del matrimonio con su prometida, Mabel Wisse Smit, con la que se casó en 2004. La razón era que Mabel Wisse Smit había conocido en el pasado a Klaas Bruinsma, un presunto traficante de droga muy conocido, que murió asesinado a las puertas de un hotel de Amsterdam en 1991, una información que la pareja ocultó durante su noviazgo.