Elixir para piratas y forzudos
Un urduliztarra pone nombres de personajes de antaño a las cervezas que elabora
Es una bebida elaborada con mimo. Con la magia propia de lo artesano. Se trata de las cervezas de Jon Etxeandia, un urduliztarra que hace y distribuye esta refrescante bebida que se puede degustar en muchos bares y tabernas de Uribe Kosta, y en ferias diversas.
Pero una de las peculiaridades de las cervezas que elabora Jon es que tienen la capacidad de ser pócima para forzudos, brebaje de piratas, ambrosía de poetas, y elixir para damas misteriosas que habitan en la cumbre de la montaña. Y es que a cada tipo de cerveza le ha bautizado con el nombre de personajes mitológicos e históricos de la comarca de Uribe y de Bizkaia: Antsonekoa, Mattin Pirata, Lauaxeta, Libe y Mari. Así, paladear una de estas cervezas supone también preguntarse por quiénes fueron esas personalidades que le dan nombre. Por ejemplo, una de estas cervezas se llama Antsonekoa, en honor a un forzudo que nació en Urduliz en 1812 y cuyo caserío y descendientes aún se hallan en el municipio. De hecho, una plaza y una calle de Urduliz también llevan su nombre. Otra de las cervezas se denomina Mattin Pirata, como un corsario de la zona de Mungia del siglo XVI que al parecer trabajó de mercenario con licencia de corso de la Corona española. Tenía como puertos Plentzia y Bermeo y cuentan las historias de la época que venció a ochenta barcos del turco Barbarroja, que le decapitó pasado un año. La cerveza Lauaxeta lleva este nombre rememorando al célebre poeta nacido en Laukiz, que residió en Mungia y que fue ejecutado en la Guerra Civil.
Algunas cervezas Etxeandia también llevan nombre de mujer y giran a lo mitológico, como la denominada Mari, en alusión a la Dama de Anboto. Este maestro cervecero está en este momento elaborando una cerveza de temporada, de patxaran, a la que ha bautizado Libe, como la heroína mitológica de la batalla de Mungia entre Castilla y Bizkaia el 27 de abril de 1479. Esta cerveza tiene la peculiaridad de estar elaborada con ese fruto tan otoñal como es la endrina. "Esta idea de llamar así a las cervezas surgió a partir de Antsonekoa. Era una cerveza fuerte y le pusimos el nombre de un forzudo", explica.
un emprendedor Aunque Etxeandia Garardauak tiene licencia desde el pasado febrero, lo cierto es que su maestro cervecero lleva trabajando en este proyecto desde hace dos años haciendo pruebas, experimentando, buscando la fórmula perfecta para estos rubios caldos espumosos. No son buenos tiempos para los emprendedores, con los bancos y cajas cerrados a créditos, pero Jon no titubeó a la hora de comenzar esta aventura empresarial. "Viajando por Europa vi que hay negocios como este que están funcionando", afirma, explicando cómo en Iparralde y en Hegoalde están surgiendo algunas cervecerías productoras. "Yo estaba seguro de que la respuesta de la gente iba a ser buena porque en otros sitios funciona y nosotros no somos ni mejores ni peores", asevera.
Así, su pequeña factoría de Urduliz, la única de estas características en Bizkaia, es un pulcro reducto donde se funden la innovación con la tradición; donde Jon extrae la esencia a los granos de cebada que trae desde Nafarroa y Alemania. Jon distribuye sus cervezas por los locales hosteleros de la zona, un circuito que poco a poco va extendiendo. Pero, aunque tiene como objetivo ampliar su negocio, prefiere seguir manteniendo su actual idiosincrasia. "No sé si quiero extenderlo demasiado... Yo quiero que siga siendo algo pequeño. Da vértigo el negocio grande", asegura. Hoy día Jon elabora cinco tipos de cerveza: una negra, una tostada, dos rubias y la cerveza de patxaran.
"Trato de ofrecer la mayor calidad posible, porque es ahí donde podemos competir", explica. "Y otro de los campos interesantes es la innovación: al tener una producción pequeña puedo experimentar, ofrecer algo diferente, como la cerveza de endrinas", añade este maestro cervecero, que trabaja bajo la callada y misteriosa mirada de los piratas y los poetas que habitaron en la comarca.