Bilbao. Era el animal más famoso del cine y un caso único por su longevidad. Con un Ankawa Chita se recorría la selva y se encargaba de la mensajería urgente en los momentos de apuro de Tarzán, que siempre terminaba salvando el pellejo gracias a las habilidades del primate. Aunque Edgar Rice Burroughs, el autor de las novelas que dieron origen a los filmes, nunca incluyó en sus relatos a un chimpancé, Chita se convirtió en la más mona de la historia del celuloide. Pero Chita escondía más secretos porque tampoco era chica, realmente era un macho que respondía al nombre de Jiggs, y casi nunca andaba por las ramas, más bien se desplazaba de plató en plató.

Chita, el legendario chimpancé que protagonizó en las décadas del 30 y 40 las películas del hombre de la selva, falleció a los 80 años de edad en un refugio de Palm Springs (California), donde residían, como ella, numerosos jubilados de Hollywood de alta graduación. La primate que protagonizó algunos de los seriales de Johnny Weissmüller murió por un fallo del riñón, según informó la reserva de Florida donde vivía. "Nos supone una gran tristeza la pérdida de un amigo y miembro de la familia el 24 de diciembre", comunicó en su web la fundación Suncoast Primate Sanctuary.

Nacida en Liberia en abril de 1932, su debut en el cine ocurrió con apenas dos años de edad. Chita fue enviada a la reserva en torno al año 1960 desde la residencia del actor Johnny Weissmüller, que interpretó a Tarzán en las películas de MGM rodadas durante los años 30 y 40. Y es que, presuntamente, tras los rodajes Chita siguió viviendo con la familia del actor hasta la década de los 60. De hecho, acompañó a Weissmüller en cintas como Tarzán y su compañera, La fuga de Tarzán, Tarzán y su hijo (1939) y Tarzán en Nueva York (1942). En la primera de la saga, Tarzán de los monos (1932), Chita era interpretada por otro chimpancé.

Además, la famosa acompañante de Tarzán tuvo cerca de una decena de chimpancés que la sustituyeron en rodajes de secuencias de la saga. Coincidiendo con su 74 cumpleaños, Chita recibió el único galardón cinematográfico de toda su carrera, otorgado por el Festival Internacional de Cine de Comedia de Peñíscola en su XVIII edición, en reconocimiento a sus méritos artísticos. Además, es considerada como el chimpancé más longevo del mundo, según el libro Guiness de los Récords, ya que normalmente estos animales viven hasta los 40 años en libertad pero pueden superar los 60 años en cautiverio.

Jane (Maureen) O'Sullivan solía decirle: "Ese mono hijo de p...". A partir de entonces, Chita se convirtió en un icono, en el animal sabio y bueno, travieso hasta la extenuación pero generoso. Y valiente como pocos. Y con unas constantes ganas de coña y de juerga que la hacían revolcarse por el suelo de la risa. Que se lo digan a Jane con la que en cada rodaje tenía algo más que palabras.

A Chita le gustaba pintar con los dedos y el fútbol americano, señaló Debbie Cobb, de la reserva Suncoast, al Tampa Tribune. Además, entendía muy bien los sentimientos humanos. "Sabía exactamente si uno tenía un día bueno o malo. Y cuando pensaba que malo, intentaba continuamente hacer reír". Los que trataron con ella aseguran que el chimpancé más famoso del celuloide no era nada alborotador y que le encantaba sacar una sonrisa a la gente. Además, recuerdan que mostraba una especial empatía hacia los sentimientos humanos y que tenía una gran habilidad para levantarse sobre dos patas y andar como una persona. Sin embargo, Chita también tenía sus momentos de enfado y lo demostraba lanzando sus heces al aire, según cuenta su cuidador, en una auténtica demostración de diva de Hollywood.

Después de aparecer en doce películas de Tarzán al lado de Johnny Weissmüller, fallecido en 1984, y de trabajar en la versión de 1967 de Dr. Doolitle, con Rex Harrison, hizo un par de trabajos menores en publicidad y un telefilme. Desde entonces gozó de un retiro dorado hasta la pasada Nochebuena, día en el que falleció.