Madrid. Había mucha expectación, incluso morbo, por ver las postales con que la familia real española acostumbra a felicitar la Navidad. La duda radicaba en si el duque de Palma, Iñaki Urdangarin, investigado por malversación de fondos públicos y apartado por ese motivo de la actividad oficial de la familia real española, figuraba en las citadas postales o si, por el contrario, correría la misma suerte que en su día corrió el que fuera duque de Lugo, Jaime de Marichalar, cuyo rastro se perdió en La Zarzuela tras divorciarse de la infanta Elena, primogénita de los reyes Juan Carlos y Sofía. El misterio se resolvió ayer y Urdangarin sí aparece en las felicitaciones oficiales de una monarquía, la española, que por este y otros escándalos previos y sus privilegios, muy cuestionables ahora que una gravísima crisis azota al país, sufre la mayor crisis de credibilidad y prestigio desde la Transición.

Las felicitaciones navideñas se publican poco después de que la casa real, en pleno escándalo, anunciara que estudiaba "desde hace tiempo" limitar los miembros de la familia real a los reyes, los príncipes de Asturias y las infantas Leonor y Sofía, por ser los únicos que viven solo del presupuesto que el Estado destina a la Corona y ocupan los primeros puestos en el orden de sucesión al trono. Asimismo, indicaba que el rey y el duque de Palma habían acordado limitar los actos de Urdangarín hasta que concluyan las investigaciones sobre su posible implicación en el caso del Instituto Noós y se determine su responsabilidad o no en el desvío de capitales del Gobierno balear.

A diferencia de la infanta Elena, que ha optado por una fotografía de sus dos hijos tomada por ella misma, los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, aparecen en su postal junto a sus dos hijas en una imagen captada este otoño en su propia residencia. Asimismo, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin posan con sus cuatro hijos en una de las fotos tomadas en mayo ante el Palacio de la Zarzuela durante la comunión de Miguel, el tercero.